TRAS AGRESION EN ARGENTINA EN ACTO POR IOM HAATZMAUT


El carisma de los cadenazos
Por Alberto Amato, del Diario Clarín ante el ataque antisemita en Buenos Aires.

BUENOS AIRES (CJL) - El ataque sufrido ayer, otro más, por la comunidad judía argentina (por los argentinos que profesan la religión judía, para que se entienda bien) tiene el sello y la hediondez de las salvajadas cometidas a lo largo de nuestra historia democrática. Han estado siempre a cargo de grupos nazis, neo nazis, pro nazis, seudo nazis, ultra nazis, skinheads, en su versión más moderna, o como quieran llamarse esos extraños elementos sociales cuyo carisma radica en los cadenazos. Se llama nazis a ese grupo de individuos que, en cualquier lugar del mundo, se ha hecho masacrar con prusiana puntualidad en cuanta guerra han encarado. En la Argentina, que alberga la mayor comunidad judía de América latina y la memoria de los dos más grandes atentados contra esa comunidad, los grupos antisemitas han actuado siempre en épocas de paz y democracia. En las sangrientas dictaduras que supimos conseguir, no frecuentaron las calles por razones que no han sido aún estudiadas. Los criminales que ayer interrumpieron el acto recordatorio de la creación del Estado de Israel, lo hicieron bajo una sigla, FAR, que recuerda a la guerrilla de izquierda de los años 70. Pero uno de los detenidos fue identificado como perteneciente a esa entelequia social, política y todo servicio que se ha dado en llamar "Quebracho". La confusión juega en favor de la violencia. Lo de ayer no requiere un análisis, sino un test de salud mental. Aún así, la identificación plena y clara de los detenidos hará que, en forma excepcional, un atentado antisemita en el país no quede en la nada. A modo de curiosidad: una de las armas capturada a un atacante, hace aparecer una insólita y novísima versión ninja del antisemitismo. Pero en el fondo, la filosofía de quienes convencen sólo cuando arrasan, sigue siendo la misma. Son los organismos de la democracia los que tienen que aggiornarse para combatirlos. Y esa es una decisión política.

Fuente: Diario Clarín