
El Rabino Michel Schlesinger escribe sobre la visita del Papa a Israel
En su obra Contra el Fanatismo, Amós Oz cuenta que su "sabia abuela" explico la diferencia entre un judío y un cristiano. "Vea esto", dijo ella, "los cristianos creen que el Mesías ya estuvo aquí y que ciertamente volverá algún día. Los judíos sostienen que el Mesías aún está por venir.""Ya hubo", observó la sabia abuela del novelista israelí, "tanta rabia, persecución, tanto derramamiento de sangre, odio al respecto de esto... Por qué? Si el Mesías viniese y diría "Hola, es muy bueno volverlos a ver", los judíos van a tener que reconocer su engaño. Si, de otro modo, el Mesías llegara diciendo "mucho gusto, es placer conocerlos", todo el mundo cristiano tendrá que pedir disculpas a los judíos. Entre el día de hoy y ese momento, apenas viva y deje vivir" (páginas 38 e 39).Ayer, el Papa Benedicto XVI inició una visita de cinco días a Israel. Ese viaje conlleva el potencial de transmitir un mensaje inequívoco sobre la importancia de consolidarse una relación de reconocimiento entre católicos y judíos.A lo largo de la historia, esas dos comunidades vivieron momentos de aproximación y distanciamiento. Durante la Edad Media se fortaleció un sentimiento antijudío basado en absurdas afirmaciones de responsabilidad colectiva de la comunidad judía por la crucifixión de Jesús (el deicidio) o de que los judíos usaban sangre de niños cristianos para preparar sus panes sin fermento (matzót). Entre los episodios más trágicos, se destacan la expulsión de los judíos de España en 1492, durante la Inquisición ibérica, y las Cruzadas (Siglos XI-XIII).En el siglo XX, la aproximación entre esas dos comunidades recibió un gran incentivo con la publicación de la Declaración Nostra Aetate por el Papa Pablo VI, durante el Concilio Vaticano II, convocado aun por el papado de Juan XXIII, que afirma en su párrafo 4º: "Siendo así tan grande el patrimonio espiritual común de los cristianos y de los judíos, este sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar entre ellos el mutuo conocimiento y estima, los cuales se alcanzarán, sobretodo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con los diálogos fraternos." Solamente en diciembre de 1993 el Estado de Israel fue formalmente reconocido por el Vaticano.Durante el papado de Juan Pablo II, las relaciones entre católicos y judíos giran a su mejor momento. Karol Józef Wojtyla tenía una historia personal, desde su infancia en la ciudad de Wadowice, con amigos judíos polacos y dedicó mucha energía a la consolidación de los principios lanzados por la Nostra Aetate. Entre los momentos más sobresalientes de su historia con la comunidad judía, se destaca la visita que hizo a la sinagoga de Roma (1986).Desde que asumió la posición de Papa, Benedicto XVI participó de algunos momentos de tensión con la comunidad judía. La autorización para que la liturgia del Viernes Santo, que incentiva a la conversión de los judíos al catolicismo, fuese nuevamente utilizada causó insatisfacción en los líderes israelíes. La reintegración del Obispo lefebriano Richard Williamson fue ampliamente criticada, hasta por líderes de fuera de la comunidad judía, por haber mitigado él la importancia del Holocausto, afirmando que habían muerto "apenas" 300 mil judíos, y no 6 millones, y que las cámaras de gas nunca existieron. Ángela Merkel, canciller de Alemania, pedió al Papa Benedicto XVI que dejase "bien claro" que rechazaba la negación del Holocausto. Recientemente, el apoyo del Vaticano a la conferencia contra el racismo, en Ginebra, también disparó críticas al Papa actual, ya que Israel habría preferido que el Vaticano dejase de apoyar un evento que tendría la participación del iraní Mahmoud Ahmadinejad. Otro asunto polémico fue la beatificación de Pío XII, que vivió durante el apogeo del régimen nazi-fascista y fue considerado omiso por parte significativa de los historiadores.En Brasil, vivimos un momento extraordinario de aproximación entre católicos y judíos, el diálogo encontró eco definitivo en las pluralistas tierras brasileras. Mantengo personalmente una relación fraterna con representantes destacados de la comunidad católica brasilera, como don Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida y presidente del Consejo Episcopal Latino-Americano (CELAM), y don Odilo Pedro Scherer, cardenal-arzobispo de San Pablo. Estos hombres, entre tantos otros religiosos brasileros, están verdaderamente comprometidos con el diálogo y el respeto a las diversidades.El fanatismo es un fenómeno preocupante en las diversas comunidades religiosas. Así como falsos religiosos manipulan las Escrituras Sagradas para propagar el odio y la persecución, la religión puede ser la fuente inspiradora para una actitud pluralista. Los líderes religiosos responsables tienen un potencial valioso para el establecimiento de puentes entre diversos grupos. La religión debe ser una herramienta al servicio de la construcción de una sociedad de paz.Ninguna religión promueve el odio y la destrucción. Líderes irresponsables sacan citas milenarias de su contexto histórico para corroborar sus intereses políticos por medio de mensajes fanáticos. Medio Oriente conoció muchos años de intolerancia, y por ese motivo, los encuentros interreligiosos no podrían ocurrir en tierras mas apropiadas.Así, la visita de Benedicto XVI a Israel, en este momento, representa una verdadera oportunidad de aproximación. Se trata de una chance valiosa de reforzar las bases para un diálogo profundo y sincero. Que podamos inspirarnos por historias fascinantes de amor al prójimo como aquella de la abuela de Amós Oz, que, según la evaluación del propio escritor, "era definitivamente inmune al fanatismo. Conocía el secreto de convivir con situaciones abiertas, con conflictos no resueltos, con la diferencia del otro." (*) Michel Schlesinger, abogado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo, y rabino de la Congregación Israelita Paulista, ordenado por el Instituto Rabínico Schechter de Jerusalem.Fuente: O Estado de Sao Paulo
En su obra Contra el Fanatismo, Amós Oz cuenta que su "sabia abuela" explico la diferencia entre un judío y un cristiano. "Vea esto", dijo ella, "los cristianos creen que el Mesías ya estuvo aquí y que ciertamente volverá algún día. Los judíos sostienen que el Mesías aún está por venir.""Ya hubo", observó la sabia abuela del novelista israelí, "tanta rabia, persecución, tanto derramamiento de sangre, odio al respecto de esto... Por qué? Si el Mesías viniese y diría "Hola, es muy bueno volverlos a ver", los judíos van a tener que reconocer su engaño. Si, de otro modo, el Mesías llegara diciendo "mucho gusto, es placer conocerlos", todo el mundo cristiano tendrá que pedir disculpas a los judíos. Entre el día de hoy y ese momento, apenas viva y deje vivir" (páginas 38 e 39).Ayer, el Papa Benedicto XVI inició una visita de cinco días a Israel. Ese viaje conlleva el potencial de transmitir un mensaje inequívoco sobre la importancia de consolidarse una relación de reconocimiento entre católicos y judíos.A lo largo de la historia, esas dos comunidades vivieron momentos de aproximación y distanciamiento. Durante la Edad Media se fortaleció un sentimiento antijudío basado en absurdas afirmaciones de responsabilidad colectiva de la comunidad judía por la crucifixión de Jesús (el deicidio) o de que los judíos usaban sangre de niños cristianos para preparar sus panes sin fermento (matzót). Entre los episodios más trágicos, se destacan la expulsión de los judíos de España en 1492, durante la Inquisición ibérica, y las Cruzadas (Siglos XI-XIII).En el siglo XX, la aproximación entre esas dos comunidades recibió un gran incentivo con la publicación de la Declaración Nostra Aetate por el Papa Pablo VI, durante el Concilio Vaticano II, convocado aun por el papado de Juan XXIII, que afirma en su párrafo 4º: "Siendo así tan grande el patrimonio espiritual común de los cristianos y de los judíos, este sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar entre ellos el mutuo conocimiento y estima, los cuales se alcanzarán, sobretodo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con los diálogos fraternos." Solamente en diciembre de 1993 el Estado de Israel fue formalmente reconocido por el Vaticano.Durante el papado de Juan Pablo II, las relaciones entre católicos y judíos giran a su mejor momento. Karol Józef Wojtyla tenía una historia personal, desde su infancia en la ciudad de Wadowice, con amigos judíos polacos y dedicó mucha energía a la consolidación de los principios lanzados por la Nostra Aetate. Entre los momentos más sobresalientes de su historia con la comunidad judía, se destaca la visita que hizo a la sinagoga de Roma (1986).Desde que asumió la posición de Papa, Benedicto XVI participó de algunos momentos de tensión con la comunidad judía. La autorización para que la liturgia del Viernes Santo, que incentiva a la conversión de los judíos al catolicismo, fuese nuevamente utilizada causó insatisfacción en los líderes israelíes. La reintegración del Obispo lefebriano Richard Williamson fue ampliamente criticada, hasta por líderes de fuera de la comunidad judía, por haber mitigado él la importancia del Holocausto, afirmando que habían muerto "apenas" 300 mil judíos, y no 6 millones, y que las cámaras de gas nunca existieron. Ángela Merkel, canciller de Alemania, pedió al Papa Benedicto XVI que dejase "bien claro" que rechazaba la negación del Holocausto. Recientemente, el apoyo del Vaticano a la conferencia contra el racismo, en Ginebra, también disparó críticas al Papa actual, ya que Israel habría preferido que el Vaticano dejase de apoyar un evento que tendría la participación del iraní Mahmoud Ahmadinejad. Otro asunto polémico fue la beatificación de Pío XII, que vivió durante el apogeo del régimen nazi-fascista y fue considerado omiso por parte significativa de los historiadores.En Brasil, vivimos un momento extraordinario de aproximación entre católicos y judíos, el diálogo encontró eco definitivo en las pluralistas tierras brasileras. Mantengo personalmente una relación fraterna con representantes destacados de la comunidad católica brasilera, como don Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida y presidente del Consejo Episcopal Latino-Americano (CELAM), y don Odilo Pedro Scherer, cardenal-arzobispo de San Pablo. Estos hombres, entre tantos otros religiosos brasileros, están verdaderamente comprometidos con el diálogo y el respeto a las diversidades.El fanatismo es un fenómeno preocupante en las diversas comunidades religiosas. Así como falsos religiosos manipulan las Escrituras Sagradas para propagar el odio y la persecución, la religión puede ser la fuente inspiradora para una actitud pluralista. Los líderes religiosos responsables tienen un potencial valioso para el establecimiento de puentes entre diversos grupos. La religión debe ser una herramienta al servicio de la construcción de una sociedad de paz.Ninguna religión promueve el odio y la destrucción. Líderes irresponsables sacan citas milenarias de su contexto histórico para corroborar sus intereses políticos por medio de mensajes fanáticos. Medio Oriente conoció muchos años de intolerancia, y por ese motivo, los encuentros interreligiosos no podrían ocurrir en tierras mas apropiadas.Así, la visita de Benedicto XVI a Israel, en este momento, representa una verdadera oportunidad de aproximación. Se trata de una chance valiosa de reforzar las bases para un diálogo profundo y sincero. Que podamos inspirarnos por historias fascinantes de amor al prójimo como aquella de la abuela de Amós Oz, que, según la evaluación del propio escritor, "era definitivamente inmune al fanatismo. Conocía el secreto de convivir con situaciones abiertas, con conflictos no resueltos, con la diferencia del otro." (*) Michel Schlesinger, abogado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo, y rabino de la Congregación Israelita Paulista, ordenado por el Instituto Rabínico Schechter de Jerusalem.Fuente: O Estado de Sao Paulo