JUEGOS PELIGROSOS


El juego a dos bandas de Alemania con Irán
Por Raphaelle Elkrief para Guysen International News


A pesar de que un jefe de una empresa alemana haya sido condenado a 6 años de cárcel y a pagar 750.000 € de daños e intereses por haber vendido grafito a Teherán, las empresas alemanas siguen negociando con la República islámica. Y aunque la posición oficial enunciada por Angela Merkel consiste en una “política de desaliento”, a raíz de la decisión iraní de proseguir un programa nuclear, las empresas no sufren limitaciones para profesuir sus negocios. Un juego a dos bandas que molesta a los otros países europeos y a Israel.
Un hombre de negocios de 63 años fue condenado a seis años de cárcel, en Koblez, Alemania. Acusado de haber vendido 16 toneladas de grafito de alta calidad a Irán utilizadas para fabricar conductos, según el fiscal. Este comercio ilícito, que tuvo lugar entre 2005 y 2007 fue detenido cuando los agentes de las aduanas turcos interceptaron dos expediciones de 10 toneladas de grafito. Según los jueces, esta actividad habría podido tener “graves consecuencias para las relaciones internacionales alemanas”.Y mientras que empresas como Total se retiran de Irán a causa de la inestabilidad política, The Linde group, especialista en gases industriales en Alemania, desarrolla un proyecto con gas iraní, un acuerdo de 91 millones de euros de renta al año. En el centro del Congreso Internacional de Munich, frente a más de 2.000 accionistas y otros directores de la empresa, el Dr. Kazrem Moussavi preguntó a la dirección del grupo Linde: “¿cómo, como directores, pueden hacer negocios con un régimen que ridiculiza los derechos humanos de su pueblo, niega el Holocausto y reafirmó en numerosas ocasiones su deseo de borrar a Israel del mapa?”.K Moussavi, iraní que tuvo que huir de la República Islámica debido a la represión política, es también afiliado a las organizaciones políticas Stop the Bomb (detengan la bomba) que exhortan a las empresas a cesar todo comercio con el régimen Iraní.Otro caso de cooperación económica entre Alemania e Irán: el contrato firmado entre la compañía de gas Bávara Bayerngas y Teherán. Según el portavoz de la compañía, este proyecto implicaría la producción de un centenar de estaciones de gas. Los dirigentes se niegan a considerar que esta transacción obstaculizó las tentativas europeas y de la ONU para frenar el programa nuclear iraní. Estos tres negocios ponen de manifiesto el juego a dos bandas alemán en su “estrategia de desaliento”, que debería incitar a las empresas a cesar sus intercambios económicos con la República islámica. Una actitud, por otra parte, muy criticada. Alemania se unió al programa de sanciones contra Irán, pero no sanciona a las empresas que desean negociar con la República Islámica. Además, contrariamente a Estados Unidos, no existe ninguna legislación por la que se reduce la posibilidad de inversión en Irán. Concretamente, las empresas alemanas que quieren hacer negocios con el régimen de los Mollahs deben pedir un permiso al Ministerio de Economía que certifica que su contrato no está en oposición con el programa de sanciones de la ONU y Europa contra Irán. Con todo, el deseo de frenar los contactos económicos con el régimen de los Mollahs se remonta a 2007 cuando, bajo la presión francesa, los países europeos previeron sanciones económicas destinadas a desalentar a Irán en su deseo de obtener el arma nuclear. Como lo revelaba Le Monde en dicha fecha, el Presidente Sarkozy había ordenado a sus homólogos europeos imponer sanciones contra la República Islámica. La canciller Angela Merkel había declarado querer “seguir la misma línea” que su homólogo francés, sin embargo sigue manteniendo su postura, principalmente por razones económicas. Es cierto que Alemania es uno de los más grandes inversores en Irán, y la buena marcha económica de sus empresas depende de este país, a partir de ahora problemático.Y aunque Irán “sólo” figura en cuarto lugar de los destinos de las exportaciones alemanas, la pérdida de tales ingresos sería dañina para un gran número de empresas alemanas: “dos tercios de la industria iraní funciona con máquinas alemanas”.Las organizaciones patronales defienden a las empresas exportadoras de bienes industriales, por ello los márgenes de acción de la canciller parecen limitados. Según Michael Spaney, portavoz del Mideast freedom forum Berlin, las contradicciones alemanas son evidentes: “a pesar de que la canciller Angela Merkel “advierte de una actitud de apaciguamiento con Teherán, su Gobierno "desactiva" al mismo tiempo las tentativas de Francia y Gran Bretaña de imponer sanciones europeas contra el régimen iraní”, declaró. Un asunto del cual se beneficia el comercio irano-alemán. Según las cifras de la autoridad a cargo de controlar las exportaciones alemanas, su volumen habría aumentado, en 2008, en un 10,5% con relación a 2007, alcanzando un volumen de 4 mil millones de euros… Entonces, a pesar de la declaración de la canciller alemana, que afirma haber conseguido hacer bajar en un 30% el volumen del comercio entre Alemania e Irán, las relaciones económicas entre los dos países parecen seguir siendo privilegiadas. Un mal punto para Alemania, cuya canciller reivindicaba, en un discurso memorable en la Knesset en marzo de 2008, “la responsabilidad histórica de proteger los intereses securitarios de Israel y de aislar a Irán”.