EL ALTO EL FUEGO



Jana Beris

Para el analista en asuntos árabes Ehud Yaari, el grupo islamista "no le dirá que no a Egipto", en alusión a la iniciativa de alto el fuego del presidente Hosni Mubarak. Aun así, dado el desorden en el terreno y hasta la incomunicación entre el liderazgo máximo de Hamas y gran parte de los batallones armados, comprobar si el cese de las hostilidades funciona puede llevar varias horas, y hasta días. clic
El anuncio unilateral israelí sobre la suspensión del fuego no es aún sinónimo del comienzo de una calma segura. No está claro todavía cómo responderá Hamas.
Para el analista en asuntos árabes Ehud Yaari, el grupo islamista "no le dirá que no a Egipto", en alusión a la iniciativa de alto el fuego del presidente Hosni Mubarak. Aun así, dado el desorden en el terreno y hasta la incomunicación entre el liderazgo máximo de Hamas y gran parte de los batallones armados, comprobar si el cese de las hostilidades funciona puede llevar varias horas, y hasta días.
"El enfoque del gobierno israelí es muy acertado", opinó el diputado Tsaji Hanegbi, del partido de gobierno Kadima, que encabeza la Comisión de Exteriores y Seguridad del Parlamento. "Se pasa la decisión al otro lado. Nosotros paramos el fuego y ellos tienen que definir si hacen lo mismo. Si lo hacen, significa que la disuasión funcionó", declaró.
Según se desprende del discurso del primer ministro Ehud Olmert, al hacer su declaración de alto el fuego Israel presenta dos cartas destinadas a presionar a Hamas. En primer término, deja por ahora las tropas en el terreno, y aclara que sólo si hay un cese del fuego total considerará retirarlas "en el momento apropiado". Además, le advierte a Hamas que volverá a actuar sin reparos y en forma decidida si vuelve a disparar hacia Israel.
En segundo lugar, al no precisar cuánto tiempo permanecerán las tropas israelíes en Gaza, el gobierno de Olmert se reserva la decisión sobre el momento de la retirada y también de estudiar si el alto el fuego unilateral se convierte en una tregua a largo plazo que compromete a las dos partes. El gran temor de fondo era que Israel se complique dentro del territorio palestino sin tener una estrategia clara de salida, pero ésa no es la imagen que transmitió el ejército en su accionar en Gaza.
En cuanto a la advertencia, las imágenes desde el terreno son contundentes. La Franja de Gaza ha sufrido serios daños y 1200 palestinos han muerto. Aunque del lado palestino no se acepta el planteamiento israelí (según el cual hubo víctimas civiles porque Hamas utiliza a la población como escudos humanos), las consecuencias son un hecho.
"Interpretaron mal nuestra contención, se equivocaron al tomarlo como debilidad", dijo Olmert sobre el hecho que, durante ocho años, Israel no respondió a los cohetes Qassam disparados hacia el Sur.
Para concretar el objetivo de una calma duradera deberá contarse también con el apoyo, en el nivel internacional, de todos aquellos que puedan ayudar a evitar el contrabando de armas a Hamas desde Irán.
En el terreno hay expectativas y esperanzas, pero no demasiadas ilusiones. Nadie parece creer que haya comenzado la era de la paz.
En el mejor de los casos, habrá aquí una tregua. Quizá dure mucho más que la anterior.
LA NACION