CAMBIOS EN LA REGION



Luisa Corradini

Itongadol.- Lo más peligroso es que la guerra inflamó a la opinión pública egipcia, que está siempre al borde de la explosión", explicó Yoram Meital, presidente del Centro de Estudios sobre Medio Oriente en la Universidad Ben Gurion.
La guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza introdujo nuevos parámetros políticos que rápidamente provocarán cambios cruciales en Medio Oriente, según la opinión casi unánime que prevalece entre los expertos internacionales.
La primera víctima colateral de ese conflicto será, una vez más, la unidad del mundo árabe, con el riesgo implícito de desestabilización que pueden correr los regímenes más moderados, como Egipto, Arabia Saudita y Jordania.
La profundidad de esa división quedó en evidencia el viernes, durante la cumbre de la Liga Arabe en Doha, que fue boicoteada por el bloque prooccidental que integran esos tres países con la Autoridad Nacional Palestina de Mahmoud Abbas. Ante esa ausencia, la reunión fue dominada por el ala radical que dirige Irán e integran Siria, Yemen y las organizaciones palestinas Hamas (Gaza) y Hezbollah (Líbano).
"Si bien existe desde hace años, esa línea de fractura se profundizó con la guerra de Gaza", explicó Muhamad Ali Ibrahim, comentarista del diario egipcio Al Gumhurriya .
El conflicto dio al presidente egipcio, Hosni Mubarak, el pretexto que necesitaba para lanzar una ofensiva contra el "eje del mal" formado por Irán y los integristas religiosos del mundo árabe. Esa posición no tiene nada de emocional, sino que traduce la realpolitik de Mubarak, según interpretan expertos del Middle East Media Research Institute, con sede en Washington.
"No se puede permitir que Hamas surja de la guerra con el brazo en alto", le dijo Mubarak a uno de los cancilleres europeos que estuvieron a principios de enero en El Cairo. El primer motivo de inquietud es que Hamas se convierta en un peligroso modelo para los fanáticos de la Hermandad Musulmana, que tienen un fuerte apoyo en la opinión pública egipcia. "No sólo Hamas es una amenaza para la seguridad nacional. Lo más peligroso es que la guerra inflamó a la opinión pública egipcia, que está siempre al borde de la explosión", explicó Yoram Meital, presidente del Centro de Estudios sobre Medio Oriente en la Universidad Ben Gurion.
Mubarak, junto con su jefe de inteligencia, Omar Suleimán, también teme que una victoria (aunque sólo en apariencia) de Hamas fortalezca el prestigio de Irán y Siria ante la opinión pública árabe. Esos dos aliados, principales exponentes de la línea dura frente a Israel, se convertirían en polo de atracción para los grupos islamistas más radicales y, a mediano plazo, podrían amenazar el liderazgo que ejerce Egipto en la región.
Esas razones explican por qué Mubarak y Suleimán bregaron durante toda la guerra -en complicidad con Israel- por "controlar" la salida del conflicto y, sobre todo, definir el código que debe reglamentar la paz.
Por una parte, Egipto reclamó con tanta fuerza como Israel la creación de mecanismos de control para impedir que se repita el error cometido en el sur del Líbano después de la guerra de 2006. Gracias a los petrodólares y las armas enviadas por Irán, Hezbollah se rearmó y pudo financiar la reconstrucción de las zonas devastadas, con lo cual se ganó el corazón de los civiles damnificados por la guerra. El mismo riesgo existe con Hamas. Tolerar el contrabando de armas a través de la red de túneles en la zona de Rafah, como ocurría hasta ahora, significaría abrir las puertas de Gaza a Irán.
Es por esa razón que la semana pasada Mubarak viajó con Suleimán a Riad para entrevistarse con el rey Abdullah. Arabia Saudita, que monitorea todos los movimientos del régimen de los ayatollahs, puede ayudar a neutralizar los intentos iraníes de instalar un régimen satélite en Gaza.
Irán, que promete borrar a Israel del mapa, logró que -por diferentes razones- Egipto e Israel se aliaran frente a una amenaza común.
Aunque nadie lo dice en voz alta, todo el mundo sabe que en un futuro cercano se planteará la sucesión de Mubarak, que acaba de cumplir 80 años y aspira a organizar una transición ordenada. Después de haber sido un factor clave de estabilidad para su país desde que llegó al poder, en 1981, quiere evitar que su reemplazo sea explotado para desatar un proceso de caos en el país y, posiblemente, en la región.
A partir de mañana, todos los actores de la región deberán tomar en cuenta la aparición del "factor Obama". El próximo presidente norteamericano considera a Irán como "la clave que determina el comportamiento de Al-Assad en Siria, Hezbollah en el Líbano y Hamas en Gaza", explica Eytan Gilboa, experto del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad Bar Ilan. La idea de iniciar conversaciones con Irán para que suspenda su programa nuclear, expuesta durante la campaña, abrirá un período de incertidumbre y de reajustes. Pero Gilboa no es optimista al respecto.
Todos esos parámetros incidirán en la redistribución de posiciones que se producirá en el tablero de Medio Oriente después del conflicto de Gaza. Esa pos guerra, por el contexto y la forma en que están ubicadas las piezas, muestra una disposición sin precedente: por primera vez, como resultado de la presión integrista, Israel puede contar con el respaldo -tácito o explícito- de los dos mayores países del mundo árabe. Y ese realineamiento prefigura el comienzo de un conflicto de nuevo tipo.
La Nacion