Y la guerra continua…
Por Albert Bellaiche para Guysen International News


Volvemos a Israel, donde las emociones están en su apogeo, en parte, provocada por el hecho que el Hamas ha forzado a los israelíes a llevar a cabo una gran ofensiva militar y también, debido a la lluvia de cohetes y misiles que caen en el sur de Israel y en las ciudades interiores más distantes como el de Ashdod, Ashkelon y Beer Sheva..
Una situación que se ha vuelto insoportable. Insoportable, ese fue el calificativo empleado por Ehud Barak hace algún tiempo para justificar una posible decisión del Gobierno israelí de lanzar una respuesta contra el brazo armado de Irán en Gaza. Al respecto, los Israelíes indicaron en sucesivas ocasiones que su retención y paciencia no eran en absoluto una señal de debilidad como lo había asegurado tantas veces el Jizballah tras la guerra del Líbano, sino que entra en el marco de su voluntad y su determinación de esperar y esperar una calma o un cese definitivo frente a los disparos de cohetes y Al-Kassams, o incluso un nuevo período de tregua que el Hamas había rechazado desde el pasado 19 de diciembre. Todo el mundo sabe, a pesar de las reacciones hipócritas y sin consistencia de los falsos amigos y verdaderos enemigos de los unos y de los otros, que el Hamas como el Jizballah, cuando un atisbo de esperanza de paz aparece en el horizonte, hace todo lo posible por sabotear los resultados. Piensan poder lograr su objetivo a través de la fuerza, la amenaza y la provocación. Con todo, Mahmoud Abbas, el Presidente de la Autoridad palestina, y el Gobierno de Ehud Olmert dedicaron voluntad y aplicación para hacer avanzar el proceso que estaba en curso. En consecuencia, la mayoría de los Israelíes, a pesar de algunos irresponsables, en un 80%, están a favor de la intervención armada israelí con la esperanza de que pondrá fin a los disparos de cohetes y misiles que amargan su vida y la de sus compatriotas de las ciudades bombardeadas. Desgraciadamente el “alto el fuego” solicitado por la ONU es insuficiente y cuanto menos ambiguo en la medida en que se pide a Israel cesar los bombardeos y retirarse de Gaza sin hacer ninguna prescripción al Hamas por sus ataques. El Hamas por otra parte rechazó cualquier tregua o alto el fuego. E inevitablemente la guerra continua. Al respecto, el jefe del Hamas, Jaled Meshaal, que vive bien tranquilo en Siria, acaba de declarar que “Israel no ha logrado ningún objetivo”. ¡Como diciendo que no pasa nada y que para él todo sigue como estaba! En resumidas cuentas, Ehud Olmert, el jefe del Gobierno israelí, mucho más serio y más consciente de la situación, declara que: “Israel se acerca a sus objetivos” y añadió: “Hará falta mucha paciencia y determinación para lograr cambiar la situación de la seguridad en el sur de Israel. Infligimos golpes sin precedentes al Hamas el cual nunca será el mismo Hamas”, concluyó. ¡Está probablemente más cerca de la verdad que el exiliado de Damasco, Jaled Meshaal! Sin embargo, decir que la situación es delicada y difícil de descifrar sería un eufemismo ya que a pesar de las declaraciones contradictorias, en Egipto, invitada por el Presidente Hosni Mubarak, una delegación del Hamas llegó a El Cairo y se espera al Israelí Amos Gilad en los próximos días. Lo que hizo decir a una autoridadegipcia que “los debates fueron hasta ahora positivos”. Sin embargo, nada nuevo ocurre, sólo la guerra continúa, desgraciadamente. Y va a hacer falta una fuerte dosis de comprensión y buena voluntad para los partidarios de una paz sincera y verdadera en los dos campos, mientras que al mismo tiempo los organismos internacionales necesitarán una enorme imparcialidad y una fuerte objetividad si quieren de verdad conseguir una solución, esta vez global, o incluso una paz duradera y equitativa en Oriente Próximo. Su tarea será dura, incluso larga y difícil.