
REACCIONÓ ISRAEL CONTRA LA CONDENA DE ARGENTINA (AF – 5(1/09)
El embajador de Israel, Daniel Gazit, tuvo ayer un cruce complicado con la Cancillería argentina, cuando reclamó que el Gobierno de los Kirchner revirtiera su condena al Estado judío por los ataques aéreos y terrestres a la Franja de Gaza, y le pidió que condenara en cambio los incesantes golpes sobre territorio israelí del grupo terrorista Hamás, que se prolongan desde hace ocho años con el lanzamiento de cohetes, misiles y morteros. El ministerio que capitanea Jorge Taiana no sólo no se retractó de su postura inicial: emitió un segundo comunicado en el que reiteró su «condena a la incursión terrestre efectuada por Israel en la Franja de Gaza así como el uso desproporcionado de la fuerza por parte de ese país». En un segundo párrafo, el Gobierno argentino dice que «reitera su condena el lanzamiento de misiles por parte de grupos palestinos contra territorio israelí», pero acto seguido «insta a Israel a que se retire de la Franja de Gaza y a que respete plenamente sus obligaciones de conformidad con el Derecho Internacional y tome todos los recaudos necesarios para proteger a la población civil palestina, que ha sido la que más ha sufrido como consecuencia de estos enfrentamientos». El comunicado seguramente no cayó bien en la sede de la embajada: las palabras elegidas por el redactor sin dudas ponen todo el peso de la responsabilidad de lo que ocurre en Medio Oriente en Israel; también parece ignorar el sufrimiento al que vienen sometidos más de un millón de habitantes del sur de Israel desde que comenzaron los bombardeos de Hamás hace ocho años, y habla de esta organización con el impreciso término «grupos palestinos», sin siquiera mencionarlo por su nombre y evitando calificarlo de terrorista. La posición argentina parece desmentir el declamado acercamiento de los Kirchner al Estado judío -al que Cristina de Kirchner visitó cuando era senadora por Santa Cruz- y en cambio parece confirmar los temores del ala más dura de la dirigencia judía local, respecto de lo preocupante de los vínculos de los Kirchner con Venezuela, su negativa a cortar lazos comerciales con Irán y la falta de resolución oficial para atacar el tema de la «conexión local» en el atentado terrorista contra la AMIA.
El embajador de Israel, Daniel Gazit, tuvo ayer un cruce complicado con la Cancillería argentina, cuando reclamó que el Gobierno de los Kirchner revirtiera su condena al Estado judío por los ataques aéreos y terrestres a la Franja de Gaza, y le pidió que condenara en cambio los incesantes golpes sobre territorio israelí del grupo terrorista Hamás, que se prolongan desde hace ocho años con el lanzamiento de cohetes, misiles y morteros. El ministerio que capitanea Jorge Taiana no sólo no se retractó de su postura inicial: emitió un segundo comunicado en el que reiteró su «condena a la incursión terrestre efectuada por Israel en la Franja de Gaza así como el uso desproporcionado de la fuerza por parte de ese país». En un segundo párrafo, el Gobierno argentino dice que «reitera su condena el lanzamiento de misiles por parte de grupos palestinos contra territorio israelí», pero acto seguido «insta a Israel a que se retire de la Franja de Gaza y a que respete plenamente sus obligaciones de conformidad con el Derecho Internacional y tome todos los recaudos necesarios para proteger a la población civil palestina, que ha sido la que más ha sufrido como consecuencia de estos enfrentamientos». El comunicado seguramente no cayó bien en la sede de la embajada: las palabras elegidas por el redactor sin dudas ponen todo el peso de la responsabilidad de lo que ocurre en Medio Oriente en Israel; también parece ignorar el sufrimiento al que vienen sometidos más de un millón de habitantes del sur de Israel desde que comenzaron los bombardeos de Hamás hace ocho años, y habla de esta organización con el impreciso término «grupos palestinos», sin siquiera mencionarlo por su nombre y evitando calificarlo de terrorista. La posición argentina parece desmentir el declamado acercamiento de los Kirchner al Estado judío -al que Cristina de Kirchner visitó cuando era senadora por Santa Cruz- y en cambio parece confirmar los temores del ala más dura de la dirigencia judía local, respecto de lo preocupante de los vínculos de los Kirchner con Venezuela, su negativa a cortar lazos comerciales con Irán y la falta de resolución oficial para atacar el tema de la «conexión local» en el atentado terrorista contra la AMIA.