INTERESANTE NOTA EN DIARIO ESPAÑOL


Política virtual
Florentino Portero


http://www.elimparcial.es/nacional/politica-virtual-32081.html

Una de las frases más recordadas y citadas de Winston Churchill es aquella que califica a la democracia como el peor de todos los regímenes políticos para, a continuación, advertir que con la sola excepción de todos los demás. El juego de palabras del insigne estadista británico nos recuerda dos lecciones que deberíamos haber aprendido: que la democracia es tan insuficiente como irreemplazable.
Como si de una exquisita flor de invernadero se tratara, los requisitos para que la democracia se desarrolle son muchos y exigentes. Uno de ellos es la existencia de ciudadanos. La condición de persona no es suficiente para dar sentido al más sofisticado de los regímenes políticos. Además de dignidad, los ciudadanos tienen estar en condiciones de ejercer derechos y deberes. No es sólo cuestión de querer, además hay que poder.
La historia nos muestra hasta qué punto las personas soportan con dificultad la responsabilidad de ser ciudadano y con que facilidad desisten y dejan hacer al poder político en un deriva que a menudo acaba en desastre. Cada época tiene su forma de articular estas dejaciones. En nuestros días los expertos en comunicación política se entregan a la creación de mundos virtuales, donde político y votantes comparten referencias a valores, interpretaciones de hechos relevantes e ilusiones. Qué decir de la importancia de las empresas de comunicación en estas circunstancias, convertidas en "servidores" que colaboran en la generación del mundo virtual del político o partido al que apoyan.
Obama es ya el 44 Presidente de Estados Unidos tras una larga campaña electoral en la que pasó de ser un desconocido, que parecía llegar para hacer méritos, a convertirse en carismático icono del principio de siglo. El antiguo senador por Illinois ha demostrado excepcionales condiciones políticas y, sobre todo, comprensión de cómo se hace política en los tiempos que corren. No tuvo reparo ni pudor para generar expectativas irreales, echó en cara a la senadora Clinton el que se presentara con un programa en exceso moderado y la calificó de representante de un establishment responsable de todas las desgracias imaginables a las que él pondría fin. La senadora perdió las primarias ante la marea de ilusiones despertadas por Obama y el nuevo candidato se quedó con el programa de la derrotada, abandonando el suyo en el baúl de las promesas olvidadas. Ya Presidente Electo formó un equipo que bien podía ser calificado como la quintaesencia del establisment demócrata. En la actualidad tanto su equipo de comunicación como las empresas afines tratan de explicarnos que por sentido de la responsabilidad el Presidente renuncia a realizar grandes reformas. La crisis económica, hipoteca que le priva de margen de maniobra, es también el argumento idóneo para justificar tanta dejación de promesas. La ilusión cumplió su función. Obama ya es Presidente y sus votantes continúan embelesados por quien les ha dejado engañarse.
Entre nosotros, el inefable Rodríguez Zapatero, en vez de ocuparse de sacarnos del atolladero en que circunstancias internacionales y su proverbial incompetencia nos han metido, se ha convertido en apóstol de Obama. No sabemos que es lo que más le gusta, si el que sea miembro de una iglesia evangelista, la reivindicación de los valores cristianos y de los principios sobre los que se levantó la democracia americana, su defensa del libre mercado, su compromiso a defender el estatuto de nación más poderosa de la tierra o su generoso ofrecimiento a "liderar" el mundo libre. Ideas, todas ellas, que como sabemos caracterizan el pensamiento post-socialista del PSOE en la actualidad. ¡Qué más da que defender a Obama sea incoherente! Lo fundamental es que así se supera la imagen de humillante ruptura con EE.UU. por los estúpidos errores cometidos por Zapatero y nuestro Presidente, en sus horas más bajas, y se sitúa bajo el halo protector del icono por excelencia de la nueva América. Si los medios de comunicación afines consiguen dar verosimilitud a esta realidad virtual, la operación ha valido la pena.
La comunicación pierde interés por informar y descubre una alarmante pasión por formar. A cambio de un ingente número de servicios característicos del denominado Estado de Bienestar, el ciudadano va cediendo espíritu crítico. Sólo la amenaza de perderlos le lleva a la indignación, porque se ha convencido de que son derechos adquiridos. Apenas si reacciona ante los modernos ardides de la comunicación política, dejándose llevar cual borrego a donde le corresponde.

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