UN ANALISIS DE SU DISCURSO


Binyamin Netanyahu, un paso por la paz
Por Guy Senbel para Guysen International News


Esta semana, desearíamos dialogar con nuestros lectores sobre el discurso de Binyamin Netanyahu pronunciado en el Centro Beguin Sadat por la paz, en la Universidad de Bar Ilan. “ESTADO”, el jefe del Gobierno israelí habló por primera vez de un “Estado palestino”. En su primer discurso de Política Exterior desde las elecciones legislativas del pasado mes de febrero, Binyamin Netanyahu escribió una página importante, el domingo 14 de junio, dando un verdadero paso por la paz.
Numerosos comentaristas sólo destacaron un cambio de tono, el control hábil de lo que sólo sería retórica. Es con todo el sexto Primer Ministro israelí en concebir y aceptar el principio de la creación de un Estado palestino. Como sus antecesores, emite condiciones. Como sus antecesores, piensa sinceramente que no hay otra opción posible. Binyamin Netanyahu se distingue de todos los hombres políticos de la derecha israelí. Si su discurso del 14 de junio es un discurso histórico, es porque rompe con una idea de fuerza, que en primer lugar funde la dicotomía derecha-izquierda en Israel. Tradicionalmente, la derecha no está a favor de la creación de un Estado palestino, y la izquierda es, al contrario, partidaria de una solución a dos Estados. Ciertamente, las fronteras de 1967 son más favorables para la seguridad de Israel, se decía al Likud. Pero la derecha popular no se oponía tampoco al principio de una cohabitación con las poblaciones árabes, israelíes o palestinas. La creación de un segundo Estado, en esta lógica política, no tenía ningún sentido. Netanyahu rompió con esta tradición. La inmensa mayoría de los Israelíes se adhiere a la propuesta. Y la parte fundamental de la clase política israelí está a favor de la creación de un Estado palestino. Otros le acusaron de dar una respuesta al discurso de Barack Obama en El Cairo, el 4 de junio, lamentando que tales declaraciones, si se hubieran pronunciado inmediatamente después de su elección, hubieran permitido a Israel estar en posición de iniciativa y parecer menos reactivo. Netanyahu no respondió a Obama. Si hubiera debido hacerlo, habría abordado la cuestión de Irán, para hablar de miedos legítimos. También habría abogado la legendaria “hoja de ruta” o habría mencionado la insuficiencia de madurez política de los Palestinos, el aumento del riesgo securitario para Israel, la corrupción o simplemente la ausencia de voluntad. Ya que las naciones y los pueblos que aspiran a disponer de ellos no renunciarían a un Estado independiente, a su himno y a su bandera, al honor de su pueblo. Palestina no sería el primer país “no militarizado”. Existen 27, entre ellos Mónaco, Panamá, las Islas Salomón, San Marino o el Vaticano. Esta condición emitida por el Primer Ministro israelí hizo derramar mucha tinta. Pero la no militarización no significa la ausencia de seguridad. No hay Estado posible sin policía. Y ésta ya está armada por los israelíes, según los acuerdos que sólo los Israelíes habían respetado. Las otras condiciones no son inadmisibles. Netanyahu pide el final de las violencias y del terror que el Hamas personifica; pide también que “los Palestinos reconozcan Israel como el Estado del pueblo judío”… Exige simplemente que el reconocimiento sea mutuo. Su discurso sobre los asentamientos tampoco tranquilizó. Con todo se comprometió a prohibir nuevas colonias, precisando no obstante que sus habitantes tenían derecho a una vida normal, y que no eran “ni los enemigos del pueblo, ni los enemigos de la paz”, reconociendo así la responsabilidad de Israel de apoyar a algunas poblaciones en los territorios conquistados en 1967. A la hora en que se habla de desmantelamiento de algunas colonias de Judea y Samaria, los 300.000 Israelíes que viven ahí tenían la necesidad de ser reconocidos como “parte de Israel”. Al reconocerlos como “sionistas pioneros”, reconcilia a los Israelíes entre ellos. Más allá de las condiciones destinadas a tranquilizar a los Israelíes sobre el contenido de su compromiso por la paz, el Primer Ministro se declaró dispuesto a viajar “a Damasco, Riad, Beirut, donde sea incluido Jerusalén”, revelando así la ambición de todos los Jefes de Estado israelíes. Visitar Damasco. Negociar en Beirut. Recibir a otros Jefes de Estados árabes en la Keneset, en la vía de Menahem Begin. El Primer Ministro no respondió a Obama. Se dirigió a los Israelíes y al conjunto de los socios a favor de la paz en el mundo árabe para dar un paso hacia la paz. Por otra parte la Casa Blanca, que esperaba un discurso sobre la seguridad de Israel, se declaró satisfecha del discurso, “un importante paso adelante” para la Presidencia americana. Un comunicado indica que Obama está a favor de una “Palestina independiente” y un “Estado judío de Israel”, una pretensión de Netanyahu.
Esta noche, pensamos en Guilad Shalit, soldado de Tzahal, rehén del Hamas en Gaza desde hace 1091 días.