
Una prisión de pueblos a escala reducida
Por Thomás Zylberstein para Guysen International News
La Unión Europea lleva a cabo actualmente una investigación sobre el conflicto ruso-georgiano del pasado verano la cual presenta a Mikheil Saakashvili, el Presidente georgiano, bajo un foco poco adulador. Un documento secreto podría demostrar que el Presidente georgiano había preparado una “guerra de agresión” en Osetia del Sur contrariamente a la tesis de “guerra defensiva” respaldada desde las autoridades georgianas. En nombre de la imparcialidad, la comisión de investigación europea está dirigida por expertos internacionales sagaces, nombrados por ser competentes y por su conocimiento de la región.
A la cabeza de ésta comisión se sitúa el diplomático suizo Heidi Tagliavini, antiguo enviado especial del Secretario General de la ONU para Georgia y Abjasia entre 2002 y 2006. Uwe Schramm, su suplente, es un antiguo embajador de Alemania en Georgia. El antiguo Ministro de Asuntos Exteriores alemán Joschka Fischer es también consejero en esta comisión. La clave de esta investigación es la intervención televisada del pasado 7 de agosto de 2008, de Mamuka Kurashvili, el comandante georgiano de las fuerzas para el mantenimiento de la paz que se encontraban en Osetia del Sur antes del conflicto del verano pasado. Durante ésta, había dado una justificación legal al ataque llevado a cabo contra la provincia separatista georgiana. En efecto, Osetia del Sur había declarado unilateralmente su independencia a principios de los años noventa. El general había declarado frente a la prensa que Georgia había decidido “restablecer el orden constitucional en toda la región”. Palabras pronunciadas al principio de esta guerra de cinco días entre Rusia y Georgia. Hay que recordar que esta guerra representó la más peligrosa confrontación entre el este y el oeste desde el final de la guerra fría. Los europeos se habían dado cuenta de que un conflicto armado con Rusia en su propio continente no era inconcebible. Se había logrado rápidamente un alto el fuego, gracias a los esfuerzos del Presidente francés Nicolas Sarkozy. Sin embargo, sólo se trataba de una contemporización. Los Europeos se atascan en elaborar una estrategia a largo plazo para esta región que, tal como ocurre con los Balcanes, sigue siendo un verdadero peligro. Lo que causó que el Consejo de la Unión Europea llevara a cabo una investigación sobre el conflicto. Desde el mes de diciembre de 2008, diplomáticos, responsables militares, historiadores y expertos en derecho internacional examinan los factores que pudieron contribuir al desencadenamiento de la guerra. Estos esfuerzos parecen haber dado resultado. La famosa revista de referencia alemana “Der Spiegel” obtuvo una información que dejaba pensar que las declaraciones del general Kurashvili no eran anodinas. Indica que el Presidente Saakashvili no pretendía rechazar “la agresión rusa”, como sigue declarándolo hasta la fecha, sino llevar una “guerra de agresión”. Estas afirmaciones del general georgiano harían referencia a un documento georgiano, el decreto “Order Nº 2”, que pueden aclarar la identidad del primer atacante. En Moscú también, cuando la Comisión Europea pregunta a Anatoly Nogovitsyn, el vicejefe del Estado Mayor ruso, citó el mismo documento georgiano. A su modo de ver, el documento contendría la frase “restablecimiento del orden constitucional”. Si este documento, interceptado por la información rusa, es autentificado, demostraría que el Presidente georgiano mintió. El Gobierno georgiano se niega a mostrar este decreto controvertido a la comisión. En Tiflis, declaran que se trata de un secreto de Estado. Para los investigadores europeos, la elección de las palabras utilizadas por el liderazgo georgiano reviste una importancia capital. El 8 de agosto de 2008 a las 12:20, el Presidente Saakashvili, que es un abogado muy sagaz, había declarado que “la mayoría del territorio de Osetia del Sur ha sido liberado”, echando la culpa a los “rebeldes separatistas (las milicias de Osetia del Sur)” por sus combates. No obstante, cuatro días después del principio de la guerra, cuando el ejército ruso ya había rechazado a las tropas georgianas fuera del territorio osetio y sólo estaban a 50 kilómetros de la capital Tiflis, el Presidente georgiano había dado la sorpresa. Había anunciado a las 10:00 de la mañana del 7 de agosto que los rusos habían planeado enviar 150 tanques de asalto por el túnel Roki, que hace la conexión entre Osetia del Sur y del Norte. Osetia del Norte forma hoy parte integral de la Federación Rusa. En ese momento, había explicado que no tenía “otra elección”. Repentinamente, no era una cuestión de “liberación” sino de “defensa personal”. En realidad, el líder georgiano, como los observadores occidentales lo señalaron, ya había movilizado aproximadamente a 12.000 soldados y 75 tanques en la frontera de Osetia del Sur la mañana del 7 de agosto. En un decreto que pedía la movilización general, que no se publicó antes del 9 de agosto, Mikheil Saakashvili tenía en cuenta que las tropas rusas habían avanzado a través del túnel Roki el 8 de agosto. Hay que recordar que el ataque georgiano está fechado el 7 de agosto, es decir, mucho antes de los movimientos rusos de los que habla el Presidente georgiano. En la noche del 7 de agosto, a 1:30 de la mañana, las fuerzas georgianas lanzaban su ofensiva y se apoderaban de una parte de Tskhilvali, la capital de Osetia del Sur. La comisión de investigación europea, que interrogó a oficiales superiores del ejército ruso y a políticos de Moscú, y que llegó a Tiflis durante las recientes semanas, examina de cerca todas estas contradicciones, tanto del lado georgiano, como ruso. Los investigadores condenan firmemente al ejército ruso por no hacer nada por impedir a los Sur-Osetios quemar y destruir pueblos georgianos, situados en su territorio en Osetia del Sur, así como expulsar a sus habitantes. El informe de la comisión, que se hará público a principios del verano 2009, criticará las prácticas de Rusia en Osetia del Sur. Las autoridades rusas proporcionaron a los Sur-Osetios pasaportes rusos durante años, cosa que los expertos en derecho internacional consideran como una injerencia en los asuntos georgianos. Sin embargo, las investigaciones de la UE parecen ser aún más un problemáticas para el Presidente georgiano y sus ayudantes, muy nerviosos por lo que podría resultar de esta comisión independiente. Georgia, pequeño estado recientemente independiente de su vecino invasor ruso, antiguamente soviético, parece haber jugado en exceso su “carta del victimismo”. Los Osetios del sur, tal como ocurre con los Abjasios, eran, al igual que Georgia en la época soviética, prisioneros de una prisión de pueblos. Georgia en este caso, resultó también ser una prisión de pueblos, pero a escala reducida.
Por Thomás Zylberstein para Guysen International News
La Unión Europea lleva a cabo actualmente una investigación sobre el conflicto ruso-georgiano del pasado verano la cual presenta a Mikheil Saakashvili, el Presidente georgiano, bajo un foco poco adulador. Un documento secreto podría demostrar que el Presidente georgiano había preparado una “guerra de agresión” en Osetia del Sur contrariamente a la tesis de “guerra defensiva” respaldada desde las autoridades georgianas. En nombre de la imparcialidad, la comisión de investigación europea está dirigida por expertos internacionales sagaces, nombrados por ser competentes y por su conocimiento de la región.
A la cabeza de ésta comisión se sitúa el diplomático suizo Heidi Tagliavini, antiguo enviado especial del Secretario General de la ONU para Georgia y Abjasia entre 2002 y 2006. Uwe Schramm, su suplente, es un antiguo embajador de Alemania en Georgia. El antiguo Ministro de Asuntos Exteriores alemán Joschka Fischer es también consejero en esta comisión. La clave de esta investigación es la intervención televisada del pasado 7 de agosto de 2008, de Mamuka Kurashvili, el comandante georgiano de las fuerzas para el mantenimiento de la paz que se encontraban en Osetia del Sur antes del conflicto del verano pasado. Durante ésta, había dado una justificación legal al ataque llevado a cabo contra la provincia separatista georgiana. En efecto, Osetia del Sur había declarado unilateralmente su independencia a principios de los años noventa. El general había declarado frente a la prensa que Georgia había decidido “restablecer el orden constitucional en toda la región”. Palabras pronunciadas al principio de esta guerra de cinco días entre Rusia y Georgia. Hay que recordar que esta guerra representó la más peligrosa confrontación entre el este y el oeste desde el final de la guerra fría. Los europeos se habían dado cuenta de que un conflicto armado con Rusia en su propio continente no era inconcebible. Se había logrado rápidamente un alto el fuego, gracias a los esfuerzos del Presidente francés Nicolas Sarkozy. Sin embargo, sólo se trataba de una contemporización. Los Europeos se atascan en elaborar una estrategia a largo plazo para esta región que, tal como ocurre con los Balcanes, sigue siendo un verdadero peligro. Lo que causó que el Consejo de la Unión Europea llevara a cabo una investigación sobre el conflicto. Desde el mes de diciembre de 2008, diplomáticos, responsables militares, historiadores y expertos en derecho internacional examinan los factores que pudieron contribuir al desencadenamiento de la guerra. Estos esfuerzos parecen haber dado resultado. La famosa revista de referencia alemana “Der Spiegel” obtuvo una información que dejaba pensar que las declaraciones del general Kurashvili no eran anodinas. Indica que el Presidente Saakashvili no pretendía rechazar “la agresión rusa”, como sigue declarándolo hasta la fecha, sino llevar una “guerra de agresión”. Estas afirmaciones del general georgiano harían referencia a un documento georgiano, el decreto “Order Nº 2”, que pueden aclarar la identidad del primer atacante. En Moscú también, cuando la Comisión Europea pregunta a Anatoly Nogovitsyn, el vicejefe del Estado Mayor ruso, citó el mismo documento georgiano. A su modo de ver, el documento contendría la frase “restablecimiento del orden constitucional”. Si este documento, interceptado por la información rusa, es autentificado, demostraría que el Presidente georgiano mintió. El Gobierno georgiano se niega a mostrar este decreto controvertido a la comisión. En Tiflis, declaran que se trata de un secreto de Estado. Para los investigadores europeos, la elección de las palabras utilizadas por el liderazgo georgiano reviste una importancia capital. El 8 de agosto de 2008 a las 12:20, el Presidente Saakashvili, que es un abogado muy sagaz, había declarado que “la mayoría del territorio de Osetia del Sur ha sido liberado”, echando la culpa a los “rebeldes separatistas (las milicias de Osetia del Sur)” por sus combates. No obstante, cuatro días después del principio de la guerra, cuando el ejército ruso ya había rechazado a las tropas georgianas fuera del territorio osetio y sólo estaban a 50 kilómetros de la capital Tiflis, el Presidente georgiano había dado la sorpresa. Había anunciado a las 10:00 de la mañana del 7 de agosto que los rusos habían planeado enviar 150 tanques de asalto por el túnel Roki, que hace la conexión entre Osetia del Sur y del Norte. Osetia del Norte forma hoy parte integral de la Federación Rusa. En ese momento, había explicado que no tenía “otra elección”. Repentinamente, no era una cuestión de “liberación” sino de “defensa personal”. En realidad, el líder georgiano, como los observadores occidentales lo señalaron, ya había movilizado aproximadamente a 12.000 soldados y 75 tanques en la frontera de Osetia del Sur la mañana del 7 de agosto. En un decreto que pedía la movilización general, que no se publicó antes del 9 de agosto, Mikheil Saakashvili tenía en cuenta que las tropas rusas habían avanzado a través del túnel Roki el 8 de agosto. Hay que recordar que el ataque georgiano está fechado el 7 de agosto, es decir, mucho antes de los movimientos rusos de los que habla el Presidente georgiano. En la noche del 7 de agosto, a 1:30 de la mañana, las fuerzas georgianas lanzaban su ofensiva y se apoderaban de una parte de Tskhilvali, la capital de Osetia del Sur. La comisión de investigación europea, que interrogó a oficiales superiores del ejército ruso y a políticos de Moscú, y que llegó a Tiflis durante las recientes semanas, examina de cerca todas estas contradicciones, tanto del lado georgiano, como ruso. Los investigadores condenan firmemente al ejército ruso por no hacer nada por impedir a los Sur-Osetios quemar y destruir pueblos georgianos, situados en su territorio en Osetia del Sur, así como expulsar a sus habitantes. El informe de la comisión, que se hará público a principios del verano 2009, criticará las prácticas de Rusia en Osetia del Sur. Las autoridades rusas proporcionaron a los Sur-Osetios pasaportes rusos durante años, cosa que los expertos en derecho internacional consideran como una injerencia en los asuntos georgianos. Sin embargo, las investigaciones de la UE parecen ser aún más un problemáticas para el Presidente georgiano y sus ayudantes, muy nerviosos por lo que podría resultar de esta comisión independiente. Georgia, pequeño estado recientemente independiente de su vecino invasor ruso, antiguamente soviético, parece haber jugado en exceso su “carta del victimismo”. Los Osetios del sur, tal como ocurre con los Abjasios, eran, al igual que Georgia en la época soviética, prisioneros de una prisión de pueblos. Georgia en este caso, resultó también ser una prisión de pueblos, pero a escala reducida.