LA EXPERIENCIA DE BARAK Y SUS RESULTADOS


El "blitz" de Ehud Barak
Mario Ablin para AURORA DIGITAL


La operación "Gobierno de coalición'' fue conducida por Ehud Barak con precisión militar. Desinformación, reuniones secretas, círculo hermético de colaboradores, concertación de un acuerdo de coalición en tiempo récord, convocatoria de la Asamblea partidaria, todo en ``tiempo real'' y jugando la carta de todo o nada. Los resultados de la negociación han sido, desde el punto de vista de los logros concretos, altamente favorables para el Partido Laborista: detentación de los Ministerios de Defensa, Industria y Comercio, Agricultura y Asistencia social; dos cargos de vice-ministro y la presidencia de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knéaset, así como la futura instrumentación de varios compromisos programáticos que hacen a la plataforma de Avodá. Por supuesto, un apreciable sector del Laborismo critica el acuerdo alcanzado con Netaniahu acusando a Barak de ``vender'' la ideología social democrática de Avodá por un ``plato de lentejas''. Según los opositores la maniobra de Barak, ayudado por Biniamín Ben Eliezer, Itzjak Herzog y Shalom Simjón, representa el quiebre total de la ideología histórica del Laborismo.En realidad el proceso de erosión ideológica del sionismo socialista histórico, seguido por la variante social democrática del Laborismo actual, comenzó a gestarse décadas atrás, siendo la actual línea pragmática de Barak la consecuencia de dicho desgaste y no su causa. Avodá representó históricamente una elite ideológica que encaró cambios sociales radicales en los comienzos del Estado y que luego fue gradualmente evolucionando hacia posiciones crecientemente pragmáticas, dentro de un contexto de institucionalización y rutinización. Ese fenómeno conocido como ``el problema del segundo día'' se caracteriza por la necesidad de adaptación de los cuadros revolucionarios a la rutinización de la vida política, desarrollando necesariamente las mismos posiciones más pragmáticas para la administración corriente de los asuntos del Estado. También Avodá ha perdido con el tiempo su entusiasmo ideológico por influencia del contexto político y socio-cultural, vigente tanto a nivel nacional como internacional, marcado por un clima intelectual de ``fin de las ideologías''. Este proceso de pragmatización, el cual era inevitable, no implica que el Laborismo se encuentre totalmente vacío de postulados ideológicos, aunque éstos sean formulados actualmente con un sentido más genérico, dentro de una actitud de mayor ductilidad frente a las necesidades cambiantes de la sociedad israelí.En lo que respecta a la maniobra política de Barak hay quienes sostienen que el líder de Avodá esperó, antes de poner en marcha su movida para incorporar el Laborismo al Gobierno que presidirá Netaniahu, a la ``autorización'' o conformidad de Avigdor Liberman. Comentaristas sostienen que si hay algo que exterioriza más que nada el desmoronamiento del Partido Avodá, aún más que el número reducido de mandatos, es el hecho que un descollante movimiento político que construyó el Ejército, el Movimiento Kibutziano e instituciones educativas, se encuentre hoy en una situación subsidiaria, dependiendo del beneplácito de un político como Liberman para recibir ``luz verde'' para su incorporación a la coalición de Gobierno.En realidad, la coyuntura política ha sido distinta. Es Biniamín Netaniahu quién ha hecho lo posible y lo imposible para que el Partido Laborista integre el futuro Gobierno. Netaniahu sabe que una coalición de extrema derecha no podrá enfrentar los serios desafíos que esperan a Israel, tanto en el plano internacional como en el interno, y que sólo el agregado de un contrapeso de centro izquierda liberal permitirá al Gobierno obtener la legitimidad necesaria para llevar a cabo sus funciones.Asimismo, desde el punto de vista del ciudadano común, la presencia de Barak al frente del Ministerio de Defensa brinda una cierta tranquilidad psicológica de contar en esa importante cartera con un líder experimentado en cuestiones militares, necesidad que se estima imprescindible en el contexto conflictivo que rodea a Israel: la amenaza de Irán, Hezbollah en el frente norte, Hamás en el frente sur y Siria con un signo de interrogación.Retomando el análisis de la maniobra política de Barak, cabe destacar que un protagonista de importancia que facilitó el éxito de la negociación fue el apoyo activo brindado por el secretario general de la Confederación General de Trabajadores (Histadrut) Ofer Eini, quien puso todo su peso en la balanza para concretar el éxito del acuerdo Likud-Avodá.Es interesante destacar que Eini concibe ese entendimiento como parte de una estrategia socio-económica de concertación tripartita respecto al manejo de la economía nacional, apoyado en un terceto compuesto por los representantes del Gobierno, la Central Sindical y la Asociación Empresarial.Ese modelo de concertación es una forma de ensanchar la participación de corporaciones centrales, gubernamentales, empresarias y sindicales, sin llegar al corporativismo ya que el modelo no viene a sustituir la representación política partidaria, en el marco de un régimen democrático. Ese modelo suele ser institucionalizado a través de un Consejo Económico y Social y el acuerdo político alcanzado asegura a Eini dos interlocutores de enorme importancia para su instrumentación.En un reciente artículo el veterano líder de la izquierda sionista Iosi Sarid, escribió una suerte de epitafio para el Partido Laborista: ``Ahora la responsabilidad hacia la nación vuelve como farsa y también como tragedia. Un partido social democrático nunca ha sido, como ahora, tan indispensable a Israel y nunca el Partido Avodá ha sido miserable y redundante como ahora. Es una falta de responsabilidad dejar un país democrático sin oposición, sin alternativa, sin esperanza''.Indudablemente, el rumbo que ha elegido el Partido Avodá encierra un gran signo de interrogación respecto al futuro de dicha agrupación política. Hay quienes sostienen que la participación en el Gobierno de Netaniahu será el entierro del Laborismo; otros piensan que la historia no está predeterminada y encierra sorpresas, de ahí que los efectos de decisiones políticas de importancia sólo pueden ser evaluados en el mediano y largo plazo.En lo inmediato, el Laborismo puede ayudar a desplazar el peso ideológico del futuro Gobierno de la extrema derecha hacia el centro y eso en sí mismo es un aporte potencialmente positivo, el cuál no puede desdeñarse. Quizás, hacia el futuro, Kadima decida seguir los pasos de Avodá y pueda llegar a conformarse el Gobierno amplio de coalición al que aspira la mayoría de la ciudadania