TOLERANCIA HACIA LA PACIFICACION


Autoridad Palestina: Muerte a los que venden la tierra a los judíos
AURORA DIGITAL

La Autoridad Palestina reiteró el aviso a los palestinos en contra de la venta de sus casas o propiedades a los judíos, diciendo que quienes violen la orden sería acusado de "alta traición", un cargo que conlleva la pena de muerte.
La última advertencia fue emitida por el juez de la Autoridad Palestina, el jeque Tayseer Rajab Tamimi, quien recordó a los palestinos de una fatwa [decreto religioso] de la prohibición de la venta de bienes a judíos.
El jeque Tamimi reiteró la advertencia en respuesta a informes que hombres de negocios judíos de los EEUU habían comprado tierras de palestinos en el Monte de los Olivos en Jerusalén.
Advirtió a los palestinos en contra de participar en "acciones sospechosas de bienes raíces", y el líder religioso añadió, que de acuerdo con las enseñanzas islámicas, es un "pecado grave" vender las casas y tierras a los judíos.
Destacó que la prohibición se aplica también a los agentes de bienes raíces o los intermediarios que participan en estas operaciones.
Advirtió que todo aquel que hace caso omiso de la advertencia sería castigado de conformidad con las enseñanzas islámicas y también sería sometido al ostracismo por su comunidad y familia.
Emitió una prohibición de alquiler de bienes a personas y organizaciones judías, con el pretexto que se extienda la corrupción moral, política y de seguridad.
Dijo que la prohibición era necesaria para contrarrestar los esfuerzos del Gobierno para cambiar la cultura árabe e islámica de Jerusalén por la expulsión de sus residentes árabes y convertirla en una ciudad judía.
"La ciudad de Jerusalén es la capital religiosa, política y espiritual de los palestinos. Los judíos no tienen ningún derecho en Jerusalén. Se trata de una ciudad ocupada como el resto de los territorios que fueron ocupados en 1967", insistió el jeque.
El diputado de Fatal, Hatem Abdel Kader, que también sirve como asesor del primer ministro, Salam Fayad, en asuntos de Jerusalén, declaró que la nueva prohibición de era necesaria para frustrar los intentos del nuevo Gobierno de extrema derecha en Israel para que tome control sobre tierras en los barrios árabes de la ciudad.
Explicó que Jerusalén se enfrenta a un "ataque feroz" del Gobierno y los grupos de colonos judíos. El dijo que Israel quiere cambiar la realidad demográfica y topográfica de Jerusalén, así como su identidad cultural y religiosa.
"Ellos quieren reducir el porcentaje de la población árabe del 27% al 12%" y afirmó que la Municipalidad de Jerusalén y el ministerio del Interior emitieron alrededor de 400 órdenes de demolición de viviendas ilegales en los barrios árabes de la ciudad el mes pasado.