
PAZ Y SEGURIDAD, EL PRIMER DESAFIO, NO EL UNICO.
Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
Ante todo, un comentario evidente, pero – a nuestro criterio- importante, de cara a las elecciones nacionales en Israel, que tendrán lugar el martes próximo.
Cuando la ciudadanía israelí se apresta a votar, lo hace con naturalidad, discutiendo y analizando, como es propio de democracia. Desde hace 60 años que lo viene haciendo y aún en medio de las más agudas discrepancias, a nadie se le ocurre por estos lares- y si se le ocurre , no osa siquiera decirlo en público- que exista una alternativa a la vida en democracia.
Que esto siga siendo tan natural en medio de la lucha por la vida y la defensa, no nos parece que esté sobreentendido. No lo está en gran parte del mundo y en la propia región en la que vive Israel, donde es un oasis de democracia y libertad. Imperfecto, como toda creación humana, tal cual escribiera recientemente Marcos Aguinis. Pero aún así, ejemplar.
Es un ejemplo de democracia y libertad ,aunque tenga todavía mucho que corregir, una isla en la que los diputados árabes se quejan de discriminación y desigualdad, gritando desde el Parlamento de Israel, utilizando terminología que los llevaría a la cárcel si estuvieran en países vecinos. Lo hacen en manifestaciones contra políticas del gobierno en las que a menudo numerosos participantes en la protesta enarbolan la bandera de Hamas o Hizbalá, avalando atentados contra la población israelí. En otro lado, no contarían el cuento....
A fines del 2007, al celebrarse el sexagésimo aniversario de la Resolución 181 de las Naciones Unidas que recomendó la partición de Palestina en un estado árabe y otro judío, lo cual permitió la creación de Israel (aunque lamentablemente los árabes rechazaron la fórmula y atacaron al entonces naciente estado judío), fue invitada a Israel una delegación de los países latinoamericanos que apoyaron aquella iniciativa.
Se destacó nuestro querido colega y compatriota, el periodista Daniel Rodríguez Oteiza del diario "El País", cuyo padre, el Dr. Enrique Rodríguez Fabregat, fue junto al guatemalteco Jorge García Granados, el nervio motor de aquella resolución. Tuvimos el gusto de entrevistar a Daniel en Jerusalem y le preguntamos, entre otras cosas, qué recuerda de lo que su padre le comentaba con el correr de los años sobre Israel, al que había vuelto a visitar también años después de haber luchado para permitir su creación.
Esta fue su respuesta:
"El destacaba cómo en medio de la adversidad y de la tensión, Israel mantenía el respeto a los derechos humanos y las instituciones democráticas. En realidad siempre pensó que sería así, aunque tenía cierto signo de interrogación por el entorno en que vivía y por el peligro constante. Pero decía que por la tradición del pueblo judío, que iba a ser un estado democrático, o que por lo menos iban a hacer el máximo esfuerzo para que así sea. Siempre lo destacaba".
Esa adversidad y esa tensión, no han desaparecido. Si bien no creemos que se pueda destruir a Israel-salvo que realmente se le ataque con armas nucleares- , lidiar con peligro no es duro únicamente si la amenaza es existencial. Y sin duda, desde su fundación, Israel no ha tenido un minuto de calma.
Aún así, el ejército- que tiene un rol clave en la vida nacional y que, aunque ya no es una "vaca sagrada" intocable como lo era hasta la guerra de Iom Kipur, sigue siendo un pilar de Israel porque es de hecho el ejército del pueblo- continúa estando supeditado a las decisiones del gobierno electo. Como debe ser, como única opción.
Lo relacionado a paz y seguridad, la agenda vinculada al proceso de paz, conversaciones con los palestinos, lucha contra el terrorismo, Irán, Hizbalá y demás, será sin duda un tema central , como siempre, en el momento de votar. En un país aún tan amenazado, es casi imposible que no lo sea.
Pero esos no son los únicos desafíos con los que tiene que lidiar Israel.
Hay no pocos problemas socio-económicos que resolver y esa también es responsabilidad de quien resulte electo. La polarización ha aumentado en forma preocupante y aunque la pobreza israelí ni se asemeja a la latinoamericana, para los pobres de Israel eso no es consuelo. Hay que hallar la forma de garantizar que todos los ciudadanos árabes que son fieles al Estado y no actúan contra su existencia misma, se puedan sentir parte en la mayor medida posible.
Probablemente, cuando hay de fondo un conflicto con los palestinos, el mismo pueblo que los árabes ciudadanos de Israel, es imposible que haya una plena identificación. Pero hay cosas que corregir, presupuestos que igualar, aperturas por lograr. Eso, sin embargo, también supone una responsabilidad de parte de los árabes de Israel. Salir a manifestar con banderas de Hamas, no aumenta la confianza de la mayoría judía. Y como en todo, no se puede generalizar.
Uno de los grandes desafíos, a nivel educativo, es hallar la forma de que la hostilidad contra Israel, el terrorismo y las guerras, no lleven a los jóvenes a radicalizar más sus ideas, adoptando posiciones racistas o anti democráticas. Hay que encontrar el modo de que quede siempre claro que el terrorista deberá ser llevado a juicio si se puede, y si no, combatido en guerra .Pero que terrorista no es sinónimo de árabe, por cierto no de árabes ciudadanos de Israel. El desafío debe ser respondido por los adultos, que a diferencia de los jóvenes , deben poder analizar todo con criterio, no sólo con vísceras y hormonas.
Todo indica que el nuevo gobierno, que resulte de las elecciones de este martes 10 de febrero, deberá tomar decisiones claves en temas de guerra y paz. En Washington asumió la Administración Obama que parece decidida a empujar para que se llegue aquí a una solución. Israel es parte de la ecuación. No la única, pero sin duda, parte de la misma, lo cual significa que también deberá dar pasos para hacer posible un acuerdo, aunque sin olvidar que con el terrorismo, no se puede hacer paz.
Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
Ante todo, un comentario evidente, pero – a nuestro criterio- importante, de cara a las elecciones nacionales en Israel, que tendrán lugar el martes próximo.
Cuando la ciudadanía israelí se apresta a votar, lo hace con naturalidad, discutiendo y analizando, como es propio de democracia. Desde hace 60 años que lo viene haciendo y aún en medio de las más agudas discrepancias, a nadie se le ocurre por estos lares- y si se le ocurre , no osa siquiera decirlo en público- que exista una alternativa a la vida en democracia.
Que esto siga siendo tan natural en medio de la lucha por la vida y la defensa, no nos parece que esté sobreentendido. No lo está en gran parte del mundo y en la propia región en la que vive Israel, donde es un oasis de democracia y libertad. Imperfecto, como toda creación humana, tal cual escribiera recientemente Marcos Aguinis. Pero aún así, ejemplar.
Es un ejemplo de democracia y libertad ,aunque tenga todavía mucho que corregir, una isla en la que los diputados árabes se quejan de discriminación y desigualdad, gritando desde el Parlamento de Israel, utilizando terminología que los llevaría a la cárcel si estuvieran en países vecinos. Lo hacen en manifestaciones contra políticas del gobierno en las que a menudo numerosos participantes en la protesta enarbolan la bandera de Hamas o Hizbalá, avalando atentados contra la población israelí. En otro lado, no contarían el cuento....
A fines del 2007, al celebrarse el sexagésimo aniversario de la Resolución 181 de las Naciones Unidas que recomendó la partición de Palestina en un estado árabe y otro judío, lo cual permitió la creación de Israel (aunque lamentablemente los árabes rechazaron la fórmula y atacaron al entonces naciente estado judío), fue invitada a Israel una delegación de los países latinoamericanos que apoyaron aquella iniciativa.
Se destacó nuestro querido colega y compatriota, el periodista Daniel Rodríguez Oteiza del diario "El País", cuyo padre, el Dr. Enrique Rodríguez Fabregat, fue junto al guatemalteco Jorge García Granados, el nervio motor de aquella resolución. Tuvimos el gusto de entrevistar a Daniel en Jerusalem y le preguntamos, entre otras cosas, qué recuerda de lo que su padre le comentaba con el correr de los años sobre Israel, al que había vuelto a visitar también años después de haber luchado para permitir su creación.
Esta fue su respuesta:
"El destacaba cómo en medio de la adversidad y de la tensión, Israel mantenía el respeto a los derechos humanos y las instituciones democráticas. En realidad siempre pensó que sería así, aunque tenía cierto signo de interrogación por el entorno en que vivía y por el peligro constante. Pero decía que por la tradición del pueblo judío, que iba a ser un estado democrático, o que por lo menos iban a hacer el máximo esfuerzo para que así sea. Siempre lo destacaba".
Esa adversidad y esa tensión, no han desaparecido. Si bien no creemos que se pueda destruir a Israel-salvo que realmente se le ataque con armas nucleares- , lidiar con peligro no es duro únicamente si la amenaza es existencial. Y sin duda, desde su fundación, Israel no ha tenido un minuto de calma.
Aún así, el ejército- que tiene un rol clave en la vida nacional y que, aunque ya no es una "vaca sagrada" intocable como lo era hasta la guerra de Iom Kipur, sigue siendo un pilar de Israel porque es de hecho el ejército del pueblo- continúa estando supeditado a las decisiones del gobierno electo. Como debe ser, como única opción.
Lo relacionado a paz y seguridad, la agenda vinculada al proceso de paz, conversaciones con los palestinos, lucha contra el terrorismo, Irán, Hizbalá y demás, será sin duda un tema central , como siempre, en el momento de votar. En un país aún tan amenazado, es casi imposible que no lo sea.
Pero esos no son los únicos desafíos con los que tiene que lidiar Israel.
Hay no pocos problemas socio-económicos que resolver y esa también es responsabilidad de quien resulte electo. La polarización ha aumentado en forma preocupante y aunque la pobreza israelí ni se asemeja a la latinoamericana, para los pobres de Israel eso no es consuelo. Hay que hallar la forma de garantizar que todos los ciudadanos árabes que son fieles al Estado y no actúan contra su existencia misma, se puedan sentir parte en la mayor medida posible.
Probablemente, cuando hay de fondo un conflicto con los palestinos, el mismo pueblo que los árabes ciudadanos de Israel, es imposible que haya una plena identificación. Pero hay cosas que corregir, presupuestos que igualar, aperturas por lograr. Eso, sin embargo, también supone una responsabilidad de parte de los árabes de Israel. Salir a manifestar con banderas de Hamas, no aumenta la confianza de la mayoría judía. Y como en todo, no se puede generalizar.
Uno de los grandes desafíos, a nivel educativo, es hallar la forma de que la hostilidad contra Israel, el terrorismo y las guerras, no lleven a los jóvenes a radicalizar más sus ideas, adoptando posiciones racistas o anti democráticas. Hay que encontrar el modo de que quede siempre claro que el terrorista deberá ser llevado a juicio si se puede, y si no, combatido en guerra .Pero que terrorista no es sinónimo de árabe, por cierto no de árabes ciudadanos de Israel. El desafío debe ser respondido por los adultos, que a diferencia de los jóvenes , deben poder analizar todo con criterio, no sólo con vísceras y hormonas.
Todo indica que el nuevo gobierno, que resulte de las elecciones de este martes 10 de febrero, deberá tomar decisiones claves en temas de guerra y paz. En Washington asumió la Administración Obama que parece decidida a empujar para que se llegue aquí a una solución. Israel es parte de la ecuación. No la única, pero sin duda, parte de la misma, lo cual significa que también deberá dar pasos para hacer posible un acuerdo, aunque sin olvidar que con el terrorismo, no se puede hacer paz.
PORISRAEL.ORG