UN CAMBIO DE RUMBO


Merkel y la Shoá
Jaime Vázquez Allegue
Sorpresa sorprendente que no termina de sorprenderme ha sido la noticia de la visita de la canciller alemana Ángela Merkel a Israel. Una sorpresa que sorprende más todavía cuando en su visita, el parlamento israelí se convierte en lugar de peregrinación. Y es que escuchar a la canciller alemana hablar en su lengua germánica dirigiéndose al personal se me antoja un ejercicio poco habitual en el mundo en que vivimos.
A decir verdad, mi sorpresa se vuelve alegría al escuchar el contenido de sus palabras. Bien es verdad que uno comprende la actitud de los diputados que boicotearon la sesión retirándonse del recinto, también es cierto que el gesto de la mandataria cautiva a quienes sentimos todavía cercano el agravio contra la humanidad que fue el holocausto.La sorpresa alcanza su mayor esplendor en el momento en el que la invitada afirma "el holocausto nos llena de vergüenza" refiriéndose obviamente a personal alemán.A la hora de hacer una valoración y recoger el parecer del ambiente, considero un acierto por parte de la gobernanta su visita a la capital israelí en el año en el que todos celebramos el sesenta aniversario de la declaración de creación. El uso del hebreo como idioma para dirigirse al personal de forma circunstancial, un detalle por su parte. Y el contenido de sus palabras, un acierto diplomático que, sin duda, acercará posturas entre dos países que tienen en común una tragedia que los une irremediablemente en la historia universal contemporánea.La Knesset ha sido el objetivo de los informativos y de la noticia de esta semana por la visita de la mandataria germana. La imagen de Israel se ha convertido en centro de las miradas de todos los gobiernos occidentales que han visto en su organización y en su presencia la actitud positiva, abierta y receptiva de un sistema democrático que lucha por la seguridad y la paz, aunque eso muchos no quieran reconocerlo.La sorpresa se vuelve más sorprendente en el momento en el que la canciller anuncia el comienzo de una serie de reuniones conjuntas entre el gobierno alemán y el israelí para acercar posturas, revisar la historia y apostar por un futuro de estrecha colaboración. Sus palabras de reconocimiento de vergüenza han sido profundas. "Inclino mi cabeza ante las víctimas, y ante aquellos que los ayudado a sobrevivir". En diplomacia internacional, sus palabras deberían ser consideradas una petición de perdón y un gesto de humildad como nunca se había visto entre dos estados que no viven un conflicto armado o un enfrentamiento interno.Hoy el mundo entero se sorprende por la visita de Ángela Merkel a Israel y su sorpresa se acentúa al escucharla hablar en alemán y en hebreo en el parlamento israelí. Ojalá esta sorpresa no se termine con una visita circunstancial sino que se convierta en el comienzo de una relación de diálogo y colaboración a dos bandas que sirva para recordar a la humanidad que la historia está llena de acontecimientos que nunca deberían haber sucedido. Quizás, su visita al Yad Vashem antes de ir a la Knesset fuera el acierto más grande de este viaje. El Yad Vashem es el museo más importante del mundo porque en su interiorse exponen sentimientos, vidas, conciencias y, lo que es más importante, llega a la dignidad humana que quien lo visita.