
Cuando Hungría cubre a sus antisemitas
Por Guillaume Borrione para Guysen International News
"Dada la situación actual, el antisemitismo no es sólo el derecho sino el deber de todo patriota húngaro”. Esta pequeña frase no ha sido extraída del manifiesto del partido fascista húngaro "Flecha Cruz", el movimiento que actuó durante la segunda guerra mundial, sino que ha sido sacada de un boletín de un sindicato de la policía húngara, allegada a la extrema derecha. Encubiertos por la libertad de expresión y por las más altas autoridades, los autores de este documento no serán procesados.
La Unión de oficiales de la policía húngara está preparada para la acción, con el apoyo de sus 4.000 miembros, que representan el 10% de los agentes de la policía húngara, dicen en su boletín que tenían que "prepararse para luchar contra los judios". Sorprende más al conocerse que el autor de este boletín no es otro que Judit Szima, Secretario General del sindicato y candidato del partido "Jobbik (Movimiento por una Hungría Mejor) para las elecciones europeas. Los seguidores de este partido de derecha han firmado un acuerdo de cooperación con la policía sindical. Sostiene y hace obedecer a los "Guardiánes húngaros", un movimiento paramilitar extremista. Advirtiendo contra el "crimen gitano", su objetivo es aterrorizar a la comunidad gitana de Hungría, lo mismo que a la comunidad judía y a todos aquellos a los que el partido considera indeseables para el país.La ley húngara permite que los agentes de policía se organicen en sus propios sindicatos. Por definición, un sindicato sirve para proteger los intereses profesionales de sus miembros, y no deberían tomar parte en actividades políticas, incluso si esta frontera es, a veces, difícil de delimitar. Sin embargo, la ley en Hungría no prohíbe a los sindicatos a publicar un boletín informativo, el contenido se deja a discreción de su autor.Este newsletter teñido de antisemitismo sin complejos habría podido pasar inadvertido si no fuese porque se trata de un verdadero manifiesto ideológico que presenta las líneas más sintomáticas de una parte de la extrema derecha húngara. Judit Szima escribe, por ejemplo: " estoy a favor de las soluciones pacíficas. Pero una solución pacífica no puede aplicarse si nuestro gobierno sionista se traslada a Tel Aviv, ya que eso llama a la guerra"... Él agregó: "Un país en ruinas, desgarrado por la guerra civil entre húngaros y gitanos, podría ser reivindicado por los ricos judios. Es por ello que debemos esperar una guerra civil, fomentada por los judíos que se frotan las manos con deleite". Este artículo fue objeto de una queja judicial formal sobre la base de que se trata de una incitación al odio contra las minorías étnicas. La fiscalía desestimó la denuncia, explicando que no se fomentaba la violencia contra judíos o gitanos sino, más bien, un llamado a defenderse contra posibles ataques de estos grupos. Recientemente, György Surányi, un economista brillante y el antiguo gobernador del Banco Central de Hungría, fue objeto de una campaña antisemita por parte de la extrema derecha de su país. György Surányi se había presentado como candidato a la sucesión del Primer ministro Ferenc Gyurcsány después de la dimisión de este último. El Partido Húngaro de la Justicia y la Vida publicó en la primera página de su boletín una imagen que representa el rostro de György Suranyi con una estrella de David amarilla. La leyenda afirmaba que: "Suranyi es el candidato apoyado por Shimón Peres mientras se imaginan conspiraciones pagadas siempre por los judíos”, la leyenda afirmaba que la influencia israelí estaba muy cerca y que se acercaba el momento en que el presidente de Israel tendrá su Primer Ministro (húngaro). Para echarle más lena al fuego, el partido de extrema derecha había recurrido a una desafortunada frase de Shimón Peres, al referirse al éxito de la economía israelí, quien dijo en broma: "Podríamos comprar Manhattan, Polonia, Hungría...". En la actualidad, las autoridades húngaras poco hacen para frenar el racismo y el antisemitismo. En primer lugar, porque muchos políticos pertenecen a la extrema derecha húngara y forman parte de los gobiernos. En segundo lugar, porque Hungría ha adoptado en los últimos dos decenios, justamente los métodos contrarios a los de la época del régimen comunista en la época del telón de acero, ubicando en un pedestal la “libertad de expresión” y la “libertad de opinión”, sin hacer frente a los excesos y abusos. El rencor contra los comunistas es muy grande en Hungría. En Budapest, el nazillons pueden expresarse con total libertad, y realizar "expediciones punitivas" contra las poblaciones gitanas, sin conmover demasiado a la población.El "Museo del Terror" en Budapest propone incluso un viaje a la Hungría totalitaria, siendo que no vacilan en utilizar dudosas comparaciones entre los nazis que ocuparon el país durante la guerra y los males de los comunistas, que gobernaron el país poco después.En la capital húngara, un monumento a la gloria de los "libertadores Soviéticos" ha sufrido atentados con explosivos, fomentados por los grupos de derecha. En la actualidad, este monumento está protegido por barreras de antidisturbios... 20 años después de la caída del muro, Hungría no logra deshacerse de sus viejos demonios nacionalistas. Estas manifestaciones xenófobas y antisemitas no cesaron en lo que todavía conviene llamar “Europa del Este”. .
Por Guillaume Borrione para Guysen International News
"Dada la situación actual, el antisemitismo no es sólo el derecho sino el deber de todo patriota húngaro”. Esta pequeña frase no ha sido extraída del manifiesto del partido fascista húngaro "Flecha Cruz", el movimiento que actuó durante la segunda guerra mundial, sino que ha sido sacada de un boletín de un sindicato de la policía húngara, allegada a la extrema derecha. Encubiertos por la libertad de expresión y por las más altas autoridades, los autores de este documento no serán procesados.
La Unión de oficiales de la policía húngara está preparada para la acción, con el apoyo de sus 4.000 miembros, que representan el 10% de los agentes de la policía húngara, dicen en su boletín que tenían que "prepararse para luchar contra los judios". Sorprende más al conocerse que el autor de este boletín no es otro que Judit Szima, Secretario General del sindicato y candidato del partido "Jobbik (Movimiento por una Hungría Mejor) para las elecciones europeas. Los seguidores de este partido de derecha han firmado un acuerdo de cooperación con la policía sindical. Sostiene y hace obedecer a los "Guardiánes húngaros", un movimiento paramilitar extremista. Advirtiendo contra el "crimen gitano", su objetivo es aterrorizar a la comunidad gitana de Hungría, lo mismo que a la comunidad judía y a todos aquellos a los que el partido considera indeseables para el país.La ley húngara permite que los agentes de policía se organicen en sus propios sindicatos. Por definición, un sindicato sirve para proteger los intereses profesionales de sus miembros, y no deberían tomar parte en actividades políticas, incluso si esta frontera es, a veces, difícil de delimitar. Sin embargo, la ley en Hungría no prohíbe a los sindicatos a publicar un boletín informativo, el contenido se deja a discreción de su autor.Este newsletter teñido de antisemitismo sin complejos habría podido pasar inadvertido si no fuese porque se trata de un verdadero manifiesto ideológico que presenta las líneas más sintomáticas de una parte de la extrema derecha húngara. Judit Szima escribe, por ejemplo: " estoy a favor de las soluciones pacíficas. Pero una solución pacífica no puede aplicarse si nuestro gobierno sionista se traslada a Tel Aviv, ya que eso llama a la guerra"... Él agregó: "Un país en ruinas, desgarrado por la guerra civil entre húngaros y gitanos, podría ser reivindicado por los ricos judios. Es por ello que debemos esperar una guerra civil, fomentada por los judíos que se frotan las manos con deleite". Este artículo fue objeto de una queja judicial formal sobre la base de que se trata de una incitación al odio contra las minorías étnicas. La fiscalía desestimó la denuncia, explicando que no se fomentaba la violencia contra judíos o gitanos sino, más bien, un llamado a defenderse contra posibles ataques de estos grupos. Recientemente, György Surányi, un economista brillante y el antiguo gobernador del Banco Central de Hungría, fue objeto de una campaña antisemita por parte de la extrema derecha de su país. György Surányi se había presentado como candidato a la sucesión del Primer ministro Ferenc Gyurcsány después de la dimisión de este último. El Partido Húngaro de la Justicia y la Vida publicó en la primera página de su boletín una imagen que representa el rostro de György Suranyi con una estrella de David amarilla. La leyenda afirmaba que: "Suranyi es el candidato apoyado por Shimón Peres mientras se imaginan conspiraciones pagadas siempre por los judíos”, la leyenda afirmaba que la influencia israelí estaba muy cerca y que se acercaba el momento en que el presidente de Israel tendrá su Primer Ministro (húngaro). Para echarle más lena al fuego, el partido de extrema derecha había recurrido a una desafortunada frase de Shimón Peres, al referirse al éxito de la economía israelí, quien dijo en broma: "Podríamos comprar Manhattan, Polonia, Hungría...". En la actualidad, las autoridades húngaras poco hacen para frenar el racismo y el antisemitismo. En primer lugar, porque muchos políticos pertenecen a la extrema derecha húngara y forman parte de los gobiernos. En segundo lugar, porque Hungría ha adoptado en los últimos dos decenios, justamente los métodos contrarios a los de la época del régimen comunista en la época del telón de acero, ubicando en un pedestal la “libertad de expresión” y la “libertad de opinión”, sin hacer frente a los excesos y abusos. El rencor contra los comunistas es muy grande en Hungría. En Budapest, el nazillons pueden expresarse con total libertad, y realizar "expediciones punitivas" contra las poblaciones gitanas, sin conmover demasiado a la población.El "Museo del Terror" en Budapest propone incluso un viaje a la Hungría totalitaria, siendo que no vacilan en utilizar dudosas comparaciones entre los nazis que ocuparon el país durante la guerra y los males de los comunistas, que gobernaron el país poco después.En la capital húngara, un monumento a la gloria de los "libertadores Soviéticos" ha sufrido atentados con explosivos, fomentados por los grupos de derecha. En la actualidad, este monumento está protegido por barreras de antidisturbios... 20 años después de la caída del muro, Hungría no logra deshacerse de sus viejos demonios nacionalistas. Estas manifestaciones xenófobas y antisemitas no cesaron en lo que todavía conviene llamar “Europa del Este”. .