Autorretrato. Consagrado príncipe heredero en brazos de Hatshepsut.
El gran emblema frontal representa a la diosa cobra del bajo Egipto o delta, coronada por el disco solar astado y asentada sobre el símbolo ka. Leído de abajo arriba, ideograma a ideograma, dice: “Soy un alma -ka-, proveniente del delta -la cobra-, engendro de Ra o Ramse -el disco solar entre cuernos-. La corona solar superior representa al dios Ra y a la diosa Aset, es decir, Ramaset. El mensaje del criptograma se complementa leyendo el emblema letra a letra y en el mismo orden: la “k” kha, la “b” de buto la diosa cobra y bit la abeja, ambos sinónimos del delta, y la “r” de ra, o sea, khabiri-hebreo. Todo el conjunto significa: “Soy de origen hebreo-khabiri. Soy un alma originaria del Delta, engendro de Ra (Ramsés)”. El país de Ramse era el territorio del delta en la que José había asentado a su padre Israel con la anuencia del faraón, según lo testimonia el libro bíblico del Génesis.
El emblema Ka-Cobra-Ra entre cuernos fue su preferido y el más utilizado. Lo representó repetidamente en otras estatuas -Museos Louvre y Brooklyn- y dos docenas de veces más encima de otras esculturas y en los frisos que hizo pintar en las paredes del Templo de Hatshepsut en Deir el Bahari.
Arqueología: EL ROSTRO DE MOISES
El hallazgo de su cripta secreta, que el profeta se preparó en Egipto, contribuye a dilucidar un enigma histórico milenario.
Uno de los enigmas que ha desvelado a generaciones de historiadores se refiere a los cuarenta años ocultos del profeta Moisés en la tierra de Egipto. Muy poco o nada se ha escrito acerca de su niñez y juventud, una deuda que mantenía la Historia con el pasado del impulsor del monoteísmo moral.
Las únicas frases contenidas en las escrituras (Éxodo 2:1/15, Éxodo 11:3 y Hechos 7:21/22) se resumen así: a los tres meses de edad fue expuesto al Nilo y recogido por la hija del rey, quien lo introdujo en palacio, lo protegió y le brindó educación en toda la sabiduría egipcia. Ya mayor llegó a ser un gran personaje del reino, admirado tanto por los grandes funcionarios como por el pueblo, poderoso gracias a sus palabras y a sus obras, hasta que un día dio muerte a un súbdito y para escapar de la ira del nuevo faraón huyó del país. Es lo único que sabíamos de sus primeros cuarenta años de vida, hasta el moderno descubrimiento en Deir el Bahari de su cripta secreta -TT353- y de su sorprendente contenido arqueológico.
El emblema Ka-Cobra-Ra entre cuernos fue su preferido y el más utilizado. Lo representó repetidamente en otras estatuas -Museos Louvre y Brooklyn- y dos docenas de veces más encima de otras esculturas y en los frisos que hizo pintar en las paredes del Templo de Hatshepsut en Deir el Bahari.
Arqueología: EL ROSTRO DE MOISES
El hallazgo de su cripta secreta, que el profeta se preparó en Egipto, contribuye a dilucidar un enigma histórico milenario.
Uno de los enigmas que ha desvelado a generaciones de historiadores se refiere a los cuarenta años ocultos del profeta Moisés en la tierra de Egipto. Muy poco o nada se ha escrito acerca de su niñez y juventud, una deuda que mantenía la Historia con el pasado del impulsor del monoteísmo moral.
Las únicas frases contenidas en las escrituras (Éxodo 2:1/15, Éxodo 11:3 y Hechos 7:21/22) se resumen así: a los tres meses de edad fue expuesto al Nilo y recogido por la hija del rey, quien lo introdujo en palacio, lo protegió y le brindó educación en toda la sabiduría egipcia. Ya mayor llegó a ser un gran personaje del reino, admirado tanto por los grandes funcionarios como por el pueblo, poderoso gracias a sus palabras y a sus obras, hasta que un día dio muerte a un súbdito y para escapar de la ira del nuevo faraón huyó del país. Es lo único que sabíamos de sus primeros cuarenta años de vida, hasta el moderno descubrimiento en Deir el Bahari de su cripta secreta -TT353- y de su sorprendente contenido arqueológico.
¿No hay huellas en Egipto?
En la tierra de los faraones se suponía que no existían vestigios de su paso, no obstante haber sido según las escrituras una importante y famosa figura publica. Se creía que ninguna estatua, estela ni monumento se ocupaba del profeta, motivo por el que muchos coincidían que la supuesta vida en Egipto se aproximaba más a la leyenda que a la realidad e incluso que su existencia misma se confundía con el mito. Hay egiptólogos e historiadores minimalistas bíblicos que aún opinan -en contra de las pruebas materiales- que el Pentateuco sólo contiene relatos inventados y rechazan en bloque toda la arqueología bíblica. Sin embargo, ahora los estudiosos han podido verificar en base a los nuevos hallazgos arqueológicos, que está materialmente demostrada la presencia del pueblo de Israel en Egipto y la existencia histórica de Moisés o Mosen, su conductor político y religioso, hechos confirmados desde el descubrimiento de las pruebas materiales en su tumba tebana 353 excavada en 1927, además de la evidencia de que los primeros cinco libros de la forzosamente ser escritos por alguien, “y que ese alguien haya sido Moisés u otro bajo ese nombre, tiene importancia secundaria” (sir Leonard Woolley, Los comienzos de la Civilización, Unesco).
Ahora sí hay huellas
En el marco de una tesis universitaria y una narrativa histórica reciente indagamos las fuentes documentales basándonos en lo extraño que resulta que una civilización gráfica como Egipto -tan afecta a dejar registros de su pasado- hubiera omitido decirnos algo sobre este gran personaje, funcionario que había sido admirado y poderoso ante los ojos del pueblo y de los servidores reales durante al menos dos décadas. ¿Es posible que lo hayamos buscado bajo un nombre incorrecto o que hayamos indagado en la época equivocada? Si tal es el caso, ¿no es plausible que la verdad haya permanecido muchos años ante nuestros ojos y hayamos sido incapaces de verla?
La época
En el primer libro de los Reyes 6:1 se lee que el éxodo de Egipto aconteció 480 años antes de que Salomón iniciara la construcción del primer templo en Jerusalén, en el cuarto año de su reinado. El éxodo debió acontecer hacia el 1440 antes de nuestra era y el nacimiento de Moisés (ochenta años antes) en -1520, fecha que coincide exactamente con la fijada en el calendario astronómico pintado en la tumba de Senmut (TT353), explorada en l927 por el arqueólogo Herbert Winlock. En -1520 la princesa real, hija única del rey, nacida de Tutmosis I y de Ahmes, era Hatshepsut, por entonces una princesa adolescente. Pocos años después fue esposa real de Tutmosis II y dos décadas más tarde, cerca de -1497 era coronada faraón, la única mujer de la historia que alcanzó el faraonato. Las cuatro décadas de gobierno sucesivo de Tutmosis II y de Hatshepsut (entre-1520 a -1480) concuerdan a la perfección con los 40 años de vida de Moisés en Egipto.
En el libro del Éxodo se indica (capítulo 2: verso 10) que era un niño sin nombre y que la hija del rey lo bautizó diciendo: “del agua lo he sacado”. La princesa era egipcia, igual que su idioma. Agua es mu (mw); aguas que fluyen, muut, y la patrona de la fertilidad de las aguas de la inundación, Mut. Sen es hermano, es decir que el significado resulta “hermano de las aguas”, confirmado por el texto de su estatua Chicago: “Yo he salido de las aguas, entregado a la creciente del Nilo” y de sus estatuas Brooklyn, Fort Worth y Louvre: “Soy hebreo, un alma proveniente del Delta, del país de Ramsés”, entre casi un centenar de pruebas arqueológicas cruzadas coincidentes entre los escritos de Senmut y el libro de Moisés o Pentateuco.
El hombre fuerte designado por la faraón Hatshepsut para gobernar Egipto fue su hijo adoptivo y amado protegido Sen Mut (inversión silábica del nombre Mo Sen), a quien reconoció como hijo propio al nombrarlo príncipe hereditario (estatua British), y le confió más de ochenta cargos políticos, administrativos, legislativos y judiciales, convirtiéndolo en un virtual faraón sin corona durante diecisiete años. La suma de evidencias concordantes entre la asombrosa carrera de este hombre y lo que narra la Biblia acerca de Moisés sobrepasa holgadamente el límite de la casualidad.
Los numerosos cargos que ejerció, respectivamente a la cabeza política de los pueblos de Egipto e Israel incluían la supervisión del ganado y de los graneros, la jefatura del gobierno, la custodia del oro, de la plata y de las artesanías sagradas, poder sobrenatural sobre las aguas, dirección de las obras y trabajos, la recaudación de impuestos y administración de las rentas; último en la instancia judicial, escriba y distribuidor de los alimentos, gran heraldo, intermediario entre el soberano y los notables, superintendente del culto, profeta, poderoso e influyente. En la tierra de Egipto su carrera coincide exactamente con sus antecedentes bíblicos: fue protegido desde niño por la hija del faraón, ha vivido en la misma época, en la misma corte real, educado en toda la sabiduría de Egipto, era un gran personaje público, poderoso por sus palabras y por sus obras, admirado por el pueblo y los funcionarios, y desapareció de la historia del Nilo alrededor de sus cuarenta años (según edad aparente del autorretrato adjunto realizado en su cripta secreta en -1482, un año antes de la caída de Hatshepsut). Senmut no murió en su país, sus dos criptas no albergaron ritos fúnebres y su momia jamás hallada, y mientras se perdían noticias de él, en Madián hacía su aparición el egipcio Moisés o Mosen apacentando el ganado de su futuro suegro.
El resto de las evidencias concordantes halladas, casi un centenar, ha sido volcado en artículos y ensayos elaborados en base a la citada investigación de fuentes arqueológicas, cronológicas e históricas. En la Biblia figuran cientos de personajes principales y secundarios, pero no hay descripción física de ninguno de ellos. Desconocemos como era el rostro del caudillo hebreo, protagonista central del antiguo testamento. Pero ahora el público tiene a la vista veinticuatro estatuas, y gran número de pinturas y autorretratos en los museos de Chicago, egipcio de El Cairo, Museo Británico, Metropolitano de Nueva York, Kimbell Art, de Brooklyn y de Berlín, entre otros.
¿Estamos viendo, por primera vez en la Historia, el rostro auténtico de Moisés?
CELEB, Centro laico de estudios bíblicos y egiptológicos.
HISTORIA: NUEVO HALLAZGO ARQUEOLÓGICO
EL SENMUT (MOISES) MÁS VIEJO, Y EL MÁS JOVEN.
Senmut (Moisés). Autorretrato pintado por el profeta en la pared de su tumba secreta.
Senmut(Moisés).Autorretrato. Consagrado príncipe heredero en brazos de Hatshepsut.
En los años finales del reinado de Hatshepsut el problema de la sucesión hizo crisis. Tutmosis III, de más de veinte años de edad y sus partidarios presionaban fuertemente por el control de la corona. La reina y Senmut, su hijo adoptivo y jefe de gobierno estaban dando fin a la obra magna del reinado: el gran templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari y se terminaba la decoración interior. El grabado de la izquierda muestra a un Senmut cerca de sus cuarenta años. El texto que lo acompaña se traduce así: “Servidor de la eterna morada de Amón, Senmut”; la pintura se encuentra por debajo del templo, en la primera cámara de su tumba privada (TT353). El niño Senmut-Moisés de la pintura derecha luce el atavío de príncipe hereditario, con el peinado y la coleta tradicional de heredero regio.
El emblema favorito de Senmut -la cobra del delta asentada sobre un ka y coronada por el disco solar astado- fue repetido dos docenas de veces en sus monumentos (en la imagen, friso en las paredes del templo de Hatshepsut). Dejó así clara y reiteradamente establecido su origen y lugar de nacimiento: “Soy hebreo-khabiri, soy un alma nacida en el Delta, en el país de Ramsés”. La misma afirmación está asentada en el libro de Moisés o Pentateuco cuando escribe que Israel, sus hijos y familiares se establecieron en el delta del río Nilo -en el país de Ramsés- gracias a la intermediación de José, cuya influencia sobre el faraón hizo posible su asentamiento y prosperidad en el territorio del bajo Egipto o Delta.
En la tierra de los faraones se suponía que no existían vestigios de su paso, no obstante haber sido según las escrituras una importante y famosa figura publica. Se creía que ninguna estatua, estela ni monumento se ocupaba del profeta, motivo por el que muchos coincidían que la supuesta vida en Egipto se aproximaba más a la leyenda que a la realidad e incluso que su existencia misma se confundía con el mito. Hay egiptólogos e historiadores minimalistas bíblicos que aún opinan -en contra de las pruebas materiales- que el Pentateuco sólo contiene relatos inventados y rechazan en bloque toda la arqueología bíblica. Sin embargo, ahora los estudiosos han podido verificar en base a los nuevos hallazgos arqueológicos, que está materialmente demostrada la presencia del pueblo de Israel en Egipto y la existencia histórica de Moisés o Mosen, su conductor político y religioso, hechos confirmados desde el descubrimiento de las pruebas materiales en su tumba tebana 353 excavada en 1927, además de la evidencia de que los primeros cinco libros de la forzosamente ser escritos por alguien, “y que ese alguien haya sido Moisés u otro bajo ese nombre, tiene importancia secundaria” (sir Leonard Woolley, Los comienzos de la Civilización, Unesco).
Ahora sí hay huellas
En el marco de una tesis universitaria y una narrativa histórica reciente indagamos las fuentes documentales basándonos en lo extraño que resulta que una civilización gráfica como Egipto -tan afecta a dejar registros de su pasado- hubiera omitido decirnos algo sobre este gran personaje, funcionario que había sido admirado y poderoso ante los ojos del pueblo y de los servidores reales durante al menos dos décadas. ¿Es posible que lo hayamos buscado bajo un nombre incorrecto o que hayamos indagado en la época equivocada? Si tal es el caso, ¿no es plausible que la verdad haya permanecido muchos años ante nuestros ojos y hayamos sido incapaces de verla?
La época
En el primer libro de los Reyes 6:1 se lee que el éxodo de Egipto aconteció 480 años antes de que Salomón iniciara la construcción del primer templo en Jerusalén, en el cuarto año de su reinado. El éxodo debió acontecer hacia el 1440 antes de nuestra era y el nacimiento de Moisés (ochenta años antes) en -1520, fecha que coincide exactamente con la fijada en el calendario astronómico pintado en la tumba de Senmut (TT353), explorada en l927 por el arqueólogo Herbert Winlock. En -1520 la princesa real, hija única del rey, nacida de Tutmosis I y de Ahmes, era Hatshepsut, por entonces una princesa adolescente. Pocos años después fue esposa real de Tutmosis II y dos décadas más tarde, cerca de -1497 era coronada faraón, la única mujer de la historia que alcanzó el faraonato. Las cuatro décadas de gobierno sucesivo de Tutmosis II y de Hatshepsut (entre-1520 a -1480) concuerdan a la perfección con los 40 años de vida de Moisés en Egipto.
En el libro del Éxodo se indica (capítulo 2: verso 10) que era un niño sin nombre y que la hija del rey lo bautizó diciendo: “del agua lo he sacado”. La princesa era egipcia, igual que su idioma. Agua es mu (mw); aguas que fluyen, muut, y la patrona de la fertilidad de las aguas de la inundación, Mut. Sen es hermano, es decir que el significado resulta “hermano de las aguas”, confirmado por el texto de su estatua Chicago: “Yo he salido de las aguas, entregado a la creciente del Nilo” y de sus estatuas Brooklyn, Fort Worth y Louvre: “Soy hebreo, un alma proveniente del Delta, del país de Ramsés”, entre casi un centenar de pruebas arqueológicas cruzadas coincidentes entre los escritos de Senmut y el libro de Moisés o Pentateuco.
El hombre fuerte designado por la faraón Hatshepsut para gobernar Egipto fue su hijo adoptivo y amado protegido Sen Mut (inversión silábica del nombre Mo Sen), a quien reconoció como hijo propio al nombrarlo príncipe hereditario (estatua British), y le confió más de ochenta cargos políticos, administrativos, legislativos y judiciales, convirtiéndolo en un virtual faraón sin corona durante diecisiete años. La suma de evidencias concordantes entre la asombrosa carrera de este hombre y lo que narra la Biblia acerca de Moisés sobrepasa holgadamente el límite de la casualidad.
Los numerosos cargos que ejerció, respectivamente a la cabeza política de los pueblos de Egipto e Israel incluían la supervisión del ganado y de los graneros, la jefatura del gobierno, la custodia del oro, de la plata y de las artesanías sagradas, poder sobrenatural sobre las aguas, dirección de las obras y trabajos, la recaudación de impuestos y administración de las rentas; último en la instancia judicial, escriba y distribuidor de los alimentos, gran heraldo, intermediario entre el soberano y los notables, superintendente del culto, profeta, poderoso e influyente. En la tierra de Egipto su carrera coincide exactamente con sus antecedentes bíblicos: fue protegido desde niño por la hija del faraón, ha vivido en la misma época, en la misma corte real, educado en toda la sabiduría de Egipto, era un gran personaje público, poderoso por sus palabras y por sus obras, admirado por el pueblo y los funcionarios, y desapareció de la historia del Nilo alrededor de sus cuarenta años (según edad aparente del autorretrato adjunto realizado en su cripta secreta en -1482, un año antes de la caída de Hatshepsut). Senmut no murió en su país, sus dos criptas no albergaron ritos fúnebres y su momia jamás hallada, y mientras se perdían noticias de él, en Madián hacía su aparición el egipcio Moisés o Mosen apacentando el ganado de su futuro suegro.
El resto de las evidencias concordantes halladas, casi un centenar, ha sido volcado en artículos y ensayos elaborados en base a la citada investigación de fuentes arqueológicas, cronológicas e históricas. En la Biblia figuran cientos de personajes principales y secundarios, pero no hay descripción física de ninguno de ellos. Desconocemos como era el rostro del caudillo hebreo, protagonista central del antiguo testamento. Pero ahora el público tiene a la vista veinticuatro estatuas, y gran número de pinturas y autorretratos en los museos de Chicago, egipcio de El Cairo, Museo Británico, Metropolitano de Nueva York, Kimbell Art, de Brooklyn y de Berlín, entre otros.
¿Estamos viendo, por primera vez en la Historia, el rostro auténtico de Moisés?
CELEB, Centro laico de estudios bíblicos y egiptológicos.
HISTORIA: NUEVO HALLAZGO ARQUEOLÓGICO
EL SENMUT (MOISES) MÁS VIEJO, Y EL MÁS JOVEN.
Senmut (Moisés). Autorretrato pintado por el profeta en la pared de su tumba secreta.
Senmut(Moisés).Autorretrato. Consagrado príncipe heredero en brazos de Hatshepsut.
En los años finales del reinado de Hatshepsut el problema de la sucesión hizo crisis. Tutmosis III, de más de veinte años de edad y sus partidarios presionaban fuertemente por el control de la corona. La reina y Senmut, su hijo adoptivo y jefe de gobierno estaban dando fin a la obra magna del reinado: el gran templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari y se terminaba la decoración interior. El grabado de la izquierda muestra a un Senmut cerca de sus cuarenta años. El texto que lo acompaña se traduce así: “Servidor de la eterna morada de Amón, Senmut”; la pintura se encuentra por debajo del templo, en la primera cámara de su tumba privada (TT353). El niño Senmut-Moisés de la pintura derecha luce el atavío de príncipe hereditario, con el peinado y la coleta tradicional de heredero regio.
El emblema favorito de Senmut -la cobra del delta asentada sobre un ka y coronada por el disco solar astado- fue repetido dos docenas de veces en sus monumentos (en la imagen, friso en las paredes del templo de Hatshepsut). Dejó así clara y reiteradamente establecido su origen y lugar de nacimiento: “Soy hebreo-khabiri, soy un alma nacida en el Delta, en el país de Ramsés”. La misma afirmación está asentada en el libro de Moisés o Pentateuco cuando escribe que Israel, sus hijos y familiares se establecieron en el delta del río Nilo -en el país de Ramsés- gracias a la intermediación de José, cuya influencia sobre el faraón hizo posible su asentamiento y prosperidad en el territorio del bajo Egipto o Delta.