ELECCIONES EN LA A.M.I.A.


Los periodos preelectorales de la AMIA tradicionalmente son muy intensos. Camino al sillón de la calle Pasteur
El origen de esa división posiblemente surgió, cuando la conducción de la AMIA se aprestaba a aprobar que un sector del cementerio de La Tablada que todavía no estaba habilitado, se destinara al entierro de personas convertidas al judaísmo por los rabinos liberales (conservadores y reformistas) siguiendo las directivas que al efecto establecieron los dos Grandes Rabinos del Estado de Israel.
Por Lic. Eduardo Alberto Chernizki.

Los periodos preelectorales de la AMIA tradicionalmente son muy intensos, en especial los días previos al momento en que deben presentarse las listas electorales, pues su confección requiere infinidad de reuniones y gestiones a cargo de los dirigentes y activistas.
Pasado ese momento la tensión disminuye, por lo menos mientras se está a la espera de que culminen las tareas administrativas referidas al control de que cada uno de los socios, candidatos y/o avalistas, cumpla con las disposiciones estatutarias: a) antigüedad, tres años como mínimo para ser candidato y uno para ser aval al 31 de diciembre del año anterior a la elección; b) que tengan la cuota social paga hasta la misma fecha.
Esto es así, por lo menos por tres motivos: a) como es previsible que se observen a algunos candidatos y/o avalistas, se debe conseguir sus reemplazos; b) hay que prepararse para el tramo final de la campaña: Cómo se direccionará la propaganda, elegir a que instituciones se concurrirá para explicar las propuestas, conseguir fiscales para que durante el día de la votación realicen el respectivo control, etc.; y d) asimilar las sorpresas que puedan haberse producido al momento de presentarse las listas.
De estas tres, las dos primeras no implican ningún tipo de modificación en la tarea planificada por los responsables de cada una de las listas presentadas, mientras que la tercera puede influir en el tenor de los mensajes que se hagan llegar a los asociados o en la manera en que éstos (los asociados), puedan ser afectados por la sorpresa ocurrida.
En el caso actual, la elección del próximo13 de abril, la sorpresa fue que la corriente religiosa liberal (conservadores y reformistas) se dividió en dos. Por un lado, los dirigentes de las instituciones tradicionales se unieron al frente liderado por el licenciado Abraham Kaul. Por otro, varios rabinos de esa corriente, directivos de escuelas y dirigentes de instituciones sociodeportivas decidieron presentar su propia lista electoral, guiada por el rabino Sergio Bergman.
La sorpresa no fue que ese sector presentara su lista sino la división en él producida, pues tres días antes el rabino Bergman le había anticipado a AJN que ellos tenían todo preparado para cumplir los requisitos estatutarios de la AMIA para hacer lo que en definitiva hicieron.
El origen de esa división posiblemente surgió, cuando la conducción de la AMIA se aprestaba a aprobar que un sector del cementerio de La Tablada que todavía no estaba habilitado, se destinara al entierro de personas convertidas al judaísmo por los rabinos liberales (conservadores y reformistas) siguiendo las directivas que al efecto establecieron los dos Grandes Rabinos del Estado de Israel.
En ese momento los dirigentes de las instituciones religiosas liberales, que se integraron al Frente de Unidad Comunitario, aceptaron la propuesta pues consideraron que ese era un primer paso en la solución de un problema muy difícil. Por su parte los rabinos de ese sector, junto a dirigentes, suscribieron una dura carta al Presidente y Secretario general de la AMIA oponiéndose a esa solución.
Podríamos decir entonces, que la verdadera sorpresa que los dirigentes deben asimilar, es que un tema que desde hace años viene discutiéndose en la comunidad, es la aceptación o no de las conversiones que efectúan los rabinos liberales, que incide en la elección del próximo 13 de abril, y cómo puede llegar a afectar a cada una de las listas electorales.
A simple vista parecería que es seguro que a algunas las puede beneficiar y a otras perjudicar. Pero si se ahonda más en el análisis, se observará que puede beneficiar y perjudicar a todas, pues por acción u omisión cada miembro de la comunidad, y por lo tanto los socios de la AMIA, tiene su visión sobre este tema.
Al sector raigal (ortodoxo), que este tema sea el trasfondo de la división de los conservadores y reformistas les brinda la posibilidad de que más socios de la AMIA, que concuerdan con su visión del problema, concurran a votar a fin de evitar que surja una conducción que decida aceptar libremente las conversiones que ellos objetan, pues no cumplen con los requisitos establecidos en la Halajá (Ley Judía).
Pero también a ellos los puede perjudicar, ya que quizás haga que socios de la AMIA que normalmente no ejercitan su derecho de elegir a las autoridades de la institución, pero que no están de acuerdo con la visión raigal del tema, decidan concurrir a votar, sufragando tanto por quienes proponen mantener la situación actual, lo aprobado por la actual conducción de la AMIA, o por aquellos que consideran que se deben aceptar esas conversiones.
Ante este cuadro de situación, lo deseable sería que no se intente polarizar la elección entre ortodoxos y no ortodoxos, pero esto es casi imposible. Además, en medios de prensa ya se ha publicado comentarios planteando que este es el punto crucial de lo que se decidirá en la votación del 13 de abril en la AMIA, dando a entender que de triunfar la lista raigal impulsará medidas que afectarán a quienes no lo son.
Respecto a este punto debemos afirmar que en las diversas declaraciones que los referentes de la lista raigal realizaron a AJN jamás lo han planteado, todo lo contrario; y también es nuestra obligación decir que ni el licenciado Abraham Kaul ni los dirigentes que integran el resto de las listas plantearon que de asumir la conducción de la AMIA, llevarná a cabo medidas contrarias a la tradición judía.