Una Mancha en la historia del arte de Austria
En el diario Forward, el 13 de marzo fue publicado un artículo con ese nombre, del periodista Eric Frey, donde cuenta todos los avatares de las obras de arte robadas porlos nazis. Este mes, fue el 70 aniversario del Anschluss, el comienzo de la ocupación nazi en Austria. Las conmemoraciones fueron apropiadamente melancólicas, salvo por la discusión de un capítulo irresuelto en la historia de Austria, la restitución de las obras de arte que fueron robadas a los judíos austriacos y que nunca les fueron devueltas a sus legítimos propietarios.
El tema de las restitucíones de las obras de arte han causado mucho resentimiento el mes pasado, desde que un parlamentario austriaco cuestionó públicamente la procedencia de más de una docena de pinturas en posesión de uno de los más nuevos y aclamados museos de Viena. En vez de aumentar la reputación de la ciudad como capital cultural, estas obras de arte han provocado que se haya manchado una vez más la reputación del Estado austriaco.
Antes y durante el Holocausto, miles de pinturas, grabados y esculturas que les pertenecían a coleccionistas judíos fueron robados por los nazis, vendidos bajo amenaza o simplemente abandonadas por sus propietarios cuando escapaban o eran deportados a los campos de concentración. Luego de 1945, el gobierno austriaco hizo todo lo que estaba en su poder para desalentar la restitución de estas obras incluso aún en el caso de los reclamos de los propietarios o sus herederos. Algunos de los demandantes aceptaron una miseria como compensación, mientras que otros continuaron con esta lucha. Pero una ola de publicidad negativa en el exterior, como también el deseo por parte de una nueva a elite política austriaca de responsabilizarse por los crímenes del pasado condujo al parlamento a aprobar una ley de la restitución en 1998.
La misma legislación está ahora comenzando a presionar a Rudolf Leopold, un coleccionista de arte austriaco de 83 años de edad que adquirió docenas de obras de Klimt, Egon Schiele y otros pinturas modernas de las primeras épocas entre 1950 y 1960. Leopold fue un médico con un presupuesto limitado, pero debido al cambio de los gustos y a la ausencia de la burguesía judía que una vez había sido la primera y principal coleccionista, compró todas estás obras a un precio relativamente bajo. En 1994, el gobierno de Austria compró la colección entera de Leopoldo – más de 5.000 obras - con un gran descuento y lo puso dentro de una fundación, para la cual fue construido el Leopold Museum, un edificio cúbico blanco considerado como el más famoso Museo de la Historia del arte de Viena, Leopold fue nombrado como su director vitalicio.
Según sostiene Leopold, no había logrado obtener alguna información sobre el origen de algunas de las obras que ha comprado, y hasta hoy en día continúa luchando con uñas y dientes contra todos los que tratan de obligarle a devolver las obras a sus legítimos propietarios o sus herederos. En cierto modo la ley está de su parte: a diferencia de los Estados Unidos, en Austria los bienes adquiridos de buena fe a menudo pueden ser guardados aunque más tarde se pruebe que han sido saqueados. Como consecuencia todo esto ha sido desastroso para la imagen de Austria — y aún queda pendiente otro problema que involucra a Leopold. Hace una década la pintura de Schiele, “Retrato de Wally,” fue confiscada por las autoridades norteamericanas durante una muestra en el Museo de Arte Moderno, luego el New York Times informó que la pintura había pertenecido a un marchand de arte judío y que Leopold lo sabía. La pintura está todavía guardada en el museo, mientras los abogados continúan litigando sobre su propiedad
Luego se detuvieron los esfuerzos para que Leopold restituyera las obras cuando en febrero el Museo de Leopold inauguró con una gran exhibición de las obras del pintor austriaco Albin Egger-Lienz. Wolfgang Zinggl, un parlamentario austriaco, reclamó que 14 de las obras exhibidas habían sido saqueadas durante el nazismo, o por lo menos su origen era cuestionable
El presidente de la Comunidad Judía de Viena, Ariel Muzicant, consecuentemente causó un escándalo por reclamar el cierre del Museo Leopold hasta que las obras en disputa fueran restituidas a sus legítimos propietarios. La ministra de cultura austriaca Claudia Schmied dijo que el gobierno tenía atadas las manos, a pesar del hecho que el Estado provee de generosos subsidios al museo. Leopold, mientras tanto ha rechazado todos los cargos contra él, presentándose como una víctima de una conspiración global. El acusa a los demandantes – que son todos judíos - de actuar solo por codicia.
“Solo compré Klimt y Schiele luego de la guerra porque amaba sus obras” dijo ” Leopold “Ahora, como los precios están aumentado, hay otros que están interesados porque saben que comprarán ganando” Desafortunadamente, Leopold tiene todo el apoyo del público. Es muy difícil para el ciudadano austriaco medio comprender como la justicia puede ser utilizada para retirar una pintura de un espacio público como es un museo y enviarlo a un demandante de New York y California, que invariablemente a su vez venderá estas obras en Christie’s o Sotheby’s. A diferencia de muchos ancianos sobrevivientes del Holocausto en Austria que todavía están esperando por una compensación por sus pérdidas materiales, la gente que reclama porque han saqueado su patrimonio artístico no tiene problemas financieros, hecho que no pasa desapercibido para muchos austríacos. Hasta ahora esa ha sido la opinión de Frey, por nuestra parte nosotrs creemos que más allá de la próera situación financiera que pueden gozar los herederos de esas obras de arte, el problema es que fueron robadas, producto de un despojo perpetrado por el nazismo y que debe ser reparado, aunque el público medio austríaco se sienta molesto por la cuestión. No sea cuestión que porque eso les pasó a los judíos, se sientan ajenos a una responsabilidad que les cabe al Estado austríaco, una nación que en su tiempo fue cómplice del nazismo.