
¿A quién culpará Barack Obama?
Me gustaría compartir una millonésima parte de la esperanza de varios amigos que ven en Barack Obama un cambio positivo
por Jose Brechner
Es inevitable que todo gobierno nuevo reciba todo lo que dejó el que se fue, siendo habitual entre la progresía, que el entrante le eche la culpa de lo malo al saliente, y si las cosas no empiezan a mejorar al ritmo esperado, suelen cantar el tango de las penurias durante años, acusando a otros de sus propios errores.
Fidel Castro sigue culpando de sus males a los Estados Unidos debido al bloqueo económico, por más que Cuba tenga 160 países adicionales para hacer negocios. Los palestinos endilgan su pobreza a Israel aunque están rodeados de 700 millones de sus “hermanos” árabes, y reciben miles de millones de dólares de generosos donantes. De igual manera, los izquierdistas latinoamericanos atribuyen a los liberales la miseria que ellos mismos están creando.
Barack Obama va a recibir una economía débil, y como demuestran los índices bursátiles que siguen en descenso, pese a que un cambio de gobierno por regla general debería ser alentador, la situación no mejorará, a menos que el flamante presidente rompa las promesas de “cambio” que hizo durante su campaña electoral y se vuelque al centro.
Cuando las economías empiezan a colapsar, la guerra se convierte en una contingencia más cercana, ya que los enemigos de los que se empobrecieron se envalentonan para atacar, al considerar a sus contrincantes menos aptos para defenderse.
Estados Unidos está en guerra y Obama prometió terminarla, trayendo a casa a los soldados desplazados en Irak. Sin embargo, al mismo tiempo dijo que aumentaría las tropas en Afganistán.
Poniendo las cosas claras, guerra va a haber con o sin los republicanos en el poder, y lo más seguro es que los conflictos en otros frentes aumenten en vez de que disminuyan.
Para darle la bienvenida a la Casa Blanca, Rusia empezó a desplegar misiles en Kaliningrado, una región aislada del resto del territorio ruso que colinda al norte con Lituania y al sur con Polonia, como respuesta a los misiles que Estados Unidos intenta colocar en la República Checa y Polonia, para defender a Europa de los Iraníes.
El escenario en progreso, es que Rusia seguirá acercándose y proveyendo armamento a todo aquél que se considere enemigo de Estados Unidos.
La izquierda norteamericana así como la extrema derecha, tienen como chivo expiatorio a Israel, y Obama presionará hasta el límite al estado judío para que ceda posiciones a favor de los árabes. Entre sus asesores hay anti sionistas y antisemitas de la talla de Zbigniew Brzezinski, que podrían llevar a un sensible deterioro e inclusive resquebrajamiento de las relaciones entre Israel y los Estados Unidos.
Sin haber siquiera designado un Secretario de Estado, el presidente anunció que apoya el plan Saudí --un Caballo de Troya-- para que Israel se repliegue a las fronteras de 1949, a cambio de su reconocimiento como nación por los árabes, lo que implica despojarlo de su pasado histórico, cultural y religioso, porque le obligarían a abandonar su capital, Jerusalén; el Muro de los Lamentos, Judea, Samaria, y el Golán, exponiendo sus ciudades a sus mortales enemigos. Además se haría el trasplante de millones de árabes a la zona, que alegarían ser descendientes de palestinos. En resumen, la llamada iniciativa saudita es una treta para acorralar y destruir Israel.
Ya que el nuevo presidente está de acuerdo con regresar al pasado imperialista británico en el Medio Oriente, podría hacer algo más equitativo empezando por casa, devolviendo a los mexicanos los estados de California, Nuevo México, Texas y Arizona, o mejor aún, tanto Obama como todos los inmigrantes y sus descendientes que llegaron a Norte América en los últimos dos siglos y medio, deberían restituirles honorablemente sus territorios a los indios y retornar a sus países de origen. Es hora de armonizar las palabras con las acciones de acuerdo a la justicia revisionista en boga.
Estados Unidos tiene apenas 232 años, antes de su colonización perteneció por milenios a sus habitantes originarios que constituían más de 100 naciones independientes. Israel tiene 3.300 años de historia judía. ¿Quién tiene más derechos sobre la tierra que ocupa?
Internamente, Obama se encontrará con un país dividido ideológicamente como nunca antes, lo que puede ocasionar enfrentamientos raciales. Los Nazis, Cabezas Rapadas y Supremacistas Blancos, están en estado de emergencia. Del otro lado, La Nación del Islam y Las Panteras Negras, se creen los nuevos dueños del país.
En su momento, frente a la crítica que surja contra el nuevo gobernante, los líderes de la progresía afroamericana del estilo de Jesse Jackson y Louis Farrakhan, acusarán a los adversarios de Obama de racistas, utilizando su condición étnica para proteger a su presidente de la oposición política, desencadenando la violencia, como sucedió en el caso del célebre Rodney King, que sirvió de excusa para convertir a Los Ángeles en una gran fogata.
Me gustaría compartir una millonésima parte de la esperanza de varios amigos que ven en Barack Obama un cambio positivo, desgraciadamente nada indica que ese sea el futuro por venir. Desde Jimmy Carter, no hubo un presidente tan radical, inexperto y poco confiable.
www.josebrechner.com
Fin de una era
La elección de Barak Obama como presidente de los EE.UU. es un hecho histórico de características dificiles de mensurar.
por Natalio Steiner
La elección de Barak Obama como presidente de los EE.UU. es un hecho histórico de características dificiles de mensurar. Se trata de un cambio de profunda significación para la sociedad norteamericana con una proyección mundial sin precedentes.
En contra de casi todas las posibilidades y con un aparato político muy aceitado logró un joven abogado de color vencer primero a Hillary Clinton y luego a John Mac Cain en las que fueron las elecciones nacionales más importantes de toda la historia norteamericana. Obama arrasó en votos robusteciendo su dominio en ambas camaras y trabajando sobre las notables debilidades y errores de Bush.
No hay dudad ya que uno de los factores que posibilitó su triunfo proviene de su avasallante personalidad. A lo largo de toda su campaña, tanto en EE.UU. como fuera del país, demostró el democrata una personalidad fuera de lo común : su aspecto humilde, lozano, seguro en sus convicciones, rápido en respuestas, de calidez desbordante, personalidad carismática al estilo de los grandes líderes a EE.UU. como lo fuera Roosvelt, Kennedy y hasta el desgarbado Clinton. Obama es un orador singular pero a la vez no hace gala de conductas circenses. A diferencia de Mac Cain, sus discursos sonaron auténticos, sinceros y seguro en sus expresiones. En su discurso triunfal uno pudo observar la retórica humanística de Martín Luther King jugándose por una ideología a la que ofrendó su vida. Solo que Obama no fue elegido solamente por estas virtudes sino principalmente porque representa en forma verdadera un cambio social y económico y estilo de poder que los norteamericanos deseaban. Se trata de un cambio en todos los órdenes de la vida castigando una política económica mezquina,egoísta e irresponsable con los sectores más débiles de la sociedad.
Cuando el 20-01 Obama ingrese ya como presidente en ejercicio a la Casa Blanca allí se vera si su encanto perdura o si la dureza de las dificultades que EE.UU. debe enfrentar, vence su idealismo. Irak, Afghanistan, las relaciones con Europa, con Rusia, la nuclearización de Irán y parte del mundo islámico, el conflicto árabe-israelí, la crisis económica y la consiguiente recesión, el calentamiento global y el terrorismo islámico son parte de una nutrida agenda temática que no le dara un instante de tregua.
¿Y las relaciones con Israel ? ¿en qué cambiarán ? ¿ Habrá un giro propalestino al estilo Clinton que forzó a Israel al calamitoso acuerdo de Oslo ?. La preocupación es genuina pero aún es prematuro saberlo. Por lo pronto el triunfo de Obama se cuela en el complejo proceso electoral israelí. El 10-02 habrá elecciones en Israel y el triunfo de Obama es un indirecto respaldo a Tzipi Livni y un golpe a Netaniahu. Tanto Jimmy Carter como Bill Clinton, ambos democratas, forzaron a Israel a diversas concesiones territoriales que no fueron correspondidas por los palestinos. Obama no ira por menos. Así las cosas no es de extrañar que si bien gran parte de la población israelí vio con simpatía el triunfo de Obama el gobierno del alicaído Ehud Olmert se sumo en público a esta euforia pero en el fondo hay preocupación por recortes en la ayuda anual que EE.UU. otorga a Israel ( u$s 3.000 millllones) y por los ingenuos intentos dialoguistas con Ahmadinejhad mañana y pasado quizas con Hamas.
El autor es co director del semanario Comunidades de Buenos Aires
Me gustaría compartir una millonésima parte de la esperanza de varios amigos que ven en Barack Obama un cambio positivo
por Jose Brechner
Es inevitable que todo gobierno nuevo reciba todo lo que dejó el que se fue, siendo habitual entre la progresía, que el entrante le eche la culpa de lo malo al saliente, y si las cosas no empiezan a mejorar al ritmo esperado, suelen cantar el tango de las penurias durante años, acusando a otros de sus propios errores.
Fidel Castro sigue culpando de sus males a los Estados Unidos debido al bloqueo económico, por más que Cuba tenga 160 países adicionales para hacer negocios. Los palestinos endilgan su pobreza a Israel aunque están rodeados de 700 millones de sus “hermanos” árabes, y reciben miles de millones de dólares de generosos donantes. De igual manera, los izquierdistas latinoamericanos atribuyen a los liberales la miseria que ellos mismos están creando.
Barack Obama va a recibir una economía débil, y como demuestran los índices bursátiles que siguen en descenso, pese a que un cambio de gobierno por regla general debería ser alentador, la situación no mejorará, a menos que el flamante presidente rompa las promesas de “cambio” que hizo durante su campaña electoral y se vuelque al centro.
Cuando las economías empiezan a colapsar, la guerra se convierte en una contingencia más cercana, ya que los enemigos de los que se empobrecieron se envalentonan para atacar, al considerar a sus contrincantes menos aptos para defenderse.
Estados Unidos está en guerra y Obama prometió terminarla, trayendo a casa a los soldados desplazados en Irak. Sin embargo, al mismo tiempo dijo que aumentaría las tropas en Afganistán.
Poniendo las cosas claras, guerra va a haber con o sin los republicanos en el poder, y lo más seguro es que los conflictos en otros frentes aumenten en vez de que disminuyan.
Para darle la bienvenida a la Casa Blanca, Rusia empezó a desplegar misiles en Kaliningrado, una región aislada del resto del territorio ruso que colinda al norte con Lituania y al sur con Polonia, como respuesta a los misiles que Estados Unidos intenta colocar en la República Checa y Polonia, para defender a Europa de los Iraníes.
El escenario en progreso, es que Rusia seguirá acercándose y proveyendo armamento a todo aquél que se considere enemigo de Estados Unidos.
La izquierda norteamericana así como la extrema derecha, tienen como chivo expiatorio a Israel, y Obama presionará hasta el límite al estado judío para que ceda posiciones a favor de los árabes. Entre sus asesores hay anti sionistas y antisemitas de la talla de Zbigniew Brzezinski, que podrían llevar a un sensible deterioro e inclusive resquebrajamiento de las relaciones entre Israel y los Estados Unidos.
Sin haber siquiera designado un Secretario de Estado, el presidente anunció que apoya el plan Saudí --un Caballo de Troya-- para que Israel se repliegue a las fronteras de 1949, a cambio de su reconocimiento como nación por los árabes, lo que implica despojarlo de su pasado histórico, cultural y religioso, porque le obligarían a abandonar su capital, Jerusalén; el Muro de los Lamentos, Judea, Samaria, y el Golán, exponiendo sus ciudades a sus mortales enemigos. Además se haría el trasplante de millones de árabes a la zona, que alegarían ser descendientes de palestinos. En resumen, la llamada iniciativa saudita es una treta para acorralar y destruir Israel.
Ya que el nuevo presidente está de acuerdo con regresar al pasado imperialista británico en el Medio Oriente, podría hacer algo más equitativo empezando por casa, devolviendo a los mexicanos los estados de California, Nuevo México, Texas y Arizona, o mejor aún, tanto Obama como todos los inmigrantes y sus descendientes que llegaron a Norte América en los últimos dos siglos y medio, deberían restituirles honorablemente sus territorios a los indios y retornar a sus países de origen. Es hora de armonizar las palabras con las acciones de acuerdo a la justicia revisionista en boga.
Estados Unidos tiene apenas 232 años, antes de su colonización perteneció por milenios a sus habitantes originarios que constituían más de 100 naciones independientes. Israel tiene 3.300 años de historia judía. ¿Quién tiene más derechos sobre la tierra que ocupa?
Internamente, Obama se encontrará con un país dividido ideológicamente como nunca antes, lo que puede ocasionar enfrentamientos raciales. Los Nazis, Cabezas Rapadas y Supremacistas Blancos, están en estado de emergencia. Del otro lado, La Nación del Islam y Las Panteras Negras, se creen los nuevos dueños del país.
En su momento, frente a la crítica que surja contra el nuevo gobernante, los líderes de la progresía afroamericana del estilo de Jesse Jackson y Louis Farrakhan, acusarán a los adversarios de Obama de racistas, utilizando su condición étnica para proteger a su presidente de la oposición política, desencadenando la violencia, como sucedió en el caso del célebre Rodney King, que sirvió de excusa para convertir a Los Ángeles en una gran fogata.
Me gustaría compartir una millonésima parte de la esperanza de varios amigos que ven en Barack Obama un cambio positivo, desgraciadamente nada indica que ese sea el futuro por venir. Desde Jimmy Carter, no hubo un presidente tan radical, inexperto y poco confiable.
www.josebrechner.com
Fin de una era
La elección de Barak Obama como presidente de los EE.UU. es un hecho histórico de características dificiles de mensurar.
por Natalio Steiner
La elección de Barak Obama como presidente de los EE.UU. es un hecho histórico de características dificiles de mensurar. Se trata de un cambio de profunda significación para la sociedad norteamericana con una proyección mundial sin precedentes.
En contra de casi todas las posibilidades y con un aparato político muy aceitado logró un joven abogado de color vencer primero a Hillary Clinton y luego a John Mac Cain en las que fueron las elecciones nacionales más importantes de toda la historia norteamericana. Obama arrasó en votos robusteciendo su dominio en ambas camaras y trabajando sobre las notables debilidades y errores de Bush.
No hay dudad ya que uno de los factores que posibilitó su triunfo proviene de su avasallante personalidad. A lo largo de toda su campaña, tanto en EE.UU. como fuera del país, demostró el democrata una personalidad fuera de lo común : su aspecto humilde, lozano, seguro en sus convicciones, rápido en respuestas, de calidez desbordante, personalidad carismática al estilo de los grandes líderes a EE.UU. como lo fuera Roosvelt, Kennedy y hasta el desgarbado Clinton. Obama es un orador singular pero a la vez no hace gala de conductas circenses. A diferencia de Mac Cain, sus discursos sonaron auténticos, sinceros y seguro en sus expresiones. En su discurso triunfal uno pudo observar la retórica humanística de Martín Luther King jugándose por una ideología a la que ofrendó su vida. Solo que Obama no fue elegido solamente por estas virtudes sino principalmente porque representa en forma verdadera un cambio social y económico y estilo de poder que los norteamericanos deseaban. Se trata de un cambio en todos los órdenes de la vida castigando una política económica mezquina,egoísta e irresponsable con los sectores más débiles de la sociedad.
Cuando el 20-01 Obama ingrese ya como presidente en ejercicio a la Casa Blanca allí se vera si su encanto perdura o si la dureza de las dificultades que EE.UU. debe enfrentar, vence su idealismo. Irak, Afghanistan, las relaciones con Europa, con Rusia, la nuclearización de Irán y parte del mundo islámico, el conflicto árabe-israelí, la crisis económica y la consiguiente recesión, el calentamiento global y el terrorismo islámico son parte de una nutrida agenda temática que no le dara un instante de tregua.
¿Y las relaciones con Israel ? ¿en qué cambiarán ? ¿ Habrá un giro propalestino al estilo Clinton que forzó a Israel al calamitoso acuerdo de Oslo ?. La preocupación es genuina pero aún es prematuro saberlo. Por lo pronto el triunfo de Obama se cuela en el complejo proceso electoral israelí. El 10-02 habrá elecciones en Israel y el triunfo de Obama es un indirecto respaldo a Tzipi Livni y un golpe a Netaniahu. Tanto Jimmy Carter como Bill Clinton, ambos democratas, forzaron a Israel a diversas concesiones territoriales que no fueron correspondidas por los palestinos. Obama no ira por menos. Así las cosas no es de extrañar que si bien gran parte de la población israelí vio con simpatía el triunfo de Obama el gobierno del alicaído Ehud Olmert se sumo en público a esta euforia pero en el fondo hay preocupación por recortes en la ayuda anual que EE.UU. otorga a Israel ( u$s 3.000 millllones) y por los ingenuos intentos dialoguistas con Ahmadinejhad mañana y pasado quizas con Hamas.
El autor es co director del semanario Comunidades de Buenos Aires