
SU GRAN OPORTUNIDAD
Ruben Kaplan
Porisrael.org
Ruben Kaplan
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El 7 de agosto de 1954 en la ciudad de Galveston, Texas, Morris Pollard y su esposa Molly, recibieron congratulados un nuevo hijo al que le pusieron el nombre de Jonathan Jay. El benjamín, completaba la terna con sus hermanos Harvey y Carol.
Diez años después la familia Pollard se mudó a South Bend, Indiana, en donde Morris Pollard, destacado microbiólogo , se convirtió en director en la Universidad de Notre Dame del Instituto Lobund.
Los Pollard eran una familia adinerada y vivían con holgura en una casa tipo rancho que conducía a un pequeño callejón sin salida.
Jonathan Jay, al que en la intimidad preferían llamar por su segundo nombre, fue un niño muy precoz y apegado a sus progenitores, aunque la empatía mayor la tenía con su madre Molly, dedicada ama de casa.
Dotado de un gran talento musical, Jay aprendió a tocar el violoncello y al cabo de un tiempo se convirtió en un eximio intérprete del instrumento de cuerda.
Su experiencia en la escuela fue algo traumática. Debido a su baja estatura para la edad y por usar gruesas gafas, era objeto de mofa por sus compañeros que llegaron inclusive a agredirlo físicamente. Probablemente, su capacidad, que lo erigía en un alumno brillante y el hecho de ser elogiado y preferido por los profesores, despertaba la envidia y animadversión de los otros alumnos.
Sin embargo, Jay atribuía las burlas a las que era sometido, a su condición de judío, en una vecindad donde había muy pocos que profesaban la fe mosaica. Ese pensamiento lo condujo a solidificar su amor con Israel, país en el que todos los judíos podían sentirse normales y libres y no ser perseguidos por su religión.
Dos acontecimientos significativos ocurrieron cuando Jay estaba por cumplir los trece años y lo marcaron indubitablemente.
El 5 de junio de 1967 el mundo se conmocionó con la noticia del conflicto bélico que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por Egipto, Jordania, Irak y Siria, que devino en lo que se conoció como "La Guerra de los Seis Días". El miedo de que Israel fuera aniquilado como prometían sus enemigos árabes, angustió sobremanera a Jay. Sus temores, tal como le había dicho su madre, fueron rápidamente disipados.
La proeza militar del pequeño Estado hebreo, que venció a enemigos que lo superaban cuantitativamente, suscitó en Jonathan Jay, un sentimiento de orgullo y ligazón con Israel que afectaría su vida futura.
Con motivo de celebrar su Bar Mitzva, Jay, en virtud que su familia había optado por asistir a una sinagoga ortodoxa, en el tradicional discurso, eligió la referencia del profeta Isaías que vaticinaba que Israel será un líder entre las naciones.
Al año siguiente, en un viaje que hizo con su familia a Europa, Jay visitó en Polonia el campo de concentración y exterminio de Dachau. Allí, alambres de púas, inmundos barracones y los crematorios, indicios irrefutables del Holocausto, produjeron un quiebre emocional en el joven Pollard, quien se juramentó al igual que millones de judíos, que lucharía para que la tragedia no se repitiese con su pueblo "Nunca Más".
En 1970, Jonathan Jay Pollard viajó a Israel como miembro de un campamento de ciencias para estudiantes sobresalientes. Él recuerda el viaje como "una de las experiencias más liberadoras que he tenido en mi vida". Cuando sus padres lo visitaron, lo encontraron arrobado, como en "el cielo". No obstante, según versiones, persistían las dificultades de Jay en la relación con sus compañeros adolescentes.
Al regresar a su hogar, Jay estaba decidido a materializar su fantasía de emigrar a Israel. Su decisión se vio frustrada por recomendación de sus padres, quienes lo instaron a que a finalizase sus estudios para posteriormente concretar su ansiada alía.
El joven Pollard, fue admitido en la prestigiosa Universidad de Stanford en California. En primera instancia pensaba seguir el derrotero de su hermano mayor Harvey quien se había recibido de médico. Luego de sopesar la carga implícita en esa carrera, decidió mutar a las ciencias políticas, donde al cabo de unos años obtuvo la licenciatura. En su carácter de estudiante universitario, se interesó en historia militar y leía con enorme fruición y avidez, centenares de novelas de espionaje. Influenciado por esa literatura, comenzó a fabular historias con sus compañeros para mejorar su alicaída autoestima y por añadidura, granjearse el respeto que le había sido siempre tan esquivo. Decía que pertenecía al ejército de Israel en el que había alcanzado el grado de coronel. A un amigo le confió que pertenecía al Mossad, el célebre servicio de inteligencia israelí, que por aquel entonces no tenía idea de quien era Jonathan Jay Pollard.
Para impresionar a sus incrédulos oyentes, en una oportunidad llevó un revólver porque decía que estaba amenazado. A otro becario le dijo que en Israel, cuando estaba a cargo de la seguridad en un kibutz, mató a un árabe que se había infiltrado. Esos alardes para deslumbrar a los estudiantes, impensadamente, se tornarían en el futuro, en una dramática realidad y similitud, en la vida de Pollard. Luego de su graduación en Ciencias Políticas en 1976, Jonathan Jay regresó a su casa de South Bend . Poco después, interesado en leyes, fue admitido en la Fletcher School of Law and Diplomacy en Tufts University en Boston, donde asistió durante 2 años pero no llegó a recibirse.
Otra crisis emocional lo sacudió. Por una parte sentía que su pertenencia era a Israel y no a Estados Unidos. Como contrapartida, cavilaba que una lealtad no iba en desmedro de la otra y que Norteamérica era necesaria para Israel.
Superados los razonamientos enfrentados, pero con dudas subyacentes, en 1977 Pollard solicita un puesto de trabajo en la CIA. Sometido a la prueba del polígrafo, la "Compañía" lo rechaza, alegando que el estudio que le realizaron, indicaba que él podía ser un riesgo para la seguridad y no estaba exento de consumir drogas ilícitas.
En 1979, a los 25 años, Pollard fue contratado por La Inteligencia Naval, que tenía parámetros de admisión más laxos que la CIA, para desempeñarse como Especialista en Control en Inteligencia.
Su función era analizar los datos y hacer informes sobre los mismos.
El trabajo tan anhelado, no gratificaba a Jay, quien con desazón escuchaba comentarios contra los judíos vertidos por sus compañeros. Asimismo, críticas hacia Israel, él las consideraba una forma de antisemitismo embozada. La Armada, está conceptuada como la menos pro-Israel de de las Fuerzas de Estados Unidos. El acceso a los puertos es obviamente una preocupación importante, de modo que las relaciones con el mundo árabe en general y los Estados del Golfo Pérsico en particular, son de sumo interés para la Marina norteamericana.
Un trágico episodio acaecido durante La Guerra de los Seis Días, incidió muy negativamente en muchos miembros de la United States Navy y los predispuso en contra de Israel: Pilotos israelíes bombardearon por equivocación el buque de inteligencia norteamericano USS Liberty, confundiéndolo con una nave egipcia, causando la muerte de 34 tripulantes. El infortunado accidente, generó rispidez entre ambos países. Ante las disculpas verosímiles de Israel afirmando que se trató de un desgraciado error al hallarse el barco en la zona de guerra, Estados Unidos replicó que el buque se encontraba en aguas internacionales.
Después de dos años de trabajo, Pollard tiene acceso a datos clasificados. El gobierno norteamericano reconoce con cinco diferentes grados básicos, la sensibilidad inherente a la información secreta. Ellos son en orden de importancia decreciente, los siguientes: La Escalada, Confidencial, Secreta, Top Secret y la más resguardada de todas, Especial de Información (SCI). Wolf Blitzer aclara estos términos y los define de la siguiente manera " En los EE.UU, según las regulaciones gubernamentales, la información es clasificada de Confidencial cuando su divulgación no autorizada podría razonablemente esperar que causa "daño para la seguridad nacional; Secreta , si su divulgación no autorizada podría esperar razonablemente que causa "graves daños para la seguridad nacional"; Top Secret , si su divulgación no autorizada podría razonablemente esperar que causa "daños excepcionalmente graves". SCI es una designación reservada, especialmente sensible para la información clasificada, "la difusión de las cuales está estrictamente controlada y limitada a determinados individuos dentro de las fuerzas militares y de inteligencia que tienen especiales tareas de seguridad".
Pollard comenzó a sentirse decepcionado porque creía que su país no compartía con su aliado Israel datos e información útil que creía le debía suministrar. La libre entrada de material militar soviético a Medio Oriente, pasaba inadvertida para los israelíes que dependían de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos para ser alertados de ese tipo de actividad.
En 1981 Jay conoció al primer amor de su vida Hanne Henderson, también judía, pero no acentuadamente sionista como él.
Sin embargo, como escribe Wolf Blitzer en el "Territorio de las Mentiras", Anne "poco a poco llegó a compartir sus sentimientos y el compromiso" .La pareja decidió vivir juntos y planificar su matrimonio.
Al cabo de un tiempo, Pollard sufrió otra de sus habituales crisis en el trabajo, razón por la cual fue suspendido.
En 1981 Jay conoció al primer amor de su vida Hanne Henderson, también judía, pero no acentuadamente sionista como él.
Sin embargo, como escribe Wolf Blitzer en el "Territorio de las Mentiras", Anne "poco a poco llegó a compartir sus sentimientos y el compromiso" .La pareja decidió vivir juntos y planificar su matrimonio.
Al cabo de un tiempo, Pollard sufrió otra de sus habituales crisis en el trabajo, razón por la cual fue suspendido.
El cese provisorio de su labor, se produjo después que Jay, en medio de las tensas relaciones entre las comunidades de inteligencia de Estados Unidos y Sudáfrica, se acercó a un superior y le dijo que era amigo del Teniente General PW van der Westhuizen, a la sazón jefe de la inteligencia militar del país africano. Dijo que habían hecho amistad cuando ambos asistían a Fletcher, funcionario del gobierno sudafricano. En virtud de eso se le concedió a Pollard establecer un "canal de retorno" a Westhuizen.
Jay, en su afán se ser más creíble, repitiendo su tendencia adolescente de inventar cuentos, refirió historias que había vivido en Sudáfrica y que su padre actuaba como jefe en una estación CIA del país. El relato, suscitó la desconfianza de funcionarios de la Armada que al advertir incoherencia y fantasía en su testimonio, lo derivaron a un médico psiquiatra. Después de haberlo examinado prolijamente, el galeno comunicó que Pollard no estaba aquejado de ninguna enfermedad mental, razón por la cual fue restituido en su cargo.
En 1984, Jay fue trasladado al departamento de lucha contra el terrorismo denominado Centro de Alerta, (ATAC) de la Investigación Naval del Servicio de la División de Análisis de Amenazas. Allí bajo las órdenes de Jerry Agee, un hombre de inteligencia con una trayectoria de dos décadas en el área, le fueron asignadas funciones que incluían la investigación y el análisis de datos de inteligencia, vinculada a posibles amenazas terroristas.
Agee, que consideraba a Pollard un eficaz empleado, lo creía un bull shitter, una persona que miente e inventa historias para salir airoso de malas situaciones, por lo que sostenía que no podía tener acceso a los más vitales secretos de Norteamérica.
Jay, en su afán se ser más creíble, repitiendo su tendencia adolescente de inventar cuentos, refirió historias que había vivido en Sudáfrica y que su padre actuaba como jefe en una estación CIA del país. El relato, suscitó la desconfianza de funcionarios de la Armada que al advertir incoherencia y fantasía en su testimonio, lo derivaron a un médico psiquiatra. Después de haberlo examinado prolijamente, el galeno comunicó que Pollard no estaba aquejado de ninguna enfermedad mental, razón por la cual fue restituido en su cargo.
En 1984, Jay fue trasladado al departamento de lucha contra el terrorismo denominado Centro de Alerta, (ATAC) de la Investigación Naval del Servicio de la División de Análisis de Amenazas. Allí bajo las órdenes de Jerry Agee, un hombre de inteligencia con una trayectoria de dos décadas en el área, le fueron asignadas funciones que incluían la investigación y el análisis de datos de inteligencia, vinculada a posibles amenazas terroristas.
Agee, que consideraba a Pollard un eficaz empleado, lo creía un bull shitter, una persona que miente e inventa historias para salir airoso de malas situaciones, por lo que sostenía que no podía tener acceso a los más vitales secretos de Norteamérica.
En 1983, el presidente Ronald Reagan había firmado un acuerdo bilateral de inteligencia con Israel, por el cual por expresas directivas se autorizaba la liberación de datos importantes para Israel.
Pollard cada vez más frustrado y con evidente disgusto, estaba convencido que los funcionarios del NIS hacían caso omiso de esa disposición. Atribuyen a Pollard el haber dicho que vio una fotografía de gas venenoso que se estaba construyendo en Irak y solicitó permiso para transmitirla a Israel. Jay agregó que su superior se río y dijo que los judíos eran demasiado sensibles en lo atinente al gas como consecuencia de sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial.
Esa respuesta , el atentado terrorista chi'ita el 18 de abril de 1983 con un camión bomba a la embajada americana en Beirut, que dejó un saldo de 63 muertos y 120 heridos, más el secuestro el mismo año de William Buckley, jefe de la CIA en Beirut, posteriormente asesinado, fueron los detonantes para que Jonathan Jay Pollard, concluyera que Norteamérica no estaba haciendo lo suficiente para preservar a sus propios ciudadanos en Medio Oriente, no podía por lo tanto, esperar él, para hacer lo que debía, para proteger a Israel. Esa decisión, lo llevaría a la cárcel junto con su esposa Hanne Henderson.
Pollard cada vez más frustrado y con evidente disgusto, estaba convencido que los funcionarios del NIS hacían caso omiso de esa disposición. Atribuyen a Pollard el haber dicho que vio una fotografía de gas venenoso que se estaba construyendo en Irak y solicitó permiso para transmitirla a Israel. Jay agregó que su superior se río y dijo que los judíos eran demasiado sensibles en lo atinente al gas como consecuencia de sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial.
Esa respuesta , el atentado terrorista chi'ita el 18 de abril de 1983 con un camión bomba a la embajada americana en Beirut, que dejó un saldo de 63 muertos y 120 heridos, más el secuestro el mismo año de William Buckley, jefe de la CIA en Beirut, posteriormente asesinado, fueron los detonantes para que Jonathan Jay Pollard, concluyera que Norteamérica no estaba haciendo lo suficiente para preservar a sus propios ciudadanos en Medio Oriente, no podía por lo tanto, esperar él, para hacer lo que debía, para proteger a Israel. Esa decisión, lo llevaría a la cárcel junto con su esposa Hanne Henderson.
Al poco tiempo, Pollard establece contacto con Aviem Sella un espía israelí que se hacía pasar por un estudiante graduado en la Universidad de Nueva York. Luego de unos días, según acusaciones posteriores, en junio de 1984, Pollard vendió información clasificada a Sella, a cambio de diamantes y un anillo de zafiro y U$ 10,000 en efectivo y habría suscripto un acuerdo para percibir U$ 1500 mensuales para continuar con su tarea de espionaje. También, según la imputación, además de Israel, Pollard también pasó información clasificada a Sudáfrica e intentó, a través de un tercero, vender información clasificada a Pakistán en varias ocasiones.
Esa versión fue enfáticamente desmentida por Pollard, quien confesó sólo haber espiado para Israel, y entregar únicamente información acerca de la amenaza de misiles de Irak contra el Estado judío.
El tardío reconocimiento por parte de Israel 13 años después que fuera encarcelado, que Jonathan Jay Pollard era un agente a su servicio y no un mercenario, avalan la versión de Jay.
El espionaje de Pollard fue descubierto por el gobierno de los Estados Unidos en 1985. Las instrucciones de Israel eran que buscara refugio en la Embajada israelí en Washington. Cuando Pollard y su ex mujer buscaron protección allí, primero fueron recibidos y luego entregados a las manos receptoras del FBI.
Aparentemente, el embajador de Israel Meir Rosenne el día que Pollard y su mujer fueron a buscar refugio, estaba en París. Elyakim Rubinstein quien estaba a cargo ese día de la sede diplomática, no había sido notificado sobre los planes de ayuda a Pollard. Tras el incidente, Rubinstein se convirtió en Israel en Fiscal General. Con el tiempo, tal vez por sentir culpa, se proclamó defensor de clemencia para Pollard.
Cuando Pollard fue arrestado, el primer ministro de Israel Shimon Peres y el ministro de Relaciones Exteriores Yitzhak Shamir, alegaron desconocer la actividad del espía, que introducía una mácula en la relación de Israel con USA, su mayor aliado.
En 1997, Pollard inició una acción judicial ante el Tribunal Superior de Israel para obligar al gobierno a admitir que fue su agente.
El 11 de mayo de 1998, Benjamín Netanyahu admitió oficialmente que Pollard era un conocido agente y que habían sido sancionados altos funcionarios israelíes de la Oficina de Relaciones Científicas (LAKAM) que lo contrataron.
El idealista Jonathan Jay Pollard, no fue sometido a juicio. A instancias de los gobiernos de Estados Unidos e Israel, se avino a un acuerdo para evitar el desgaste y erosión en la relación bilateral y evitar un embarazoso pleito. Jay cumplió su parte colaborando totalmente.
No obstante, Pollard recibió cadena perpetua y una recomendación para que nunca sea beneficiado con libertad condicional, en una flagrante violación del convenio al que había llegado con el gobierno americano luego de su cooperación.
Jonathan Pollard nunca fue acusado de dañar a los Estados Unidos, ni de comprometer códigos, agentes o planes de guerra. Tampoco fue acusado de traición. Cargo aplicable sólo cuando se espía para un Estado enemigo en tiempos de guerra.
Jonathan Jay Pollard fue acusado solamente de un cargo; proporcionar información clasificada a un aliado, sin querer dañar a los Estados Unidos.
Nadie más en la historia de los Estados Unidos recibió una condena a cadena perpetua por pasar información a un aliado, Pollard es la excepción. La sentencia promedio por su delito oscila entre los dos y cuatro años. Ni siquiera agentes que han cometido ofensas mucho más serias en beneficio de naciones hostiles, recibieron una sentencia tan dura.
El abogado de Pollard, Richard A. Hibey Hamilton, sugestivamente, nunca apeló el fallo. El tiempo para apelar la sentencia era de 10 dias. Años más tarde, con un diferente abogado, Pollard completó un habeas corpus para poder cambiar la sentencia.
La condena de Pollard, absolutamente desproporcionada e injusta generó desde hace mucho años, numerosos pedidos de indulto.
Entre las solicitudes de indulto, hay que mencionar la que formuló Benjamín Netanyahu en la conferencia de Wye River en 1998 donde dijo que "Hemos firmado un acuerdo con Arafat y espero el indulto para Pollard". Bill Clinton, presidente de los Estados Unidos, parecía dispuesto a concederlo. La férrea oposición del Director de la CIA George Tenet quien amenazó con dimitir si lo liberaban, terminó por disuadir a Clinton.
El próximo recambio de gobierno en los Estados Unidos, faculta al presidente saliente George W. Bush, como es tradicional, a indultar un número considerable de presos, susceptibles por distintas razones a merecer el beneficio.
Esta ocasión puede ser para Pollard, una de las últimas posibilidades de ser libertado.
Por ello, en Israel, un masivo esfuerzo concertado se está promoviendo un clamor para excarcelarlo habiendo ya cumplido una exagerada pena de 23 años. La campaña implorando su liberación, incluye una breve película que se difunde por Internet que exhibe adhesiones de todo el espectro político israelí y destacadas personalidades que unánimemente piden la urgente liberación de Pollard. Además, se consigna un número telefónico en la Casa Blanca donde se puede dejar un mensaje a Bush, pidiendo que deje volver a Pollard a casa. Los números de Washington son: 202 456-1111 o 202-456-1414.
Doscientos rabinos en Israel entre los que se cuentan el anterior y actual Jefe de Rabinos, enviaron una carta pública al presidente Bush con una sencilla y emotiva petición:
"Sentimos el deber humano y ético de escribirle a usted en relación con un asunto profundamente sentido. El señor Jonathan Pollard se encuentra actualmente cumpliendo su 23ª año de prisión. Él está enfermo y su estado es grave. Pedimos respetuosamente a usted que actúe piadosamente con él. Por favor, concédale la clemencia como un gesto humanitario hacia el Pueblo Judío y el Estado de Israel.
Con la bendición de D-s, la liberación de Pollard, traerá sólo cosas buenas para los Estados Unidos y el pueblo americano".
El primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, también próximo a su retiro, viajará a la brevedad a Estados Unidos, fundamentalmente para despedir a Bush. Para Olmert, tan proclive a los inútiles gestos de buena voluntad con los palestinos, y cuyo gobierno, registra uno de los mayores índices de rechazo, la vida le ofrece la posibilidad de una reivindicación. Pedir encarecidamente a su amigo Bush que indulte a Pollard.
Esa versión fue enfáticamente desmentida por Pollard, quien confesó sólo haber espiado para Israel, y entregar únicamente información acerca de la amenaza de misiles de Irak contra el Estado judío.
El tardío reconocimiento por parte de Israel 13 años después que fuera encarcelado, que Jonathan Jay Pollard era un agente a su servicio y no un mercenario, avalan la versión de Jay.
El espionaje de Pollard fue descubierto por el gobierno de los Estados Unidos en 1985. Las instrucciones de Israel eran que buscara refugio en la Embajada israelí en Washington. Cuando Pollard y su ex mujer buscaron protección allí, primero fueron recibidos y luego entregados a las manos receptoras del FBI.
Aparentemente, el embajador de Israel Meir Rosenne el día que Pollard y su mujer fueron a buscar refugio, estaba en París. Elyakim Rubinstein quien estaba a cargo ese día de la sede diplomática, no había sido notificado sobre los planes de ayuda a Pollard. Tras el incidente, Rubinstein se convirtió en Israel en Fiscal General. Con el tiempo, tal vez por sentir culpa, se proclamó defensor de clemencia para Pollard.
Cuando Pollard fue arrestado, el primer ministro de Israel Shimon Peres y el ministro de Relaciones Exteriores Yitzhak Shamir, alegaron desconocer la actividad del espía, que introducía una mácula en la relación de Israel con USA, su mayor aliado.
En 1997, Pollard inició una acción judicial ante el Tribunal Superior de Israel para obligar al gobierno a admitir que fue su agente.
El 11 de mayo de 1998, Benjamín Netanyahu admitió oficialmente que Pollard era un conocido agente y que habían sido sancionados altos funcionarios israelíes de la Oficina de Relaciones Científicas (LAKAM) que lo contrataron.
El idealista Jonathan Jay Pollard, no fue sometido a juicio. A instancias de los gobiernos de Estados Unidos e Israel, se avino a un acuerdo para evitar el desgaste y erosión en la relación bilateral y evitar un embarazoso pleito. Jay cumplió su parte colaborando totalmente.
No obstante, Pollard recibió cadena perpetua y una recomendación para que nunca sea beneficiado con libertad condicional, en una flagrante violación del convenio al que había llegado con el gobierno americano luego de su cooperación.
Jonathan Pollard nunca fue acusado de dañar a los Estados Unidos, ni de comprometer códigos, agentes o planes de guerra. Tampoco fue acusado de traición. Cargo aplicable sólo cuando se espía para un Estado enemigo en tiempos de guerra.
Jonathan Jay Pollard fue acusado solamente de un cargo; proporcionar información clasificada a un aliado, sin querer dañar a los Estados Unidos.
Nadie más en la historia de los Estados Unidos recibió una condena a cadena perpetua por pasar información a un aliado, Pollard es la excepción. La sentencia promedio por su delito oscila entre los dos y cuatro años. Ni siquiera agentes que han cometido ofensas mucho más serias en beneficio de naciones hostiles, recibieron una sentencia tan dura.
El abogado de Pollard, Richard A. Hibey Hamilton, sugestivamente, nunca apeló el fallo. El tiempo para apelar la sentencia era de 10 dias. Años más tarde, con un diferente abogado, Pollard completó un habeas corpus para poder cambiar la sentencia.
La condena de Pollard, absolutamente desproporcionada e injusta generó desde hace mucho años, numerosos pedidos de indulto.
Entre las solicitudes de indulto, hay que mencionar la que formuló Benjamín Netanyahu en la conferencia de Wye River en 1998 donde dijo que "Hemos firmado un acuerdo con Arafat y espero el indulto para Pollard". Bill Clinton, presidente de los Estados Unidos, parecía dispuesto a concederlo. La férrea oposición del Director de la CIA George Tenet quien amenazó con dimitir si lo liberaban, terminó por disuadir a Clinton.
El próximo recambio de gobierno en los Estados Unidos, faculta al presidente saliente George W. Bush, como es tradicional, a indultar un número considerable de presos, susceptibles por distintas razones a merecer el beneficio.
Esta ocasión puede ser para Pollard, una de las últimas posibilidades de ser libertado.
Por ello, en Israel, un masivo esfuerzo concertado se está promoviendo un clamor para excarcelarlo habiendo ya cumplido una exagerada pena de 23 años. La campaña implorando su liberación, incluye una breve película que se difunde por Internet que exhibe adhesiones de todo el espectro político israelí y destacadas personalidades que unánimemente piden la urgente liberación de Pollard. Además, se consigna un número telefónico en la Casa Blanca donde se puede dejar un mensaje a Bush, pidiendo que deje volver a Pollard a casa. Los números de Washington son: 202 456-1111 o 202-456-1414.
Doscientos rabinos en Israel entre los que se cuentan el anterior y actual Jefe de Rabinos, enviaron una carta pública al presidente Bush con una sencilla y emotiva petición:
"Sentimos el deber humano y ético de escribirle a usted en relación con un asunto profundamente sentido. El señor Jonathan Pollard se encuentra actualmente cumpliendo su 23ª año de prisión. Él está enfermo y su estado es grave. Pedimos respetuosamente a usted que actúe piadosamente con él. Por favor, concédale la clemencia como un gesto humanitario hacia el Pueblo Judío y el Estado de Israel.
Con la bendición de D-s, la liberación de Pollard, traerá sólo cosas buenas para los Estados Unidos y el pueblo americano".
El primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, también próximo a su retiro, viajará a la brevedad a Estados Unidos, fundamentalmente para despedir a Bush. Para Olmert, tan proclive a los inútiles gestos de buena voluntad con los palestinos, y cuyo gobierno, registra uno de los mayores índices de rechazo, la vida le ofrece la posibilidad de una reivindicación. Pedir encarecidamente a su amigo Bush que indulte a Pollard.
El autor de esta nota y con seguridad miles de personas, le auguramos a Jonathan Jay Pollard: Va Shana ava bi Ierushalaim, El año que viene en Jerusalén.