LA IMAGEN PERDIDA


La trampa de la “respuesta desproporcionada” y la solución de la que nadie habla
por Jacob Abecasis

Puede decirse que la trampa de la “respuesta desproporcionada” ha sido el arma más eficaz con la que los extremistas palestinos han logrado dañar la imagen de Israel y conducir a la opinión mundial en su contra. A partir de junio 1967, mediante ese arma han conseguido trastocar el argumento que siempre había estado presente a favor de Israel frente a la aplastante desproporción real con los países árabes que intentaban destruirlo. El giro de opinión se produjo automática e irreversiblemente a lo largo y ancho de todo el mundo mediático y de los pasillos de las Naciones Unidas: la indefensión de Israel fue arrinconada y en su lugar se entronizó la indefensión de los palestinos, sin importar para nada que los mortíferos ataques terroristas contra la población civil israelí estuvieran en el origen de las “espirales de violencia”.
Tanques contra lanzamiento de piedras, soldados contra niños y mujeres, demolición de viviendas de las familias de terroristas en respuesta a atentados suicidas, fuego desde helicópteros y aviones frente a simples “insurgentes” escondidos entre las casas y, más recientemente, cierre de los pasos fronterizos de Gaza a mercancías, combustibles y alimentos frente a los ataques de cohetes. Estas imágenes llevan ¡nada menos que 40 años! dando implacablemente la vuelta al mundo y desarmando a Israel de toda posible defensa dialéctica: cualquier repuesta suya a los ataques de los terroristas palestinos será juzgada, de una vez por todas, como desproporcionada. Se ha llegado a la trampa perfecta de la que parece imposible salir. Es evidente que Israel nunca optará ni osará recurrir a lo que el mundo, sin embargo, podría considerar una respuesta proporcionada: atentados suicidas en autobuses, restaurantes o mercados, o enfrentamiento de niños contra los terroristas.
El desconcierto y la impotencia de los gobernantes israelíes ante la situación creada han llegado a tal punto que incluso cuando ahora está a su alcance recurrir a una respuesta defensiva que nadie podría calificar de desproporcionada, no lo hace y sigue aplicando los métodos que siempre han rebotado en su contra. ¿Qué impide al gobierno de Israel ordenar en legítima defensa que se realicen lanzamientos de cohetes sobre Gaza, desde el mismo territorio que en los últimos años se ha visto y se ve actualmente bombardeado sin cesar por los Kassam bajo la orden de un titulado gobierno palestino, no de unos grupos incontrolados? Por fin, le resulta posible al gobierno recurrir a una medida de defensa, de la que incluso puede dar aviso previo y que nadie podrá calificar de desproporcionada. Nada de cortar el acceso a alimentos necesarios para la población inocente, ni al suministro eléctrico o de material sanitario; son efectivamente indiscriminadas y sólo sirven para hacer el juego al victimismo. Por supuesto que el riesgo de causar muertes de civiles inocentes y de que los cohetes exploten en plenos centros urbanos, se correspondería con la misma amenaza real también para las ciudades israelíes del sur del país, donde ya está ocurriendo casi a diario. Hasta podría ser que de este modo se consiguiera que AMBAS poblaciones civiles, y no sólo las israelíes, presionasen a sus dirigentes para buscar la salida a una situación insostenible.
¿Para cuándo un movimiento ciudadano que exija al gobierno israelí adoptar esta decisión?