
El Nazismo y los Thyssen Borne-misza
Una matanza como fin de fiesta
Una matanza como fin de fiesta
El horror de una olvidada matanza fue descubierta a raíz de una búsqueda histórica que nada tenía que ver con el objeto de la investigación. En vez del material para un agiografia de la familia Thyssen Bornemisza y de su amor por el arte, el historiador David R. L. Litchfield ha encontrado el testimonio de un secreto inconfesable.
En la noche del 24 marzo de 1945, en la vísperas de la derrota alemana, con los rusos a las puertas de Berlín, tuvo lugar una fiesta con el sabor de una celebtación del fin del mundo.
La Condesa Margit von Thyssen Bornemisza ofrece a sus anfitriones en el castillo de Rechnitz, en la frontera entre Austria y Hungría, un exclusivo espectáculo para después de la cena: 200 judíos, en la peores condiciones, ya ni siquiera para ser utilizados como esclavos o mano de obra barata, indefensos y desnudos, preparados para ser asesinados a palos y a tiros por los aristocráticos invitados.
Esta historia, conocida por los historiadores, no había tenido ninguna repercusión pública, quizás por el enorme poder de la familia Thyssen, relacionada al jet set internacional. Dueños de una inmensa fortuna, construida con el acero, y que ha sido la dueña de la colección privada más grande de arte del mundo, más tarde donada al Estado español por el barón von Thyssen Bornemisza de Heini, en los años noventa.
Hoy el caso ha sido puesto de relieve por el Frankfurter Allgemeine Zeitung que se ha entrevistado con Litchfield: “He comenzado este trabajo en 1992 por razones comerciales. La familia von Thyssen me ha comisionado la edicion de un libro para conmemorar la dinastia Thyssen. Por este motivo y buscando documentacion realicé estos terribles descubrimientos" Casi en momento final del Tercer Reich y ya próximo el Ejército Rojo a las fronteras con Austria, muchisimos judios húngaros obligados a marchar en una carrera infernal hacia el oeste, fallecen por las terribles condiciones que soportan. Algunos cientos de ellos, en condiciones inhumanas, son llevados a una casa de campo en Rechnitz, a los sótanos de un castillo, aun en poder de las SS, pero donde aun viven Margarita la condesa Thyssen Bornemisza junto con Joachim Oldenburg, ella afiliada al partido nazi y él, empleado civil del Thyseenngas, una compañía de la familia y una especie de curador de la condesa.
Luego de la guerra la familia ha intentado crear con su mecenazgo, una versión muy distinta de sus relaciones con el nazismo. Han pretendido esconder y lo han logrado muy exitosamente, una historia sorprendente, por la perversa crueldad y la bestialidad que han demostrado, en una matanza de judíos realizada por sus propias manos y han escapado, impunes y prestigiosos, a la acción de la justicia y de la opinión pública.
En la noche del 24 marzo de 1945, en la vísperas de la derrota alemana, con los rusos a las puertas de Berlín, tuvo lugar una fiesta con el sabor de una celebtación del fin del mundo.
La Condesa Margit von Thyssen Bornemisza ofrece a sus anfitriones en el castillo de Rechnitz, en la frontera entre Austria y Hungría, un exclusivo espectáculo para después de la cena: 200 judíos, en la peores condiciones, ya ni siquiera para ser utilizados como esclavos o mano de obra barata, indefensos y desnudos, preparados para ser asesinados a palos y a tiros por los aristocráticos invitados.
Esta historia, conocida por los historiadores, no había tenido ninguna repercusión pública, quizás por el enorme poder de la familia Thyssen, relacionada al jet set internacional. Dueños de una inmensa fortuna, construida con el acero, y que ha sido la dueña de la colección privada más grande de arte del mundo, más tarde donada al Estado español por el barón von Thyssen Bornemisza de Heini, en los años noventa.
Hoy el caso ha sido puesto de relieve por el Frankfurter Allgemeine Zeitung que se ha entrevistado con Litchfield: “He comenzado este trabajo en 1992 por razones comerciales. La familia von Thyssen me ha comisionado la edicion de un libro para conmemorar la dinastia Thyssen. Por este motivo y buscando documentacion realicé estos terribles descubrimientos" Casi en momento final del Tercer Reich y ya próximo el Ejército Rojo a las fronteras con Austria, muchisimos judios húngaros obligados a marchar en una carrera infernal hacia el oeste, fallecen por las terribles condiciones que soportan. Algunos cientos de ellos, en condiciones inhumanas, son llevados a una casa de campo en Rechnitz, a los sótanos de un castillo, aun en poder de las SS, pero donde aun viven Margarita la condesa Thyssen Bornemisza junto con Joachim Oldenburg, ella afiliada al partido nazi y él, empleado civil del Thyseenngas, una compañía de la familia y una especie de curador de la condesa.
Luego de la guerra la familia ha intentado crear con su mecenazgo, una versión muy distinta de sus relaciones con el nazismo. Han pretendido esconder y lo han logrado muy exitosamente, una historia sorprendente, por la perversa crueldad y la bestialidad que han demostrado, en una matanza de judíos realizada por sus propias manos y han escapado, impunes y prestigiosos, a la acción de la justicia y de la opinión pública.
EXTRAIDO DE MILIM DIGITAL