
Fatima Ghailan, musulmana de 31 años, nacida en Marruecos, trabaja, conduce y no lleva velo. El imán de la localidad, Mohamed Benbraim, parece estar de acuerdo sólo con lo primero.
El acoso del imán hacia la mujer ha llegado a tal punto que el juzgado de instrucción número 1 del Vendrell le ha imputado por los delitos de amenazas, coacciones y calumnias. La Fiscalía ha solicitado para Benbraim cinco años de cárcel; cuatro para su mano derecha, el presidente de la Asociación Islámica de Cunit, Abderraman El Osri, acusado de coacciones y calumnias: y dos para la esposa y la hija del imán, Zohra Ahmaddach y Haffsa Ben Brahim, acusadas de coacciones.
El caso pone de manifiesto la existencia de tensiones entre musulmanes por imponer un islam extremista. Las autoridades consideran Tarragona el principal vivero en España del salafismo, corriente que profesa Benbraim.
El imán “considera que el hecho de vestir sin el velo islámico, que se relacione con españoles no musulmanes, al igual que sus hijos, y que esté al margen de la comunidad islámica la hace merecedora de reproche”.
Las coacciones se extienden hasta el colegio, donde los padres musulmanes indican a sus hijos que no hablen con los de Ghailan, señala el juez. Las presiones de la comunidad islámica abrieron hasta tres frentes. Intentaron convencer al marido de que debía abandonarla. Luego la hija del imán, Haffsa Ben Brahim, promovió una recogida de firmas que entregó a la alcaldesa de Cunit, pidiendo su despido por “tratar mal a los necesitados” y “no tener derecho” a ocupar la plaza, entre otros agravios que el juez considera falsos.
Finalmente, afirma Ferran Balsells en El País, El Osri contactó con el consejo comarcal y pidió que Fatima fuera despedida por haber insultado al imán, lo que resultó ser falso, según el juez.
El acoso del imán hacia la mujer ha llegado a tal punto que el juzgado de instrucción número 1 del Vendrell le ha imputado por los delitos de amenazas, coacciones y calumnias. La Fiscalía ha solicitado para Benbraim cinco años de cárcel; cuatro para su mano derecha, el presidente de la Asociación Islámica de Cunit, Abderraman El Osri, acusado de coacciones y calumnias: y dos para la esposa y la hija del imán, Zohra Ahmaddach y Haffsa Ben Brahim, acusadas de coacciones.
El caso pone de manifiesto la existencia de tensiones entre musulmanes por imponer un islam extremista. Las autoridades consideran Tarragona el principal vivero en España del salafismo, corriente que profesa Benbraim.
El imán “considera que el hecho de vestir sin el velo islámico, que se relacione con españoles no musulmanes, al igual que sus hijos, y que esté al margen de la comunidad islámica la hace merecedora de reproche”.
Las coacciones se extienden hasta el colegio, donde los padres musulmanes indican a sus hijos que no hablen con los de Ghailan, señala el juez. Las presiones de la comunidad islámica abrieron hasta tres frentes. Intentaron convencer al marido de que debía abandonarla. Luego la hija del imán, Haffsa Ben Brahim, promovió una recogida de firmas que entregó a la alcaldesa de Cunit, pidiendo su despido por “tratar mal a los necesitados” y “no tener derecho” a ocupar la plaza, entre otros agravios que el juez considera falsos.
Finalmente, afirma Ferran Balsells en El País, El Osri contactó con el consejo comarcal y pidió que Fatima fuera despedida por haber insultado al imán, lo que resultó ser falso, según el juez.