
Proceso de paz: comienza lo más duro...
Por Jeff Bellaiche y Michael Bloch para Guysen International News
En el medio del debate sobre los asentamientos israelíes, dos funcionarios del estado judío se reunieron este miércoles 2 de septiembre, en Nueva York, con George Mitchell, mientras que en el Oriente Medio se observa cierto deshielo que parece comenzar entre los israelíes y los palestinos. Una serie de perspectivas comienzan a abrirse paso en la óptica para una reactivación del proceso de paz en Oriente Medio. Desde el 29 de diciembre de 2008, fecha del inicio de la guerra en la Franja de Gaza, las negociaciones habían sido suspendidas.Los palestinos rechazan de plano a reanudar las negociaciones de paz mientras Israel no haya decidido congelar la construcción de nuevas viviendas en Judea y Samaria y en Jerusalén. Barack Obama apoya las reivindicaciones palestinas e intenta obtener concesiones por parte del gobierno de Netanyahu. Para doblegar las posiciones israelíes, el Presidente americano incita a los países árabes a realizar compromisos también por su parte. Aspira a una normalización de las relaciones diplomáticas con el Estado hebreo. Mientras, Arabia Saudita rechazó este tipo de proposición.Desde su toma del poder en enero de 2009, el jefe de Estado americano ha mostrado que desea impulsar una nueva dinámica de paz en el Oriente Próximo, siguiendo la política del ex presidente Bill Clinton. Su estrategia diplomática personifica una rotura con la de su predecesor George Bush. Se muestra, en efecto, más firme con respecto al Estado hebreo, más parecido a otros antiguos dirigentes del país como Reagan o Eisenhower, que habían presionado a Israel negándose, incluso, a venderle armas.Esta voluntad del Presidente americano de limitar las concesiones a los israelíes viene a toparse con la determinación del gobierno de Binyamin Netanyahu que no está dispuesto a con transigir sobre el principio del "crecimiento natural". El objetivo del Primer ministro es asegurar la estabilidad demográfica en Judea y Samaria, legitimando así la continuación de las construcciones defendidas por el también jefe del Likud. Es evidente que la cuestión de la población es un obstáculo para la solución del problema territorial y un gran desafío para el conflicto israélo-palestino. Para conciliar las posiciones, se celebró una reunión especial este miércoles 2 de septiembre entre funcionarios israelíes y el enviado especial de Obama para Oriente Medio, George Mitchell. Yitzjak Moljo, agregado diplomático del Primer Ministro y Mike Hertzog, en representación del Departamento de Defensa se encontraron con George Mitchell en Nueva York. Las conversaciones ya habían comenzado la semana pasada en Londres para tratar la cuestión de la congelación de los asentamientos judíos. En paralelo a esta iniciativa, el inquilino de la Casa Blanca afirma que quiere mantener una reunión tripartita con el Presidente de la Autoridad Palestina y con el Primer Ministro de Israel en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizará el 23 de septiembre. El presidente israelí Shimon Peres confirmó, en una entrevista en Fox News, que la reunión se llevaría a cabo y dijo que esperaba una "reanudación de las conversaciones" entre los dos líderes que nunca se han reunido formalmente desde que asumió Netanyahu en marzo del 2009. Sin embargo, por primera vez en seis meses, se celebraron reuniones en Jerusalén, este miércoles, entre funcionarios de ambas partes. Un pequeño avance se ha registrado estos días, en lo que podría representar el fin del boicot de los ministros palestinos hacia sus homólogos israelíes.El Viceprimer Ministro Silvan Shalom y el Ministro de Economía palestino Bassem Khury discutieron una serie de proposiciones que pretendían mejorar la vida de los palestinos. Esta entrevista se inscribe en el marco de la política global del jefe de Gabinete israelí que desea privilegiar una paz más orientada hacia una dimensión más económica que política. En privado, ciertos palestinos afirman que Netanyahu hizo más para mejorar las condiciones de vida de su pueblo, en estos cinco meses, que lo que hizo Olmert en tres años.