NO TODOS TUVIERON LA SUERTE DE SOBREVIVIR


UNA HISTORIA MINIMA DEL HOLOCAUSTO

Hoy tuve que ir al banco. Medio mundo estaba esperando ser atendido por el empleado que lleva mi cuenta. Me senté con paciencia y me dije 'sablanut, (paciencia) ya te tocará el turno'.

Detrás mío vino una viejita, hermosa en sus 80 y pico, con los ojos más azules, hermosos y tristes que vi en mi vida, vestida de primoroso luto, y se sentó a mi lado.
No sé como ni por que, pero se levantó un poquito la manga derecha de su saco y me mostró el tatuaje más obsceno: unos horribles números, muy borrosos entre las miles de arrugas de su brazo.

'Estuve en un campamento', me dijo, en un perfecto hebreo teñido con fuerte acento ruso.
'Fue en Ucrania, cerca de Baby Iar, tenia 14 años'. Cuando nombró Baby Iar, me miró a los ojos y entonces supo que estaba compartiendo el horror. 'Me salvé de la matanza junto con mi hermana, porque éramos muy lindas, pero cuando entré al campamento, toda mi familia había desaparecido, toda mi vida había desaparecido' .
La escuchaba en silencio, con los ojos llenos de lágrimas, pero no podía articular ni una sola palabra.
Entonces me preguntó algunas cosas de mi vida, como para hacerme reaccionar.
Cuando le conté que había hecho aliá hace 2 años y meses me dijo:
'Elegiste bien, este el único lugar en que puede vivir un judío, porque es el único lugar en donde se recuerdan, se lloran y se respetan los muertos de la Shoa'
Después continuó con su historia. 'Ya no me duele recordar todo lo que nos pasó en el campamento a mi hermana y a mi, pero cuando nos liberaron, mi hermana, que es 2 años mayor que yo, me hizo prometer que nunca más hablaríamos de eso'.
'Ella ahora vive en Estados Unidos, y yo decidí venir a Palestina'.
'Al principio viví en un kibbutz, me casé con un partisano bieloruso, que murió hace unos años'.
Yo seguía escuchándola en silencio, sin saber muy bien que decir, hasta que se me ocurrió preguntarle si tenia nietos.
'Nunca pude tener hijos, cuando te dije que los nazis me quitaron la vida, es porque me quitaron todo, mi pasado, mi presente y mi futuro'. 'Sólo cuando murió mi esposo decidí que era el tiempo de empezar a hablar de lo que había pasado. Nunca pude ser felíz y me llené de rabia y de rencor.
Cada vez que alguien me habla en alemán, vuelvo a sentir el mismo terror'.
Le llegó su turno y cuando fue atendida, volvió a sentarse a mi lado y me tomó de las manos.
'No olvido, no perdono, pero ahora hablo y quiero que todos sepan lo que me pasó.
Y te quiero pedir a vos que no te olvides de mi, que no perdones lo que me hicieron y que le cuentes a tus hijos y a tus nietos mi historia'.

Se levantó en silencio, con los ojos azules enrojecidos, pero de llanto interior. Me paré a su lado y lo único que pude hacer es abrazarla muy fuerte y darle un beso.
'Estoy muy contenta de haberte conocido, te agradezco que me hayas escuchado y sé que sabrás muy bien lo que hay que hacer ahora', me dijo, y se fue caminando muy lentamente.

Estoy escribiendo esto y siento toda la congoja del mundo al hacerlo.
Sólo espero honrar, contando su historia, la memoria de los 6.000.000 de judíos que no tuvieron la oportunidad de sobrevivir.
Y espero también honrar el mandato de esta hermosa anciana judía, sobreviviente del Holocausto :

¡ NO OLVIDAR !
¡ NUNCA PERDONAR !
Esta es una historia de tantas otras.
Debemos transmitir estas historias para que nunca se olvide el horror que vivieron.
Conseguir que, de generación en generación, estas narraciones creen conciencia para que nunca más vuelva a ocurrir.