EL LARGO PERIPLO DESDE ESPAÑA


El largo periplo de Cataluña a Israel*
León Amiras**
Ojalá que esta larga travesía desde Cataluña a Israel sea finalmente el último eslabón de la cadena de interminables viajes en la historia de nuestro pueblo, el pueblo judío. Ojalá que mis hijos puedan contarles a mis nietos sólo historias de paz y alegrías. Mi nombre es León Amiras, soy israelí por elección, argentino por nacimiento y judeo español (sefardí) por la lengua, recuerdos y nostalgias que me transmitieron mis ancestros de generación en generación.He llegado desde Israel para encontrarme con ustedes y contarles un poco sobre la vida de los judíos sefardíes, con raíces en estas tierras, especialmente de Cataluña de donde partieron hace mas de cinco siglos y que luego de pasar muchas estaciones llegaron en el largo camino que recorrieron, a Israel.No intentaré introducirme en la genealogía de mis abuelos, ni en la historia de mi pueblo, tema que muchos profesores en España dominan muchísimo más que yo.Esta temática me apasiona a pesar de ser abogado, hombre de leyes y del mundo del derecho y no un historiador.Quiero simplemente transmitirles lo que siente un joven sefardí dentro de sí, cuyos ancestros fueron expulsados de estas tierras y se vieron obligados a buscar un nuevo destino en tierras desconocidas.España sin duda alguna comenzó a ocuparse más de su pasado sefardí desde 1986, año en que se establecieron las relaciones entre Israel y España.Mis ancestros tanto paternos como maternos vivieron hace más de cinco siglos en la Península Ibérica. Por parte de mi padre, los Amiras vivieron supuestamente en Aragón, y por parte de mi madre los Caballero, y los Segura, vivieron en Cataluña, en Falset y Cervera.Los judíos dejaron las tierras de la Península Ibérica y se dispersaron por los países de la cuenca del Mediterráneo, en especial en el Imperio Otomano de aquella época y en los países musulmanes de su costa sur. Entre las ciudades de preferencia hacia donde llegaron se destacaron Salónica, Esmirna, Constantinopla, Fez y otras. Agregado a esto llegaron a países de la zona conocida como los Balcanes, parte de ella incluida también en el Imperio Otomano. El Gobierno del Imperio Otomano entendió inmediatamente que atraer a los judíos a sus tierras traería aparejado un auge económico y cultural extraordinario.Tanto los Amiras como los Caballero y los Segura aparecen en registros de Salónica y luego en los de Esmirna en Turquía. La comunidad judía de Izmir data de principios del siglo XVII.Hace pocos meses, el Dr. Marcos Caballero, primo hermano de mi madre, investigó en su Tesis Doctoral en la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona la centenaria cadena genealógica de mis antepasados. Los Cavaller (basado en antiguos testimonios documentales tanto en latín como en catalán y hebreo) y que vivieron en tierras catalanas (Falset, Tarrega y Cervera) hasta el momento de la expulsión.Tal como el Dr. Caballero lo explica en su tesis, los Cavaller de Falset y Cervera se asentaron en Salónica, donde vivió el rabino y médico Salomón Cavaller, sepultado en Salónica como así sus descendientes en los siglos XV y XVI.El apellido Caballero de la diáspora sefardí procede y tiene su foco de origen, y sin lugar a dudas en el médico y rabino cerverino Salomón Cavaller (hijo de Samuel de Falset), único de la familia que en 1492 prefirió el exilio al bautismo y se estableció en Salónica donde fallece en el año 1530.Luego de dos siglos en Salónica, mis cuatro abuelos nacieron y vivieron en Esmirna y todos ellos emigraron a Argentina.Yom Tov Amiras, casado con Zafira Aljanati (por parte de mi padre), y León Segura casado con Esther Caballero (por parte de mi madre).La vida de los judíos sefarditas en Esmirna fue un ejemplo de éxito; casi no existieron campos en los cuales no se destacaran: médicos, banqueros, impresores, embajadores, filósofos y, por supuesto, aquellos de clase media artesanos de todas las profesiones. Para la ayuda de los pobres, huérfanos y ancianos se crearon organizaciones de caridad. La educación se desarrollaba en escuelas judías como la Alliance Israelita en Esmirna, entre otras.Existían también cementerios y hospitales.Mis antepasados vivieron una vida feliz en esta gran ciudad Esmirna, que tuve la suerte de visitar hace dos años a donde llegue en búsqueda de mis raíces.Allí todo ese acopio cultural español creció de manera increíble, en forma de centros de estudio, con rabinos y grandes sabios que publicaron más de 500 obras en hebreo y judeo español.En mi visita a Esmirna, logré sentir dentro mío lo que supongo sintieron mis abuelos. Piedra por piedra, tumba por tumba. Recorrí los cementerios de Izmir buscando en las lápidas los apellidos de nuestra familia.Esas lápidas mudas, parecieran que me miraban y yo leía sólo nombres y apellidos de cientos y miles de nuestros hermanos sefardíes cuyos ancestros fueron expulsados hace más de cinco siglos y que nunca más volvieron a pisar tierras españolas.Cuando caminaba en estos cementerios veía frente a mis ojos... los nombres de las familias Arditi, Buenavida, Benveniste, Canias, Crudo, Chicurel, Segura, Días, Falcón, Estrugo, Toledano, Caballero, Fernandez, y pensar que ellos hablaban día y noche el idioma de Cervantes, y pensar que todos ellos eran judíos, que escucharon de sus madres sólo cánticos en judeo español que se transmitieron de generación a generación, y las nuevas madres cantaron a sus hijos los mismos cánticos.Y ellos no vivían en un país de habla hispana como la Argentina en la que yo nací. A pesar que ellos vivían en un país completamente diferente a las tradiciones españolas, jamás dejaron de lado su antiguo idioma, su música, sus raíces, sus recuerdos.Lo mismo pasó con los judíos que vivían en Francia, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos o Bulgaria; nunca dejaron de usar el idioma de Cervantes. Para ellos era un patrimonio que no estaban dispuestos a perder. Hasta hoy podemos encontrar cementerios sefardíes en todas estas diásporas y ver tumbas de ciudadanos alemanes, ingleses, turcos o franceses, con los nombres de Galante, Galindo, Gaón, Guini, Hakim, Hazzán, Hodara, León, Navarro, Soriano, Valenci, Ventura, Capua, Mizraji y decenas de apellidos españoles.Los judíos sefardíes nunca dejaron de lado sus recuerdos y tradiciones. Un sefardí de Salónica, Isaac Alchech y Saporta, ya en 1916, hace casi 100 anos, declaraba en su famosa conferencia en el Ateneo de Madrid: ``Españoles fuimos, españoles somos y españoles seremos... Nosotros los sefardíes de Salonica somos españoles sin Patria... Que triste pensar que toda esa comunidad de sabios sefardíes que desde Salónica con tristeza miraban a Barcelona, nunca logró volver a las tierras españolas... La expulsión en 1492 destruyó sus ilusiones''.Lo peor de todo fue que luego de casi cinco siglos, en 1943, los nazis aniquilaron toda la comunidad de Salónica que estaba compuesta por casi 48.000 miembros, descendientes de los expulsados en 1492.La inmigración a la ArgentinaDe manera muy singular, parte de los descendientes de esta gran comunidad que había salido de España para mantener sus creencias dejando atrás todos sus bienes y comodidades, tenía hoy que escaparse de las crisis económicas y de las guerras de los Balcanes y emigrar a otros países, entre ellos la lejana Argentina.Mis abuelos partieron a América Latina, buscando nuevos horizontes. La Argentina, como crisol de razas, estaba dispuesta, tal como lo dice el Preámbulo de su Constitución, a recibir a ``...todos los hombres del mundo que quieran habitar suelo argentino...`''. Y no fue fácil; mis abuelos dejaron Esmirna cuando eran adolescentes de 12 o 13 años. Mi abuelo Yom Tov viajó solo en 1910; un hermano lo esperaba en Buenos Aires.Mi abuela Zafira y su hermano Samuel emigraron con su madre Clara que tuvo que esperar diez años hasta que logró conseguir los documentos de viaje. Su marido Jacobo la esperaba en Argentina en el puerto y pudo ver a sus hijos a quienes dejo bebés, ya adolescentes. Los Caballero, una familia numerosa, llegaron a Tucumán en el norte argentino y allí echaron raíces hasta nuestros días.Las comunidades se aferraron a sus costumbres para proteger su identidad, su idioma y sus tradiciones, que transmitieron de generación a generación en los cantos y dichos sobre el amor, la alegría de la vida, la tristeza, la juventud, la vejez, la esperanza, la salud y los recuerdos de toda una vida en Turquía. En la Argentina jamás dejaron de lado sus raíces españolas, y el viejo idioma de Cervantes los ayuda para construir una nueva vida en América, ese continente que España descubrió hace cinco siglos, en la misma época que los judíos fueron expulsados.Argentina fue un refugio de paz para nuestros ancestros que habían sufrido tanto en las guerras en Europa.ConclusiónLuego de casi 50 años de vida en Latinoamérica, cuando se proclamó el Estado de Israel, en 1948, muchos judíos sefarditas llegados de Turquía a Argentina, vieron en Israel finalmente ``el hogar nacional judío''.Desde 1948 llegaron a Israel decenas de miles de judíos sefardíes de las diferentes diásporas.Yo personalmente dejé a mi familia en Argentina hace 20 años para buscar mi destino en Israel. Yo no sé lo que sintieron mis ancestros cuando tuvieron que dejar Cataluña, Salónica, o Turquía.Ellos lo hicieron bajo las trágicas circunstancias de la expulsión, la pobreza, y las guerras. Ellos no tenían un país propio que los reciba.Yo tuve la suerte de dejar Argentina por mi propia voluntad, esta vez mirando hacia Jerusalén y buscando a mi pueblo.Tuve la suerte de nacer en una generación en la que el Estado de Israel ya existía, el cual es el hogar de nuestro pueblo.Vivo en Israel desde 1988 y estoy casado con Liat. Mis hijos Oren, de ocho años, y Yardén, de 11, nacieron en Jerusalén, y más de una vez me piden antes de dormir que les cuente historias de mis abuelos. Para ellos,, que nacieron en Israel y viven en libertad les es difícil entender y les cuesta creer, lo que sufrieron nuestros abuelos.Ojala que esta larga travesía desde Cataluña a Israel sea finalmente el último eslabón de esta cadena de interminables viajes en la historia de nuestro pueblo, el pueblo judío. Ojalá que mis hijos puedan contarles a mis nietos sólo historias de paz y alegrías. Quiero dedicar esta conferencia, como presidente de la OLEI, una organización de inmigrantes de habla hispana, a todos aquello que dejaron y dejan sus familias en todo el mundo para sumarse a nuestras metas e intentar vivir en Israel como ciudadanos libres, a pesar de las guerras y las dificultades. Ellos son mis héroes.Quiero agradecer también a Cataluña, a su pueblo, a mi gran amigo Andreu Lascorz Arcas y su Asociación, que se han tomado seriamente la misión de conservar las raíces judías catalanas. Ojala que Dios ilumine a los líderes de la política española para que las relaciones entre España e Israel sean cada vez más fuertes y cálidas.``Alevai she Adonai iten lanu shalom usimjá leIsrael, leCataluña ve laolam kuló'' (Ojala que Dios nos envíe paz y alegría a Israel, a Cataluña y al mundo entero). Us estimo molt, de tot cor.
* Conferencia pronunciada en el marco del encuentro ``Tarragona añorada'' que tuvo lugar en Tarragona.

** Abogado y presidente de la Organización Latinoamericana en Israel.
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