
La amenaza islamista en Gran Bretaña
Por Talie Weil para Guysen International News
Durante una reunión el pasado 11 de septiembre en Londres, el abogado islamista, Anjem Choudary, previó una explosión demográfica en la comunidad musulmana, en vista de una “toma de control” de Gran Bretaña. Un acontecimiento que se inscribe en el marco de un aumento inquietante del Islamismo en Gran Bretaña.
Frente a un público joven e influenciable, Choudary habló el pasado 11 de septiembre sobre el futuro del Islam en Gran Bretaña. “El Islam es superior y no será nunca superado. La bandera del Islam hondeará en Downing Street”, declaró. El objetivo es simple y reconocido, la toma de control de Gran Bretaña. El medio: hacer el máximo de niños. “En Gran Bretaña, alrededor de 500 personas se convierten al islamismo cada día. El Ministerio del Interior declaró que hay 1,5 millones de Musulmanes pero habían 1,5 millones hace diez años. Nuestros hermanos de Bethnal Green, Withechapel y otras localidades, tienen cada uno entre ocho y nueve hijos. Ocho aquí, diez por ahí, quince a veces. Hay al menos 6 millones de personas”, explica. Y concluyó: “Gran Bretaña podría convertirse en un Estado islámico por una simple transformación interna. Podríamos no tener que conquistar el país desde el exterior”. Esta manifestación, presentada como un debate sobre la cuestión “¿Occidente aprendió la lección del 11 de septiembre?” fue realmente un discurso islamista antioccidental para el cual los participantes no musulmanes debieron mostrar su documento de identidad para poder entrar. “Nosotros no integramos a la Cristiandad. Haremos lo posible para que os integreis a la ley islámica de la sharia. Nuestros ojos están sobre Downing Street”, concluía. Otros oradores tomaron la palabra, homenajeando a Bin Laden, anunciando un “nuevo 11 de septiembre” en Londres, y tratando a Estados Unidos como terrorista. “La responsabilidad del 11 de septiembre pertenece al Gobierno americano. Son ellos los terroristas”. Los Musulmanes ingleses moderados condenaron estas declaraciones. Por ejemplo, Iqbal Sacranie, el ex Secretario General del Consejo Musulmán de Gran Bretaña declaró: “Tales declaraciones no son nada nuevo proveniente de estas personas. Saben que no representan la opinión de la gran mayoría, de la comunidad en su conjunto, de los Musulmanes de Gran Bretaña”. Tales declaraciones son extremadamente inquietantes, y revelan un extremismo musulmán en la sociedad británica multicultural. El pasado mes de junio, el Ministerio del Interior británico anunciaba la instauración de un plan de “des-radicalización” de unos 12,5 millones de libras, destinado a los musulmanes coóptados por el Islam radical, las “personas que ya cruzaron el límite” en términos de ideología, pero que no cometieron aún actos violentos. El objetivo de este plan no es poner un término a las prácticas y creencias musulmanes en Gran Bretaña, sino desarrollar una interpretación más moderada, en particular, a través de profesores británicos nacidos musulmanes que enseñarían “el camino musulmán para la tolerancia y la no violencia” en las escuelas públicas. Si funciona, podría poner un freno a la subida del Islamismo radical en Gran Bretaña, pero su instauración demuestra por sí sola que el fenómeno existe. Gran Bretaña ve como poco a poco su modo de vida liberal y multicultural se transforma. Como lo demuestran algunas modificaciones del derecho británico. Por ejemplo, el Gobierno británico reconocía el pasado mes de febrero los matrimonios polígamos: varias mujeres pueden a partir de ahora heredar de un mismo marido, puesto que los matrimonios tuvieron lugar en sus países, donde la poligamia es legal. ¿La explicación de tal medida? Constituye, explica el Gobierno, “la mejor opción posible para el Gobierno de Su Majestad”. Si añadimos la propuesta del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, de integrar a la sharia al Derecho británico… casi se puede temer que la idea de Shudary, de una “transformación interna” de Gran Bretaña en Estado islámico, no sea completamente absurda.
Por Talie Weil para Guysen International News
Durante una reunión el pasado 11 de septiembre en Londres, el abogado islamista, Anjem Choudary, previó una explosión demográfica en la comunidad musulmana, en vista de una “toma de control” de Gran Bretaña. Un acontecimiento que se inscribe en el marco de un aumento inquietante del Islamismo en Gran Bretaña.
Frente a un público joven e influenciable, Choudary habló el pasado 11 de septiembre sobre el futuro del Islam en Gran Bretaña. “El Islam es superior y no será nunca superado. La bandera del Islam hondeará en Downing Street”, declaró. El objetivo es simple y reconocido, la toma de control de Gran Bretaña. El medio: hacer el máximo de niños. “En Gran Bretaña, alrededor de 500 personas se convierten al islamismo cada día. El Ministerio del Interior declaró que hay 1,5 millones de Musulmanes pero habían 1,5 millones hace diez años. Nuestros hermanos de Bethnal Green, Withechapel y otras localidades, tienen cada uno entre ocho y nueve hijos. Ocho aquí, diez por ahí, quince a veces. Hay al menos 6 millones de personas”, explica. Y concluyó: “Gran Bretaña podría convertirse en un Estado islámico por una simple transformación interna. Podríamos no tener que conquistar el país desde el exterior”. Esta manifestación, presentada como un debate sobre la cuestión “¿Occidente aprendió la lección del 11 de septiembre?” fue realmente un discurso islamista antioccidental para el cual los participantes no musulmanes debieron mostrar su documento de identidad para poder entrar. “Nosotros no integramos a la Cristiandad. Haremos lo posible para que os integreis a la ley islámica de la sharia. Nuestros ojos están sobre Downing Street”, concluía. Otros oradores tomaron la palabra, homenajeando a Bin Laden, anunciando un “nuevo 11 de septiembre” en Londres, y tratando a Estados Unidos como terrorista. “La responsabilidad del 11 de septiembre pertenece al Gobierno americano. Son ellos los terroristas”. Los Musulmanes ingleses moderados condenaron estas declaraciones. Por ejemplo, Iqbal Sacranie, el ex Secretario General del Consejo Musulmán de Gran Bretaña declaró: “Tales declaraciones no son nada nuevo proveniente de estas personas. Saben que no representan la opinión de la gran mayoría, de la comunidad en su conjunto, de los Musulmanes de Gran Bretaña”. Tales declaraciones son extremadamente inquietantes, y revelan un extremismo musulmán en la sociedad británica multicultural. El pasado mes de junio, el Ministerio del Interior británico anunciaba la instauración de un plan de “des-radicalización” de unos 12,5 millones de libras, destinado a los musulmanes coóptados por el Islam radical, las “personas que ya cruzaron el límite” en términos de ideología, pero que no cometieron aún actos violentos. El objetivo de este plan no es poner un término a las prácticas y creencias musulmanes en Gran Bretaña, sino desarrollar una interpretación más moderada, en particular, a través de profesores británicos nacidos musulmanes que enseñarían “el camino musulmán para la tolerancia y la no violencia” en las escuelas públicas. Si funciona, podría poner un freno a la subida del Islamismo radical en Gran Bretaña, pero su instauración demuestra por sí sola que el fenómeno existe. Gran Bretaña ve como poco a poco su modo de vida liberal y multicultural se transforma. Como lo demuestran algunas modificaciones del derecho británico. Por ejemplo, el Gobierno británico reconocía el pasado mes de febrero los matrimonios polígamos: varias mujeres pueden a partir de ahora heredar de un mismo marido, puesto que los matrimonios tuvieron lugar en sus países, donde la poligamia es legal. ¿La explicación de tal medida? Constituye, explica el Gobierno, “la mejor opción posible para el Gobierno de Su Majestad”. Si añadimos la propuesta del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, de integrar a la sharia al Derecho británico… casi se puede temer que la idea de Shudary, de una “transformación interna” de Gran Bretaña en Estado islámico, no sea completamente absurda.