
Israel recibe su última gran emigración de Falashmurah a Israel
Por Fernando Cohen-Sur
Por Fernando Cohen-Sur
para Guysen International News
Israel recibió su último gran grupo de Falashmurah, emigrantes etíopes de origen judío convertidos hace un siglo al cristianismo, tras cubrirse la cuota instaurada en 2003 por el entonces primer ministro, Ariel Sharón.
Tras enviar a 65 familias Falashmurah hacia el aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, la Agencia Judía (el organismo encargado de gestionar las relaciones entre Israel y la diáspora judía) dejará de buscar activamente candidatos a la emigración en el país africano, informan medios locales. El Estado de Israel concede la nacionalidad a cualquier persona con al menos un abuelo judío, en virtud de la llamada "Ley del Retorno". La inmensa mayoría de los alrededor de 100.000 judíos etíopes en Israel descienden o llegaron al país gracias a esta ley en dos famosas operaciones a principios de los años noventa, bautizadas Moisés y Salomón. Los Falashmurah, sin embargo, no pueden acogerse a esa ley, ya que su conversión al cristianismo -en su mayor parte forzada- data de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y por ello tienen que someterse a un proceso religioso de retorno al judaísmo al llegar al país. Aunque la situación ha mejorado ligeramente en los últimos años, los emigrantes etíopes han tenido serios problemas de asimilación en Israel, con trabajos poco cualificados, escaso dominio del hebreo y episodios de racismo. Además, sus hijos suelen aclimatarse con mayor velocidad, tomando a veces el lugar de jefes de familias en sociedades especialmente conservadoras. En el 2003, el Gobierno del entonces primer ministro, Ariel Sharón, emitió un decreto que limitaba la entrada al país a una cuota de trescientos Falashmurah al mes, con el objetivo de frenar la entrada ilegal de inmigrantes al país. El propio ministro israelí de Interior, Meir Shitrit, pidió el pasado año que Israel dejase de acogerlos por mera "corrección política". "¿Quién los necesita? Son todos cristianos. Necesitamos cuidar del futuro de Israel", dijo entonces Shitrit. En cambio, la derecha religiosa israelí ha montado hoy en cólera al conocer la noticia. El ministro de Industria, Comercio y Trabajo y líder del partido ultra-ortodoxo sefardí Shas, Eli Yishai, calificó de "racista" la decisión de "abandonar a los Falashmurah simplemente porque viven en el lugar equivocado del planeta".Por su parte, Michael Eitan, diputado del Likud de Benjamín Netanyahu, acusó al actual Ejecutivo de haberse convertido en el primero que impide la llegada de judíos a la región desde que las autoridades británicas pusieran trabas a la inmigración sionista a la entonces Palestina bajo su protectorado. Aunque supuestamente se trata de la fase final para acoger y reunificar familias de etíopes en Israel, es de prever que no se haya dicho la última palabra en este asunto. Si los familiares de Falashmurah que quedaron e Etiopía comienzan a manifestarse exigiendo la reunificación familiar, el tema puede resurgir en breve.
Tras enviar a 65 familias Falashmurah hacia el aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, la Agencia Judía (el organismo encargado de gestionar las relaciones entre Israel y la diáspora judía) dejará de buscar activamente candidatos a la emigración en el país africano, informan medios locales. El Estado de Israel concede la nacionalidad a cualquier persona con al menos un abuelo judío, en virtud de la llamada "Ley del Retorno". La inmensa mayoría de los alrededor de 100.000 judíos etíopes en Israel descienden o llegaron al país gracias a esta ley en dos famosas operaciones a principios de los años noventa, bautizadas Moisés y Salomón. Los Falashmurah, sin embargo, no pueden acogerse a esa ley, ya que su conversión al cristianismo -en su mayor parte forzada- data de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y por ello tienen que someterse a un proceso religioso de retorno al judaísmo al llegar al país. Aunque la situación ha mejorado ligeramente en los últimos años, los emigrantes etíopes han tenido serios problemas de asimilación en Israel, con trabajos poco cualificados, escaso dominio del hebreo y episodios de racismo. Además, sus hijos suelen aclimatarse con mayor velocidad, tomando a veces el lugar de jefes de familias en sociedades especialmente conservadoras. En el 2003, el Gobierno del entonces primer ministro, Ariel Sharón, emitió un decreto que limitaba la entrada al país a una cuota de trescientos Falashmurah al mes, con el objetivo de frenar la entrada ilegal de inmigrantes al país. El propio ministro israelí de Interior, Meir Shitrit, pidió el pasado año que Israel dejase de acogerlos por mera "corrección política". "¿Quién los necesita? Son todos cristianos. Necesitamos cuidar del futuro de Israel", dijo entonces Shitrit. En cambio, la derecha religiosa israelí ha montado hoy en cólera al conocer la noticia. El ministro de Industria, Comercio y Trabajo y líder del partido ultra-ortodoxo sefardí Shas, Eli Yishai, calificó de "racista" la decisión de "abandonar a los Falashmurah simplemente porque viven en el lugar equivocado del planeta".Por su parte, Michael Eitan, diputado del Likud de Benjamín Netanyahu, acusó al actual Ejecutivo de haberse convertido en el primero que impide la llegada de judíos a la región desde que las autoridades británicas pusieran trabas a la inmigración sionista a la entonces Palestina bajo su protectorado. Aunque supuestamente se trata de la fase final para acoger y reunificar familias de etíopes en Israel, es de prever que no se haya dicho la última palabra en este asunto. Si los familiares de Falashmurah que quedaron e Etiopía comienzan a manifestarse exigiendo la reunificación familiar, el tema puede resurgir en breve.