UNA AYUDA HACIA UNA NEGOCIACION CON POSIBILIDADES


Hablar con Siria es la clave para la gestión con Palestina
Por:
www.bitterlemons.org
Traducido por Roberto Faur

Abandonado a su suerte, el próximo gobierno de Netanyahu tendrá pocas o ninguna iniciativa política hacia los palestinos. Es posible, en el marco de la propuesta de "paz económica", del designado primer ministro Biniamín Netanyahu apoyar el fomento de iniciativas adicionales de confianza y seguridad .Y al mismo tiempo Netanyahu podrá iniciar negociaciones políticas con los dirigentes de la OLP, a fin de anticiparse a la crítica, que serán aún más lentas y menos productivas que el fracaso de las conversaciones llevadas a cabo por el gobierno de Olmert. En efecto, con estas últimas en realidad había sinceras intenciones de llegar a un acuerdo, mientras que Netanyahu no cree en una solución de dos Estados.
Por Iossi Alpher*
Abandonado a su suerte, el próximo gobierno de Netanyahu tendrá pocas o ninguna iniciativa política hacia los palestinos. Es posible, en el marco de la propuesta de "paz económica", del designado primer ministro Biniamín Netanyahu apoyar el fomento de iniciativas adicionales de confianza y seguridad .Y al mismo tiempo Netanyahu podrá iniciar negociaciones políticas con los dirigentes de la OLP, a fin de anticiparse a la crítica, que serán aún más lentas y menos productivas que el fracaso de las conversaciones llevadas a cabo por el gobierno de Olmert. En efecto, con estas últimas en realidad había sinceras intenciones de llegar a un acuerdo, mientras que Netanyahu no cree en una solución de dos Estados. En este sentido, la presencia de Ehud Barak como ministro de Defensa en este Gobierno no va a hacer mucha diferencia. Barak ha sido escéptico de las negociaciones con los dirigentes de la OLP desde el fracaso de Camp David en el 2000. Se incorporó al gobierno de Netanyahu para presidir la inminente confrontación con Irán. Dos variables podrían alterar esta sombría proyección. Una de ellas es un cambio en la composición del gobierno de la Autoridad Palestina y/o de la OLP como consecuencia de un acuerdo de unidad entre Hamás-Fatah. Si un acuerdo de unidad otorga a Hamás una parte de la autoridad sobre Cisjordania en cuestiones de seguridad o si da lugar a nuevas elecciones palestinas que Hamás gana, el nuevo gobierno israelí es responsable de responder militarmente contra la percepción de nuevas amenazas a la seguridad en Cisjordania y de cortar las negociaciones con la OLP y la cooperación con la Autoridad Palestina. Entretanto, el curso de las provocaciones terroristas de Hamás desde Gaza contra ciudades y pueblos israelíes cercanos puede desencadenar la misma mezcla de respuestas ineficaces, económicas y militares desde el Gobierno de Netanyahu como hemos presenciado en el transcurso del año pasado. Después de todo, la identidad del ministro de Defensa de Israel no ha cambiado. Una segunda variable clave que podría influir en los cálculos de Netanyahu respecto a cuestiones del proceso de paz es la actitud de la administración Obama hacia la paz con los palestinos, huella ya comunicada a Netanyahu por el presidente, la Secretaria de Estado Hillary Clinton y el enviado especial George Mitchell. El nuevo gobierno ya ha señalado que va a desempeñar un papel más activo a este respecto que su predecesor, la administración Bush. Como mínimo, una dura posición norteamericana sobre los asentamientos que podría garantizar que no se levanten nuevos puestos, que se limite la expansión de los asentamientos y que los controvertidos proyectos israelíes en el área de Jerusalén como E1 y la Ciudad de David/Silwan permanezcan congelados. En cuanto al desmantelamiento de puestos, cabe recordar que incluso en el marco del "moderado" gobierno de Olmert, el ministro de Defensa, Barak, "legalizó" más puestos avanzados que los que desmanteló. Pero si Netanyahu juega bien sus cartas, es difícil concebir un grave enfrentamiento entre él y Obama sobre el proceso de paz israelo-palestino en el próximo año dado la debilidad de los dirigentes palestinos, las conversaciones Hamás-Fatah sobre unidad y la perspectiva de nuevas elecciones palestinas. Si Netanyahu quiere estar absolutamente seguro de navegar sin problemas con Obama, su mejor opción es pedir a Washington que asuma el liderazgo en facilitar las conversaciones de paz entre Israel y Siria. Netanyahu, recordamos, estuvo mucho más amistoso en sus conversaciones secretas con Siria durante su anterior mandato como primer ministro (1996-99) que en sus conversaciones en Oslo con la OLP. (Por cierto, entonces era PM Barak en el 2000) Ahora, con su reconocimiento de la amenaza iraní sobre Israel como el principal desafío estratégico, Netanyahu debería tener ciertos problemas para comprometer a Obama respecto de la necesidad de neutralizar el eslabón sirio en la cadena de designios hegemónicos de Irán en la región del Levante, como consecuencia de esto también el debilitamiento de Hamás y Hezbollah. Incluso Obama tendría que reconocer que un proceso de paz árabe-israelí por ahora es todo lo que puede manejar Israel, especialmente en un momento en que las perspectivas de un avance palestino-israelí, en todo caso, son pobres. Además, los palestinos moderados son los primeros en admitir que una reconciliación sirio-israelí podría mejorar su suerte por el debilitamiento de Hamás. Si Netanyahu elige esta ruta - la mitigación de conflictos con la OLP en Cisjordania, una acción sostenida con Hamás en Gaza y una apertura a Siria patrocinada por Norteamérica que esté integrada en la coordinación estratégica Estados Unidos-Israel con respecto a Irán - él podría ser capaz de gestionar con los EE.UU., Europa e Israel y sus vecinos árabes moderados. Puede tener problemas con el ala derecha de su coalición, pero su gobierno será lo suficientemente grande como para desempatar entre un partido y otro. Si, por otra parte, Netanyahu opta por una línea dura hacia los palestinos y rechaza un patrocinio de Norteamérica en el proceso de paz con Siria, o si no gestiona la primera gran crisis regional a la que se enfrente su gobierno, probablemente en Gaza o el sur del Líbano, podría encontrarse en contradicción con el propio Obama. Y el enojo de Norteamérica hacia su primer ministro es una transgresión que la opinión pública israelí no perdona.

*Yossi Alpher coedita bitterlemons.org, una familia de publicaciones en Internet. Es ex director del Centro Jaffee de Estudios Estratégicos de la Universidad de Tel Aviv.