ARTICULOS DE INTERES

Líbano: el país idiota contra Israel
George Chaya
Durante cuatro décadas, la mayoría de los gobiernos árabes han utilizado y obligado al Líbano a ser el único frente oficial de la guerra árabe contra Israel. Durante los últimos 40 años, el papel de los ciudadanos libaneses se redujo a ser los habitantes de un país de idiotas, utilizado por los gobiernos regionales y sin decisión ni voz, gobernado por mercaderes de la hipocresía y el engaño. Su país fue destruido e incendiado para que Yasser Arafat pueda "liberar" Palestina.
Mucho ha sido lo que el pueblo libanés ha soportado debido a errores propios e inducidos. Mientras tanto, el primer ministro Fouad Siniora continúa alardeando de que el Líbano será el último país árabe en firmar la paz con Israel, exactamente igual que sus antecesores sunitas Salim Hoss y Rafik Hariri (hoy mártir, antes socio de la ocupación). En ello colaboran actualmente sectores chiítas financiados por el dinero de Irán en su orgullosa "resistencia", al tiempo que arrastran al país todo a la destrucción, la pobreza y la marginación. Este, y no otro, ha sido el verdadero escenario libanés desde el Acuerdo de El Cairo en 1969, cuando la Liga Árabe autorizó a las facciones armadas palestinas a operar desde Líbano contra Israel.
Lo curioso es que los países árabes de Egipto y Jordania oficialmente han firmado la paz con el ¿enemigo? Israelí. Los palestinos de la OLP, encabezados por Abú Mazén, han hecho la paz con Israel y regresaron a Palestina - según sostiene Mazén - para vencer a los terroristas de Hamas y comenzar la construcción de un estado. En los últimos días se vio a la Ministro de Exteriores israelí Tzipi Livni realizar una visita a Qatar y hablar de acuerdos de comercio en lo que parece ser un grano de arroz en el arrozal.
En este circulo viciado por la dualidad, la incongruencia y la hipocresía encabezado por el Primer Ministro Fouad Siniora del lado oficialista y por Hassán Nasralah y Michel Aoun en los sectores de la oposición, el Líbano sigue asumiendo y desempeñando cansinamente "el papel de país idiota y maniqueo". Ambos sectores -oficialismo y oposición- mantienen la falacia de "resistir", "defender el honor árabe" y "liberar" Palestina para los palestinos, mientras que el coste lo pagan los ciudadanos libaneses con sus vidas y la destrucción de su propio país.
Es claro que la posición de Fouad Siniora es hipócrita. Pero no porque se la califique de pro-occidental o pro-estadounidense. Siniora se ha posicionado como político antisirio y principal aliado de los Estados Unidos y supuestamente está en contra de la retórica de Hezbolá sobre "la permanente resistencia". Sin embargo, ha declarado reiteradamente que Israel es el enemigo y que el Líbano será el último país árabe en hacer la paz con Israel.
¿Por qué Siniora no habla claro y explica por qué el Líbano "va ser el último país árabe en firmar la paz con Israel"? ¿Será porque no puede tomar sus propias decisiones hasta que los "hermanos árabes" de Siniora firmen la paz con Israel? ¿No es suficiente para Siniora que los sunitas de Egipto y Jordania hayan firmado la paz con Israel? ¿A quiénes espera Siniora para firmar un tratado de paz con Israel? ¿A Siria? ¿Arabia Saudí? ¿Por qué no lo dice al pueblo libanés y evita su destrucción, como viene ocurriendo en las ultimas 4 décadas?
La hipocresía de los dirigentes libaneses - sunitas y chiítas por igual - y el silencio cómplice de los cristianos en relación con el conflicto palestino-israelí ya ha causando irreparables daños al país.
Después de haber incendiado "tierra, ríos y montañas" durante 40 años de guerra en la pretensión absurda de "resistencia" y "liberación", continúan con la destrucción de la economía y la tecnología del Líbano para mantener el país encadenado a falsas y obsoletas consignas de "liberación y resistencia". Después de haber crucificado a sus compatriotas cristianos libaneses durante décadas con acusaciones de "tratar con el enemigo", el gobierno y la oposición parecen decididos a hacer todo lo posible para mantener al Líbano como "el país idiota, impotente y retrasado" entre los países árabes.
Un argumento que uno oye de vez en cuando de los seguidores de Siniora y el grupo 14 de Marzo del diputado Saad Hariri (aunque nunca que visiten Washington ellos lo mencionan) es la teoría de la conspiración según la cual Israel está detrás de la destrucción del Líbano, porque Israel teme el despegue económico y tecnológico de una sana competencia que el Líbano podría plantearle.
Hay también en la oposición prosiria-iraní ideólogos de otra estrategia, haciendo hincapié en las guerras de "baja intensidad", ya que si los resistentes libaneses se dedicaran plenamente a una guerra abierta, Israel ganaría militarmente. Sostienen asimismo que si firman la paz, entonces Israel gana económica y tecnológicamente. El precio, sin embargo, de sus "guerras asimétricas" con Israel es que el Líbano nunca se recupera.
Para concluir diría que en última instancia, los líderes del Líbano deben tomar sus propias decisiones en base a los intereses del país antes de cualquier otra causa. Pero entre otros interrogantes cabe preguntarse ¿Por qué firmar la paz con Israel es bueno para Egipto y Jordania y es malo para el Líbano?
Si Israel es "la acomplejada tentación" de resolver los asuntos pendientes entre los países árabes desde 1948, es inquietante que la Casa Blanca, el Palacio del Elíseo, Downing Street o el Kremlin no insten al Primer Ministro Siniora a no esperar a que Siria resuelva con Israel su controversia por el Golán, que es exactamente lo que Siniora esta haciendo.
Las políticas que deben ser adoptadas en el Líbano deben abstraerse del conflicto árabe-israelí. Siniora debe hacer la paz con Israel y con Siria y darse a la tarea de salvar el país antes de que sea demasiado tarde. Si líderes de la oposición desean llevar al país a la guerra, que se atengan a las consecuencias de sus acciones ante la comunidad internacional.
*George Chaya es analista político internacional especialista en Oriente Medio, es conferencista titular por la International Consulting in Politics Affaires on Middle Eastern and Hispanic América e integra el consejo académico de varios medios internacionales. Es consultor y asesora gobiernos de América Latina en materia de Oriente Medio
Fuente: GEES
http://www.gees.org/articulo/5520
http://desdeisrael.com/NOTAS/opinion08/pais_idiota_GCHAYA_270508.htm

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Por qué Irán es el mayor obstáculo para las negociaciones entre Israel y Siria
Jana Beris
Para Safe Democracy
La gran pregunta es si realmente se logrará un acuerdo entre Israel y Siria que no sólo devuelva a Damasco el Golán, sino que traiga paz en el verdadero sentido de la palabra. Con Irán de fondo y con la alianza entre Siria e Irán de por medio, es difícil concebirlo, dice la autora.
(Desde Jerusalén) EL ANUNCIO FORMULADO el miércoles 21 de mayo sobre el reinicio, pocos días antes, de las negociaciones de paz entre Israel y Siria –por ahora en forma indirecta, con la mediación de Turquía– puso fin a ocho años de estancamiento, desde la interrupción de los contactos en 2000. Pero no está claro todavía, que realmente logre poner fin a los problemas.
La agenda es mucho más compleja de lo que se refleja en los informes promedios en los medios internacionales, que suelen dejar la impresión de que todo se reduce a una retirada israelí de los altos del Golán. Ese es sí el punto exigido por Siria, pero la agenda general, no es monotemática.
"Israel tiene sus propias exigencias: que Siria deje de apoyar a las organizaciones terroristas con sede en Damasco"
Israel tiene sus propias exigencias: que Siria deje de apoyar a las organizaciones terroristas con sede en Damasco, que no abastezca de armas y ayuda constante a Hezbolá en Líbano y que se aleje de su alianza con la República Islámica de Irán.
Pero la mayor sombra que está de fondo, es el constante apoyo de Irán a todo esfuerzo desestabilizador de Oriente Medio. Su influencia es clave y por tanto, constituye el mayor obstáculo al logro de la paz en la zona en general, también en el plano israelo-sirio.
LA SEDE EN DAMASCO
El primer punto afecta directamente la esfera israelo-palestina. Las principales organizaciones terroristas más radicales, entre ellas Hamás y Yihad Islámica, tienen en Damasco su sede central de operaciones. Fue desde allí que comenzaron a operar en el marco del llamado Frente del Rechazo, ya cuando se iniciaron hace una década y media las negociaciones de paz entre Israel y la OLP.
Los elementos más extremistas, opuestos al inicio mismo del proceso de paz y no simplemente a tal o cual frontera o a un entendimiento determinado, hallaron siempre en Damasco una base protectora. Eso, sostiene Israel, debe acabar.
Pero Teherán, cabe suponer, seguirá apoyando, financiando y armando a numerosos de esos grupos.
ARMAS PARA HEZBOLÁ
Siria es además un elemento clave en el funcionamiento de la organización radical libanesa Hezbolá, aliada de Irán. Si bien Hezbolá tiene su propia agenda y difícilmente se la pueda ver como títere de alguien, claro está que sus intereses, como movimiento fundamentalista islámico, coinciden en casi todo con los de Irán, que le utiliza como proxy en el mosaico libanés.
"Informes de las Naciones Unidas indican claramente que armamento de Irán y Siria llega a manos de Hezbolá y altera con ello la frágil estabilidad regional"
Asiduos cargamentos de armas enviados desde Irán, aterrizaron durante años en el aeropuerto de Damasco y desde allí eran enviados a la Beqa, el Valle de Líbano, a manos de Hezbolá, aunque también llegan directamente a manos de la organización chií en territorio libanés.
Informes de las Naciones Unidas indican claramente que armamento de Irán y Siria llega a manos de Hezbolá y altera con ello la frágil estabilidad regional lograda con la resolución 1701 que puso fin a la guerra entre Israel y Hezbolá, en agosto de 2006.
Ya en junio de 2007, menos de un año después de aquella guerra, el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon exhortó a Siria e Irán en un informe oficial, a dejar de transferir misiles anti-tanques y anti-aéreos a Hezbolá a través de la frontera sirio-libanesa.
El propio Hezbolá declaró en más de una ocasión que ya tiene ahora mucho más misiles que los que obraban en su poder cuando comenzó la guerra el 12 de julio de 2006. No son fabricación propia sino que llegan de Damasco y Teherán. Según fuentes de Inteligencia israelíes, ya hace un año se estimaba que Hezbolá había acumulado más de 20.000 misiles. Cabe recordar que al estallar la guerra entre las partes en julio de 2006, Hezbolá tenía en su poder 12.000.
Un comentario al margen sobre el tema de las armas de Hezbolá. En este análisis, el contexto relevante es el de la visión israelí de dichas armas como nueva amenaza en su contra, pero los sucesos de las últimas semanas en territorio libanés en el marco de la crisis política local que se solucionó momentáneamente después de más de un año y medio sin Presidente, dejaron en claro que contrariamente a lo que siempre dijo, Hezbolá no tiene sus armas sólo para la resistencia contra Israel. Cuando ello sirve a sus intereses, las usa también contra los propios libaneses. Y en eso, es apoyado también por Siria, que no hace paz con la idea de no controlar Líbano y continúa intentando mover las cuerdas, también a través del grupo integrista.
LA ALIANZA CON IRAN
El vínculo entre Siria e Irán no se da por casualidad. Al coincidir intereses en lo referente al apoyo desestabilizador al terrorismo y al envío de armas a Hezbolá, lo que hay de fondo es un pacto estratégico ordenado entre ambos países, que muy simbólicamente se convirtió en un acuerdo militar de Mutua Defensa justamente cuando ya habían comenzado las conversaciones indirectas entre Israel y Siria en Turquía.
Pocos días después de anunciado el retorno al diálogo israelo-sirio, llegó a Teherán el Ministro de Defensa sirio Hassan Turkmani en visita oficial, invitado por su par Mostafa Mohammed Najjar, según informó la agencia noticiosa oficial iraní IRNA. El objetivo de la visita es hacer el seguimiento de los acuerdos de Defensa conjuntos, ver la forma de intensificar los vínculos de Defensa y mantener conversaciones sobre los más recientes eventos regionales e internacionales, decía el comunicado.
Esos eventos regionales incluían por cierto las negociaciones entre Israel y Siria, a las que el Presidente Mahmud Ahmadinejad de Irán ya había reaccionado diciendo que le provocaron gran insatisfacción. Si realmente hubo sorpresa allí o no, no es lo más importante.
"Difícilmente pueda considerarse ahora que lo que realmente interesa a Siria es la paz con Israel, ver a israelíes visitando Damasco o enviando a sus escritores a seminarios literarios en Jerusalén o Tel Aviv"
Las Guardias Revolucionarias de Irán, cuyo jefe también se reunió con el Ministro sirio Turkmani, analizaban cómo reaccionar. Claro que en términos iraníes, eso podría ser interpretado como dónde y cuándo atacar.
Y eso es precisamente lo que Israel quiere neutralizar a través de un acuerdo de paz con Siria, considerando que si se le logra firmar, se estaría alejando a Damasco del eje del mal.
NO ES TAN SENCILLO
Difícilmente pueda considerarse ahora que lo que realmente interesa a Siria es la paz con Israel, ver a israelíes visitando Damasco o enviando a sus escritores a seminarios literarios en Jerusalén o Tel Aviv. El interés sirio por el momento es más que nada que se le considere como participante en un proceso negociador a fin de que ello le de legitimidad ante Estados Unidos. Lograr un acuerdo, es algo muy diferente.
Pero la gran pregunta es si realmente se logrará un acuerdo que no simplemente devuelva a Siria el Golán, sino que traiga paz en el verdadero sentido de la palabra.
"Pero hoy las relaciones entre Irán y Siria son mucho más profundas que en su comienzo"
Un documento firmado es una cosa. Otra muy diferente es una vida en verdadera paz. Con Irán de fondo y con la alianza entre Siria e Irán de por medio, es difícil concebirlo.
La alianza entre Siria e Irán tiene ya casi tres décadas y a diferencia de lo alegado por algunos analistas, no fue una respuesta al gobierno de Saddam Hussein en Irak. Según recordó recientemente el analista David Schenker en un estudio publicado por el
Institute for Contemporary Affairs de Jerusalén, ya antes de la revolución islámica en Irán, el entonces Presidente sirio Hafez el-Assad –padre del actual, Bashar– ofreció al Ayatollah Khomeiny resguardarse del Shah en territorio sirio. Cuando se instauró el régimen chií en Teherán, Siria fue el primer país árabe en reconocerle.
Hoy es el único país árabe que mantiene una alianza estrecha con Teherán. A pesar del aislamiento que ello le provoca en el mundo árabe, Siria continúa con esta línea, lo cual dificulta concebir que la abandone a cambio de un acuerdo de paz con Israel.
Pero hoy las relaciones entre Irán y Siria son mucho más profundas que en su comienzo. Irán presta ayuda financiera y tecnológica a programas militares convencionales y no convencionales de Siria, pero no se limita a ello sino que procura estar presente en varias áreas, a fin de garantizar la dificultad de un rompimiento futuro.
El ya citado investigador Schenker señala en su estudio que de acuerdo a fuentes sirias –y recordando que el tema de información fidedigna es problemático en Siria por el carácter secreto de su conducción– Irán ha invertido allí aproximadamente 1.500 millones de dólares. Entre los proyectos más destacados, se cuentan dos fábricas de automóviles que son un emprendimiento conjunto sirio-iraní, un acuerdo para una refinería a construir por Irán, Venezuela y Malasia y una fábrica de cemento de Irán en la ciudad de Hama.
De acuerdo a algunos analistas citados en el estudio mencionado, la inversión de Irán en Siria asciende a cerca del 10 por ciento de todas las inversiones extranjeras en el país.
Legítimo es por cierto cooperar y desarrollar relaciones entre estados en distintos planos. El problema es cuando de fondo hay también otros brazos de influencia, que no son usados para el normal intercambio entre países sino como palanca para concretar, mediante la violencia, ambiciones políticas o ideologías religiosas extremistas.
Y AHORA SÍ, EL GOLAN…
No sólo de los altos del Golán se trata, aclarábamos al comienzo de este análisis. Pero claro que también del Golán.
Y la discusión al respecto no puede limitarse al hecho que Israel conquistó esa zona en una guerra y por ello, simplemente, la debe devolver.
El Golán fue territorio judío ya siglos atrás, ya el Rey Salomón había nombrado tres ministros para esa región y hay allí hasta ahora ruinas de sinagogas antiguas. Pero a pesar del trasfondo histórico de vínculo judío con el lugar, el Golán quedó fuera del territorio adjudicado a Israel en la resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 29 de noviembre de 1947, que aprobó la partición de Palestina en un estado árabe y otro judío.
Israel no niega que el Golán era parte de las fronteras políticas de Siria. Pero el problema que envuelve el debate sobre el futuro de esta zona, es que los israelíes recuerdan qué uso daba Siria al Golán cuando lo tenía en su poder, aprovechando la ventaja topográfica de la altura para cañonear constantemente a los poblados israelíes ubicados abajo, en el valle.
"Para Siria, el Golán en manos de Israel, es una afrenta al orgullo nacional"
Cuando los altos del Golán fueron conquistados por Israel en el frente sirio entre el 9 y 10 de junio de 1967, en un operativo que comenzó el cuarto día de la guerra de los Seis Días, el gobierno tenía en claro que había precedido a la decisión al respecto, la presión de los poblados judíos que se hallaban en la mirilla de Siria. Una delegación de los 31 poblados de la Alta Galilea llegó a reunirse con el gabinete del Premier Levi Eshkol en medio de la guerra y el jefe del Consejo Regional, Yaakov Eshkoli, al que se le dio tres minutos para hablar, aclaró: si no nos quitan de encima la amenaza constante de Siria, abandonamos nuestras casas en todos los kibutzim y luego nos seguirá la gente de la ciudad de Kiriat Shmona.
Para Siria, el Golán en manos de Israel, es una afrenta al orgullo nacional. No aceptará ningún tipo de acuerdo con los israelíes, mientras no recupere lo que considera suyo.
La gran pregunta es qué garantías puede tener Israel de que el Golán no volverá a ser una base de ataques como era antes de la guerra de los Seis Días, con el agravante de que hoy, podría convertirse inclusive –si tienen razón los escépticos y no los optimistas– en una base de Irán controlando desde lo alto a Israel.
Fuente: SAFE DEMOCRACY
Enviado por
porisrael.org
http://spanish.safe-democracy.org/2008/05/30/iran-es-el-mayor-obstaculo-para-las-negociaciones-entre-israel-y-siria/#more-1339

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Simposio sobre explosivos en Jerusalén
Científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén organizaron el primer simposio Internacional sobre la improvisación de explosivos. Los profesores Joseph Almog y Ronnie Kosloff de la Universidad Hebrea de Jerusalén son parte del equipo de expertos que coordina el primer simposio internacional en la improvisación de explosivos que tuvo lugar entre el 18 y el 22 de mayo en Rosh Hanikra. Más de 100 expertos de 12 países participaron invitados de las conferencias sobre la guerra y el terror. Los distintos delegados intercambiaron información profesional y científica sobre explosivos improvisados, sus propiedades, su denotación mecánica, nuevos métodos de detección, modos de prevenir el uso de estos explosivos y la neutralización de los mismos una vez encontrados. Los delegados estudiaron también, casos de explosivos improvisados en Israel, Estados Unidos, Japón, Indonesia, Afganistán e Irak. Muchos de los delegados enviados fueron representantes del Departamento de Seguridad de Estados Unidos, del Departamento de Defensa estadounidense, del FBI, de la DSLT de Británica, de la Agencia de Seguridad israelí y de muchas otras organizaciones internacionales de seguridad, universidades e institutos de investigación de Europa, Norte América y de la región Asia- Pacifico. El peróxido y el triacetone- triperóxido (TATP) en particular, conocido por muchos terroristas como "Madre de Satán", fueron los primeros explosivos usados por terroristas en el Jebron en 1980. Desde ese entonces, TATP se convirtió en el explosivo elegido por muchos terroristas en Medio Oriente y en todo el mundo, usado particularmente por aquellos que deciden inmolarse. TATP fue usado en muchos ataques, incluyendo el atentado a la Discoteca Dolphinarium en Tel Aviv y a la pizzería Sbarro en jerusalem en el 2001, en la estación de gas Ariel en el 2002 y en el subte de Londres en el 2005. De acuerdo con el Prof. Almog, dos tercios de los ataques terroristas en Israel, aproximadamente, fueron hechos con explosivos caseros y no con explosivos militares. Es por ello que la preparación de explosivos caseros merece una gran atención. El gran uso de TATP se debe a la combinación de muchos factores los cuales incluyen el fácil acceso y el bajo costo de los materiales necesarios para su preparación, su fácil síntesis, su alta sensibilidad y el hecho que estos componentes son difíciles de detectar. Además del peróxido, existen otros peligrosos explosivos caseros como el nitrato de urea, el cual también es de bajo costo y fácil preparación. El nitrato de urea fue utilizado por primera vez por terroristas en la explosión causada en el World Trade Center en Nueva York en 1993. "Como primer país en experimentar ataques terroristas con modernos explosivos, Israel ha acumulado mucha experiencia y habilidad en el tema durante las ultimas tres décadas, por eso no es de extrañar que la realización del simposio tenga lugar en nuestro país", dijo Almog, del Instituto Casali de Química Aplicada de la Universidad Hebrea, y agregó que espera que estas conferencias sean un importante hito en la guerra mundial contra el terrorismo. El Prof. Almog ex Brigadier General de la Policía y Director de la sección de Identificación y Ciencias Forenses de la Policía Israelí, ha desarrollado muchas investigaciones sobre anti-terror en los últimos años, entre las cuales se encuentra la creación de un spray químico que detecta el explosivo casero, nitrato de urea. El Profesor Ronnie Kosloff del Departamento de Física y Química de la Universidad Hebrea, lideró estudios teóricos sobre la improvisación de explosivos. Particularmente esta involucrado en el calculo de las propiedades químicas y físicas de los explosivos improvisados existentes.
Fuente: Argentina.co.il

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El escritor israelí, Shlomo Ben Ami.
“El proceso de paz, hoy, es una ficción”
Autor: Florentino Portero (GEES)

Ante la crisis actual en el Medio Oriente y la ausencia de dirigentes con una mirada y decisiones proactivas, Ben Ami embate contra la mediocridad de las dirigencias israelíes y palestinas y no ve posibles avances significativos en ese sentido. Y afirmó algo políticamente incorrecto para los Estados Unidos y la política de derecha de la región: “Hamas no es al-Qaeda, pero si Hamas se deshace, quien le sucederá será al-Qaeda. Estados Unidos tiene que entender que la política con Hamas no debe enfocarse sólo dentro del marco de la lucha contra el terrorismo islamista”.
El proceso de paz dirigido a lograr un acuerdo diplomático entre israelíes y palestinos tiene un momento capital en Camp David y en la tarea diplomática del tramo final de la Administración Clinton. ¿Por qué cree que las negociaciones fracasaron? ¿Dónde estuvo la clave del problema? La clave para comprender lo sucedido reside en entender que aquél fue el final del antiguo paradigma del peace making. No fracasó por razones técnicas. Lo que falló fue el paradigma. Se agotó la posibilidad de llegar a un acuerdo en negociaciones libres entre estas dos partes según el concepto de Oslo, que habla de dos estados en las fronteras del ´67. Los dos pueblos no veían con especial ilusión la solución que se podía dar a este conflicto, con lo cual no tenían la suficiente ilusión para empujar y presionar a sus líderes para llegar al acuerdo final. Hay que entender que el acuerdo posible no era muy atractivo. Cuando estás hablando de 27.000 km cuadrados entre Israel y Palestina, juntos, y esto hay que dividirlo en dos estados con dos ethos nacionales que chocan, con lugares santos, asentamientos, refugiados… todo compromiso resulta que no ha sido suficientemente atractivo para las partes. Para los palestinos significaría un mini estado, parecido a San Marino, difícilmente viable; con un problema de continuidad entre ambas partes; con unos sueños hacia Jordania irrealizables, porque allí está parte del pueblo palestino; con unos sueños hacia Israel, un cambio de fronteras que debía acomodar asentamientos… Se habló mucho del papel de Arafat en el fracaso de las negociaciones. Arafat era una persona que entrará en la Historia como el último dirigente palestino con legitimidad para lograr una solución negociada de dos Estados. Murió y se llevó esa legitimidad con él a la tumba. El viejo paradigma del proceso de paz nació con los “tunecinos”, los palestinos que llegan de la diáspora. La diferencia entre el sionismo y el movimiento nacional palestino estriba en que en el primero los que mandaban eran aquellos que vivían en Palestina, los Ben Gurión, Golda Meir…, había una diáspora que aportaba dinero y apoyo logístico pero las decisiones las tomaban los de dentro. Entre los palestinos ha ocurrido lo contrario. La diáspora retenía el liderazgo y los de dentro no tenían ninguna importancia ¿Cuándo empieza a cambiar esto? En la primera Intifada, que se declara por los de dentro, sin conocimiento de Arafat y sin conocimiento de la OLP. Desde una perspectiva histórica, el verdadero significado de Oslo no es que ahí empieza el proceso de paz, lo que ahí empieza es la recuperación del liderazgo del movimiento nacional palestino por parte de la diáspora, que vuelve para reprimir a los de adentro. Arafat aceptó Oslo no porque él pensara que ese era el modelo de hacer la paz, sino porque era el camino más rápido para volver a los territorios y recuperar el liderazgo de la OLP a costa de Feissal Husseini, Hanan Ashrawi y tantos otros. Arafat fue el instrumento de Rabin para reprimir la Intifada y sofocar lo que en realidad fue una guerra de independencia palestina dirigida por el liderazgo local que no respondía a las órdenes de la OLP en Túnez. No es nada sorprendente que Hamas haya sido fundada en los primeros días de aquella Intifada como una respuesta más a lo que se percibió en los territorios ocupados como el fracaso de la OLP de poner fin a la ocupación israelí.El proceso de Camp David fracasó y tiempo después Arafat falleció. Se abría un nuevo período enmarcado en una nueva estrategia, el ‘Mapa de Rutas’, que primaba la generación de confianza paso a paso a una negociación global, como se intentó en Camp David. Durante este tiempo no se ha avanzado nada, pero ha emergido el islamismo, provocando un cambio sísmico. ¿Alguien cree seriamente que Abu Mazen puede convencer a su pueblo si hoy todos los que están llevando a cabo las negociaciones por parte palestina son el sector más execrable del movimiento palestino, los más odiados, los que llevaron durante años el paradigma del proceso de paz sin éxito, con el único resultado de que ellos se han enriquecido mientras el pueblo palestino se ha empobrecido y, además, son responsables del crecimiento de Hamas? Lo que está ocurriendo en Palestina con el auge del islamismo y el declive del nacionalismo es algo que no está exclusivamente relacionado con los fallos del proceso de paz. La mejor prueba está en todo el Medio Oriente, el nacionalismo secular está en declive, la respuesta islamista está por todas partes, organizaciones no estatales -como Hezbollah, los Hermanos Musulmanes, etc.- están surgiendo y desafiando al Estado. Lo que ha ocurrido es que el Estado no ha cuajado porque en ningún lugar consiguió ganar la legitimidad popular que evite ese desafío constante por parte de los islamistas. Y eso ocurre también en Palestina. En este camino el Partido Laborista nunca volvió a ser el gran partido nacional que fue. Las tensiones entre los defensores de grandes concesiones y los que mantienen una posición más tradicional, como Barak, son grandes. La gestión de la Guerra de El Líbano por parte de Peretz, alguien que llegó al Ministerio para ganar talla de estadista, ha resultado calamitosa ¿Cómo ve la situación actual y el futuro del Laborismo? Todo aquel que ha tocado el proceso de paz se ha quemado, tanto por parte israelí como del lado palestino. La diferencia es que Israel es una democracia que renueva su clase política, mientras que en el campo palestino son los mismos y ahí siguen. Hacer concesiones en un proceso de paz no es un pecado político, el pecado es hacerlas y no rematar. Eso es lo que nos ocurrió a laboristas y palestinos. El resultado es el fracaso, pero también se ha creado un nuevo punto de partida que ha llevado a que el Partido Laborista se haya replegado a una posición de centro, de hecho a la derecha de Kadima. El Partido Laborista se fue alejando y hoy no cuenta para nada en las negociaciones de paz. No ejerce ningún tipo de presión sobre el Gobierno, entre otras razones porque se dice a sí mismo “nosotros hemos fracasado, dejémos que lo intenten, ¿por qué voy a compartir este fracaso?, que sea el de ellos”. De hecho lo que Barak está diciendo, aunque no expresamente, es “yo he quitado la máscara de Arafat, eso es lo que yo conseguí. Ahora Olmert tiene que quitar la máscara del objetivo de crear dos estados. Ellos no lo van a conseguir, y entonces va a morir la idea de los dos estados”. Pero sin el marco conceptual de los dos estados no hay proceso de paz. Es verdad que hoy el proceso es una ficción, es una realidad virtual alimentada por los dirigentes norteamericanos, israelíes y palestinos que, por distintas razones, necesitan mantener algo inexistente. Pero sin esta ficción nos quedamos sin guión. En este sentido ‘Bibi’ Netanyahu señaló, desde las páginas del ‘Financial Times’, que había que volver a la idea de que Jordania se anexionara Cisjordania, en una Monarquía federal, y Egipto Gaza. Estamos volviendo al marco conceptual de hace décadas, pero lo que a primera vista puede parecer sorprendente, a la vista de la imposibilidad de un acuerdo y de la desmembración del campo palestino, puede resultar una opción realista. Yo no creo que la propuesta de Netanyahu sea tan disparata si se agota finalmente el proceso de paz. Pero me gustaría llegar a ella después de explicar qué es lo que hay que hacer, desde mi visión, para tratar de salvar, aunque sea a último momento, la solución de los dos estados. No es verdad que los palestinos carezcan de un líder que sea aun capaz de legitimar una paz basada en dos estados. Ese hombre es Marwan Barghuti. Lo mejor que Israel podría hacer es liberarlo y expulsarlo de Palestina. Hay que expulsarlo porque si se queda en dos meses lo quemarán en la pequeña política de Ramallah. El tiene que ejercer de “padre refundador” y no lo podrá ser si se queda allí. Con él es posible que la Autoridad Palestina recupere la legitimidad de hablar en nombre del pueblo palestino. Eso requeriría recuperar los Acuerdos de La Meca y establecer un alto el fuego. Estados Unidos tiene que entender que la política con Hamas no debe enfocarse sólo dentro del marco de la lucha contra el terrorismo islamista. Hamas no es al-Qaeda, pero si Hamas se deshace, quien le sucederá será al-Qaeda. Hay que cooptar a determinados dirigentes de Hamas, aquellos más posibilistas. Yo soy muy pesimista, porque tanto Estados Unidos como Israel no conciben otra solución con Hamas que la militar. No aceptan que haya otra vía y que sea posible concebir algún tipo de diálogo, dejando atrás cuestiones de principio. Hay que olvidarse de que para hablar con Hamas tiene que reconocer a Israel o viceversa. Que nadie reconozca a nadie. Que hablen de cosas prácticas, como un alto el fuego. También hay que olvidarse de tratar de apoyar a los moderados frente a los radicales. Ese es un problema interno de los palestinos. Si nosotros tratamos de influir en la política interna de los palestinos nos ocurrirá como cuando lo hemos intentado con estados árabes “nos saldrá el tiro por la culata”. En el 1982 entramos en El Líbano para reestructurar la política libanesa a favor de los maronitas, y el resultado fue que abrimos el camino para el surgimiento del enemigo más feroz desplegado en nuestra frontera norte, Hezbollah. También, a finales de los años 1980 Israel había apoyado a Hamas para llevar a la destrucción política de la OLP. El resultado fue que acabamos firmando los acuerdos de Oslo con la OLP, y hoy nos enfrentamos a Hamas en una guerra sin cuartel. Si se quita el veto a Abu Mazen para que hable con Hamas generaremos espacios de diálogo político que pueden llevar a acuerdos entre nacionalistas e islamistas. Entonces es posible que vuelvan al proceso de negociación. Lo harán con exigencias muy duras. Será el momento de que Estados Unidos y los países árabes asuman un papel protagonista para llegar a un acuerdo que no estará muy lejos de los ya conocidos. Si esto no se hace, creo que ideas como las propuestas por Netanyahu serán las únicas viables. Si no, tendremos que ir a un estado binacional que será una forma renovada de estado apartheid. Un estado de guerra civil permanente, con progroms diarios. No va a funcionar y no puede funcionar. Un estado binacional llevaría a una situación surafricana, pero sin que ésta tenga una solución surafricana. La propuesta Netanyahu puede ser el próximo paradigma, pero no será fácil. Los jordanos tienen una gran población palestina y temen la palestinización de su propio país. Estamos en una situación penosa. Se nos acaban los paradigmas y los alternativos no son perfectos. No está claro dónde están las fuerzas políticas que apoyen ese nuevo paradigma. Es evidente que nos hemos quedado sin modelo y que encontrar uno nuevo no va a ser fácil. Sin embargo, no todo lo que vemos nos lleva al pesimismo. Hoy hay una mayoría de israelíes que admite la necesidad de que haya un Estado palestino, que desea separarse de ellos y vivir independientemente. Atrás quedan las ensoñaciones de un gran Israel, los objetivos del movimiento de los asentamientos… Israel está dispuesto a ceder terreno. Hoy por hoy el límite parece estar en los grandes asentamientos de rodean Jerusalem. Quién nos iba a decir que Sharon iba a abandonar el Likud para dirigir la “desconexión” de Gaza que, si su salud y las circunstancias políticas lo hubieran permitido, hubiera continuado en Cisjordania. Hay un cambio de opinión y eso es relevante. La razón por la que Sharon fue a la “desconexión unilateral” es porque entendió que los israelíes no quieren quedarse con los territorios, pero también porque los israelíes no quieren negociar y no confían del interlocutor. El también tenía en cuenta otra razón. Para él la negociación era como “entrar en un corral”, según su propia expresión, donde al final te cortan la cabeza. En los últimos años el primer ministro que más años gobernó fue Shamir, y la razón es que no tocó el problema palestino. Luego llegó Rabin, trató el tema palestino y acabó asesinado. Vino Peres y se hundió en una ola de terrorismo. Llegó Netanyahu, gobernó durante tres años, se fue a Wye Plantation a negociar, firmó el Acuerdo y cayó. Barak se estrelló con el problema palestino. Sharón entendió que el hacedor de la política israelí era Arafat y él no estaba dispuesto a pasar por allí. Sharón, que era muy astuto, era perfectamente consciente de que si entraba en el “corral” de la negociación al final tendría que llegar a la cesión de parte de Jerusalem, a las fronteras del ´67, y al desmantelamiento de asentamientos. El sabía perfectamente que nosotros habíamos hecho aquellas ofertas no por ser izquierdistas, sino porque no había otro remedio ¿Quién te va a comprar un acuerdo sin Jerusalem o sin las fronteras del ´67? Sharón no quería llegar allí porque, desde su punto de vista y desde el punto de vista de su electorado, no era un acuerdo atractivo.Hoy, lo que falla es el contexto -liderazgo pobre, descomposición del campo palestino, divisiones políticas en Israel, etc.- Sobran planes de paz y la sola idea de otro nuevo resulta irritante. Hay que trabajar sobre el contexto, facilitar la unión nacional palestina, ayudar a que Hamas no se radicalice aún más y se convierta en una organización aceptable para la sociedad internacional y para el entorno. Si se continúa tratando de dividir a sus dirigentes entre moderados y extremistas no se llegará a nada, porque los moderados, precisamente porque son débiles e impopulares, tratarán de defender las mismas posiciones que los radicales. Durante años la seguridad de Israel parecía depender de las negociaciones con los palestinos, y ya no es así porque el islamismo no es un fenómeno de la ribera occidental del Jordán. Tanto Hamas como Hezbollah son amenazas importantes, pero tras ellas se enconde Irán. ¿Cómo ve el proceso intelectual israelí para definir esta amenaza y establecer una estrategia apropiada? En Israel siempre ha habido dos escuelas estratégicas. La primera defiende que la seguridad de Israel depende de la resolución del problema palestino. Esta fue tradicionalmente la postura de la izquierda. La propuesta saudita se fundamenta en este mismo principio: tendrán paz si resuelven la cuestión palestina. La segunda escuela considera que no podemos hacer concesiones dolorosas a los palestinos hasta que no haya una paz regional. Para los que creían que el problema palestino no era soluble, el gran acuerdo de Medio Oriente era una forma de aislar a los palestinos para impedir, en caso de fracasar el proceso de paz, desatar una guerra regional contra Israel. En la actualidad se ha optado por asumir que hay que tratar de resolver los dos problemas conjuntamente, porque uno no es más importante que el otro. “Palestina primero” fracasó con Clinton. “Medio Oriente primero” fracasó con Bush. Ahora estamos tratando de avanzar en todas las líneas al mismo tiempo. Pero este enfoque quita atractivo al proceso de paz con los palestinos. En Camp David se hablaba de un acuerdo definitivo de paz, pero hoy ya nadie cree que del acuerdo con los palestinos derive la paz. Todo el mundo sabe que, tras una paz con Abbas o con Hamas, siempre habrá un grupo extremista que continuará con la violencia. Hoy una paz con los palestinos no será el fin de las armas. No obstante, soy partidario de ese tipo de acuerdos. La paz con los palestinos, por el carácter de la clase política palestina y por la complejidad de los temas, es inviable. Pero, más que hacer la paz con los palestinos, yo estaré haciendo la paz con la comunidad internacional. Yo necesito la paz con la comunidad internacional para que, cuando aparezca el revisionismo palestino, yo tenga la legitimidad internacional para responder por la vía militar si es necesario, para defender exactamente lo que hemos hecho con Hezbollah en la Guerra de El Líbano. Algo que estaba bien en cuanto a los principios, pero que se ejecutó mal. La Guerra del Líbano fue la más larga de la historia de Israel porque ningún actor corrió al Consejo de Seguridad para exigir un alto el fuego. Porque Israel tenía razones para atacar, aunque eso no implicara que tuviera que hacerlo. Tenía legitimidad para defender una frontera internacionalmente reconocida. Nadie en Israel se toma en serio el proceso de paz, porque nadie lo ve viable. La sensación que uno tiene cuando habla con los diferentes actores es que el proceso da sentido, aporta una agenda, al gobierno israelí, a los “tunecinos” que aparentemente controlan la Autoridad Palestina y al gobierno de Estados Unidos. No se les puede acusar de no ocuparse del tema, porque hay un proceso y trabajan sobre él. Si reconociéramos que el proceso no existe, entonces ¿qué sentido tendría el gobierno de Olmert y el de Abbas? Los que están comprometidos con este proceso son los elementos más odiados: Abu Mazen, Olmert y Bush. Cuando yo me reuní con Olmert me dijo “nosotros no hemos implementado ni un solo artículo del ‘Mapa de Rutas’. En una reciente declaración, Rice dijo que el proceso de paz podía ayudar a neutralizar la amenaza iraní. Yo no sé que decir. Lo que estoy temiendo es que los iraníes están avanzando en la cuestión nuclear, están en la fase de enriquecimiento y en cuanto la acaben pueden llegar en seis o nueve meses a poseer la bomba. Hay incluso quien especula con la premisa de que antes de las elecciones de noviembre, temiendo una Administración Obama, y en esa ventana antes de que Obama ocupe la Casa Blanca y los rusos hayan entregado el nuevo armamento antiaéreo, Israel pueda lanzar una acción militar contra las instalaciones nucleares iraníes. La gente en Occidente no es consciente de cómo la sociedad israelí percibe la amenaza iraní. Israel con acuerdos de paz o sin ellos está convencido de que seguirá viviendo en esa parte del mundo sólo si tiene poder de disuasión. Con un arma nuclear iraní Israel pierde su ‘pole position’ en la zona. Debilita su posición y a partir de ese momento ningún estado árabe, ni siquiera los palestinos, tendrán interés en llegar a un acuerdo. Y esto sin considerar el problema que supone el uso del arma nuclear, sólo me limito a señalar sus efectos diplomáticos. Lo urgente, entonces, es revigorizar el diálogo entre las partes, que los actores regionales se comprometan, pero con esta Administración norteamericana es difícil. Hay que dar tiempo a que los palestinos reorganicen su propio campo, para ver si en el último momento la opción de los dos estados se salva. Paralelamente hay que crear las condiciones para que los palestinos refunden su movimiento nacional adaptado a la realidad. Es algo surrealista que Abu Mazen y Abú Alá, dos personas por las que tengo un enorme respeto, sigan siendo los dirigentes cuando todos los paradigmas que han defendido desde 1987 hasta hoy han fracasado tan estrepitosamente. Sea como fuere, cuando llegue el momento, cuando las circunstancias lo permitan, será necesario presentar a las partes propuestas que sirvan de puente para reconciliar sus diferencias. Pero no como hizo Clinton, que las puso sobre la mesa y se fue, porque su mandato concluía. Lo que hace falta es un previo acuerdo entre Estados Unidos, Europa, Rusia y los estados árabes para que lo impongan a las partes. Las partes no lo van a hacer por sí solas, no son capaces. Para lograr algo así hace falta un gran presidente norteamericano. Yo dudo que tanto McCain como Obama tengan la capacidad necesaria. A lo mejor McCain, pero es una incógnita para mí. Tiene que tener la creatividad de Clinton y la brutalidad de Bush porque esto no funciona con buenos modales.