OPINIONES

HOY NO ES AYER
Mario Linovesky

"Antes de ser el que soy todos los rivales me golpeaban a voluntad y entonces hubo un momento en que pensé que debería dedicarme a otra cosa; pero un día me planté y comencé a golpear yo primero. Desde entonces todo cambió para mí y hoy soy prácticamente imbatible, aunque en ocasiones haya algunos que tienden a creer que caigo, ignorando que yo estoy predispuesto a vencer y que nada ni nadie podrán arredrarme" (Oscar de la Hoya, Campeón Mundial de Boxeo)
Soy un condenado consumado y eterno. ¿A qué?: pues a lo que se le ocurra al verdugo de turno. Mi condena, de suyo arbitraria y grotesca, fue decretada desde muchísimo tiempo previo a que mis padres se conocieran, en un acto de futurismo delirante por donde se lo quiera mirar. Y también condenados absurdamente estuvieron mis antepasados y lo están hoy mis hijos, así como no dejarán de estarlo los descendientes de ellos... y por los siglos de los siglos (esto último, rezo y espero porque no). Sin embargo no somos, los de mi núcleo familiar y entorno, condenados solitarios; nos acompañan en dicha penalización algunos otros millones de humanos, poquititos en número si los comparamos con el gigantesco resto, quienes comparten con nosotros una misma religión, cultura e historia, y ahora, también, un Estado Independiente. Soy... somos... ¡los judíos!.
En el transcurso de los siglos nos aporrearon de todas las formas, con persecuciones, castigos individuales y colectivos, pogromos y hasta con el más grande genocidio que se haya conocido jamás. ¿Quiénes?: absolutamente todos, unos por acción y otros por omisión. Aunque estos últimos, cuando advirtieron la barbaridad de la que habían sido cómplices por mirar para otro lado, resolvieron que nos correspondía una indemnización. Aprovechando entonces que en un pequeñísimo rincón del Levante había una tierra totalmente desmantelada y que la misma nos había sido arrebatada por la fuerza dos milenios antes, nos la devolvieron, tal como correspondía por historia y por ley.
En el ínterin entre que el Imperio Romano nos expulsara de aquel territorio con el uso de la prepotencia de sus legiones, hasta que proclamamos allí nuestra renovada independencia, en el vecindario ocurrieron cantidad de acontecimientos. Los más determinantes, y extraídos de nuestra propia cultura y tradición, consistieron en el plasmado de dos religiones monoteístas. Ambas, no es ocioso repetirlo, furibundamente expansionistas. La primera de ellas, el cristianismo, fue la consecuencia, entre otras muchas cuestiones, de un desacuerdo entre los seguidores del Rabino Ieshu o Ioshua ben Iosef (Jesús hijo de José) y nuestra dirigencia religiosa, sobre si había advenido el Mesías o no, título éste que le conferían al Rabino mencionado. La segunda, fue cuando algunos siglos más tarde un conceptuado profeta, de nombre Muhamad (Mahoma), imaginó una nueva confesión, que de nueva tenía solamente algunos agregados belicistas y descalificadores contra nosotros, sus indiscutibles progenitores.
Derivación de una arremetida sin sentido contra quienes habíamos sido hasta poco tiempo atrás su propia familia (ésto reconocido elípticamente por los últimos Papas), el cristianismo aparecido en primer término nos hizo pagar un amargo precio de persecución y muerte, basado tan solo en acusaciones carentes de razón y asidero. Que aunque se atenuó luego de la matanza dirigida y alentada por los alemanes durante la II Guerra no consiguió sin embargo borrar del sentir colectivo una mentira cuidadosamente elaborada e instalada, ya que la misma permaneció arrebujada por centurias y firmemente entre los militantes del vulgo y dio pie para que los interesados en la destrucción de los judíos obrasen libremente, con la anuencia y también la participación de ellos.
Sin embargo este aquietamiento de las hordas cristianas, para nada significó nuestra tranquilidad, porque la posta la tomaron enseguida determinados sectores del Islam, quienes actúan basados en la permisividad interpretativa que les facilitan ciertos suras (capítulos) de su libro principal (furiosamente judeofóbicos), y que la feligresía del común acepta sin ambages, prescindiendo de hacer ninguna clase de cuestionamientos sobre su razón de ser.
Sin embargo, hoy con el islamismo prevaleciendo en esta ya milenaria persecución ideológica y religiosa, transformando el Dios heredado que redime en uno que solamente castiga, curiosas nuevas aparecieron en escena. Porque tratándose de una hilada de fanáticos que no consiguieron y ni siquiera intentaron salirse del medioevo, nos tienen por ello desconcertados con su ambición sin límites aunque la justifiquen, mediante el uso de toda suerte de excusas, llantos y pataleos. Un método éste que si bien resulta infantil en su explicación y ejecución, no obstante no nos afecta a nosotros solamente, en razón de que codician el universo entero.
De cualquier modo, siempre somos nosotros quienes estamos primeros en su mira, motivo por el cual tanto cristianos, como budistas, hindúes y otros muchos, y ya sea en oriente u occidente, se desentienden de la amenaza en ciernes confiando que la misma se ciña exclusivamente a los judíos y que a ellos no los va a afligir.
Así, desalienta y mucho cuando comprobamos que se persiste en no ver lo evidente, máxime cuando el comportamiento del agresor roza con el ridículo. Porque que se moteje, en este caso puntual a nosotros, como "hijos de los monos y los cerdos" y no haya una repulsión explícita de absolutamente nadie, significa la aceptación por parte del mundo de un pensamiento sucio y es una manera de apañar a aquel que lo expone y utiliza. A más que tamaño grotesco no es único, ya que también los fundamentalistas apelan a la complicidad de entes inertes como "las piedras y los árboles" (leer el manifiesto fundacional de Hamás), exigiéndoles que se transformen en alcahuetes suyos denunciando a viva voz que detrás de ellos se esconden judíos, para enseguida ordenarle al "piadoso" musulmán que venga a matarlos, en una de las tantas facetas de su yihad (guerra santa) histérica.
Sopesando lo antedicho, que buenos tiempos fueron aquellos cuando el planeta estaba dividido en dos y existía la llamada Guerra Fría. Porque si bien se chumbaban unos a otros y se prometían mutuamente dolorosísimas represalias, en realidad no estaban haciendo otra cosa que compensar fuerzas y disuadir al rival, mediante el uso de esas amenazas vacuas. Todo eso cambió con la caída del Muro de Berlín; y quienes apoyaban su existencia, quedaron con las manos vacías. La cabeza, que duda cabe, ya la tenían así. Y esa gente, que quedó sin un triste ladrillo del Muro, sin politburó y sin Stalin, quien previamente los había dejado sin Trotzky, sin Lenin y sin algunos cuantos millones de camaradas, es hoy uno de los principales sostenes de este islamismo teo, pluto y autocrático, al que insisten en considerar como el paradigma actual de su "anti-imperialismo" tan añorado. Un pliegue éste al terrorismo mahometano desembozado y furiosamente anti judío-israelí, del que tampoco escapan vastos sectores del centro y la derecha. Mientras tanto Irán, que se convirtió en avanzada contra la civilización desde el advenimiento de los ayatollás, se está armando sin pausas y con la indisimulada intención de hacerse de la bomba nuclear. Pero en tanto tiene sus principales afanes puestos en ello, no encuentra óbice de ir preparando el terreno para un posterior y definitivo embate, cuya única meta es instalar un Califato a nivel universal. Así, y basado en su poder económico, es el principal provocador y proveedor de pertrechos bélicos a incontables bandas terroristas, para que con sus ataques constantes vayan ablandando al primer enemigo de su lista, o sea el país de los judíos, o sea: Israel.
Las críticas del mundo al Estado hebreo, implacables aunque estos países no ignoran que cada respuesta israelí es un legítimo e ineludible acto de defensa, dan pábulo para que los criminales integristas se envalentonen y vayan siempre por más. Pese a las pocas luces... que distinguen a su dirigencia. Y de este modo asistimos a cantidad de despropósitos, indignos de ser creídos por una sociedad civilizada. Uno de los últimos fue, tras la consecución del congreso nazi que tuvo lugar en Teherán, el que partió de la bocaza del hoy escondido Primer Ministro Palestino (un pueblo del que se tuvo noticias sobre su existencia recién en 1964 y cuyo principal dirigente, un tal Yasser Arafat, curiosamente era egipcio y ajeno a la zona) Ismail Haniye, quien tuvo la "grandeza" de ofrecer a Israel una "tregua" por 20 años, si éste se retiraba a las fronteras de 1967 y permitía el nacimiento de un Estado Palestino. Juguetón el muchacho, creyó que con eso sólo lo iban a considerar bienintencionado. Lástima grande que los judíos están enterados de lo que significa la palabra tregua (que nada tiene que ver con la paz, sino con postergar la agresión) y de modo alguno van a responder a tamaña proposición como no sea con un corte de mangas, menos aún partiendo de un individuo que mandó asesinar a sus hermanos y que por ello está marcado para su oportuna eliminación.
De este modo el juego continuará y sus consecuencias se irán acumulando. Pero aun así, encontrándonos en semejante brete, no ha llegado todavía la hora de suicidarnos. Israel y su pueblo por lo menos no lo harán. Pero…¿y el resto de la humanidad?. Entiendo la desesperación de la gente por este inacabable estado de guerra; pero aun en las circunstancias más críticas, la tendencia del hombre ha de ser como la de aquel que ha caído en aguas profundas: mantenerse a flote, poniendo toda su voluntad y energía para conseguirlo.
Por eso o en vista de eso, hago votos por que despertemos de una buena vez y nos pongamos todos, no sólo los judíos, a la tarea de librarnos para siempre del flagelo extremista que nos amenaza, aun a sabiendas de que no resultará nada sencillo conseguir su definitiva derrota.
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Y el Mundo Callaba
Julián Schvindlerman-Comunidades 27/2/08

La retórica anti-israelí del régimen ayatollah ya era extrema…y desde el asesinato de su paladín-terrorista Imad Mughniyeh se puso peor. Regularmente nos veíamos forzados a oír las diatribas de Teherán -que hay que "borrar a Israel del mapa", que comenzó la "cuenta regresiva" para su extinción, que el mundo debe aceptar el "colapso inminente" de ese "pequeño Satán", etcétera- y, por difícil que sea imaginarlo, Irán desde entonces radicalizó su polémica. Muhamad Alí Safari, jefe de las Guardias Revolucionarias, afirmó que "El crecimiento cancerígeno Israel pronto desaparecerá", por medio de la "radiación de los luchadores del Hizbullah" (nótese la alusión a lo nuclear). El presidente Mahmoud Ahmadinejad se refirió a Israel como un "sucio microbio" y un "animal salvaje". Ghollan Reza Haddad, presidente del parlamento iraní, amenazó con que "el futuro de la entidad sionista será peor que su presente". El Jefe de las Fuerzas Armadas, General Hassan Firouzabadi instó a "la destrucción completa del régimen sionista" y a la "liberación de toda la tierra de Palestina".Y el líder del Hizbullah, Hassan Nasrallah, aseveró que "la Sangre de Mughniyeh anuncia el fin de Israel". (Además, sus hermanos en armas de Hamás instaron al mundo musulmán a "levantarse para enfrentar al demonio sionista" y el líder de Al-Qaeda en Irak, Abu Omar al-Baghdadi, ofreció el territorio iraquí como "plataforma de lanzamiento" para capturar Jerusalén).
Estas son palabras desagradables, pero proviniendo de los iraníes hay algo de positivo en ello. Por el momento, Teherán ha optado por responder al asesinato de su máximo jefe terrorista con retórica feroz, no con violencia física. Por el momento, claro. No debiera haber lugar aquí para la indulgencia; el lenguaje con el que los terroristas hablan es el del terror y Nasrallah inmediatamente declaró una "guerra abierta" contra Israel. Como si nunca hubiera disparado miles de cohetes katyusha contra la población norteña del estado judío, secuestrado a sus soldados, o atacado objetivos judíos e israelíes en la República Argentina. Pero las prioridades son claras para el liderazgo del Hizbullah: primero es menester reforzar el ánimo de sus luchadores alicaídos por la pérdida de su ser querido, y para ello les suministra la dosis estimulante de fervor anti-israelí repleta de promesas de venganza redentora y horizontes de victoria apocalíptica. Más adelante, inshallah, darán el golpe fulminante. Poco importa que bien pudo no haber sido Israel quien puso fin a la vida de Mughniyeh, figura estelar del terror islamista con pedido de captura de INTERPOL y buscado en más de cuarenta países, o que bien pudo haber habido una interna en el macabro submundo del terrorismo, o incluso participación siria, tal como sugirió el Director de la Inteligencia Nacional norteamericana Mike McConell. No, lo políticamente relevante, lo prácticamente útil, es que esta muerte en Damasco brinda a Irán y al Hizbullah la excusa perfecta, el motivo ideal, para lanzar los planes nefastos que ya hace tiempo tienen reservados para Israel y los judíos.
Cual testigo involuntario en la escena del crimen, el mundo entero salvo Estados Unidos elige mirar para otro lado mientras este drama acontece. Desde Beirut, Teherán, Gaza y Bagdad los fundamentalistas llaman a cometer un asesinato en masa contra los israelíes y el mundo permanece impasible. Jerusalén pidió al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que condene a Irán por la "incitación pública y directa para cometer genocidio", algo que está en violación de la Convención para la Prevención y el Castigo del Crimen de Genocidio del que más de 130 naciones son signatarias (incluyendo, tragicómicamente, al propio Irán). La denuncia de Irán no es solamente una cuestión de imperativo moral, con todo lo fundamental que ello es, sino también una cuestión de obligación jurídica, en tanto los firmantes de la Convención "tienen no solo el derecho, sino la responsabilidad, de aplicar la Convención, particularmente en lo referido a la prevención de genocidio" en el parecer de Irwin Colter, profesor universitario y ex ministro de justicia canadiense. ¿Lo harán? Se interrogaba un editorial del Jerusalem Post días atrás ¿Alzarán sus voces las naciones del mundo libre, apenas semanas después de haber conmemorado el Día Internacional para la Rememoración del Holocausto, para sancionar a una entidad que amenaza con un segundo Holocausto a los judíos? ¿Tan bajo ha caído la dignidad humana que para meramente obtener una protesta elemental deba el estado judío solicitarlo formalmente en la ONU? Tal la soledad de Israel.
Y tal la duplicidad global. Según datos tomados de la prensa israelí, la compañía francesa Total, la noruega Statoil, y la china Petro China llevan años invirtiendo en el sector petrolero y de gas de Irán. La multinacional alemana Siemens posee operaciones en Irán valuadas en más de usd 500 millones, la francesa Alcatel tiene operaciones por usd 300 millones en Irán, Sudán y Libia, y la austriaca Steyr-Mannlicher le vendió rifles a Irán durante el 2006. En enero de 2007, la firma holandesa Shell se unió a la española Repsol para conjuntamente desarrollar áreas petroleras de Irán por valor de usd diez mil millones. En abril del mismo año un acuerdo comercial valuado en 22 mil millones de euros fue firmado entre Irán y la austriaca OMV, que además de ser la más grande corporación petrolera en toda Europa central, tiene al estado austriaco como dueño de más de un tercio de sus acciones. Durante los primeros diez meses del año último, solamente Alemania exportó por valor de tres mil quinientos millones de euros a la tierra de los ayatollahs. El 40% del comercio exterior iraní tiene por cliente a Europa.
Tengo en mi biblioteca un ejemplar del libro "…Y el Mundo Callaba" de Eliézer Wiesel (así firma el autor); cortesía del IWO y de su culto director. Escrito en Yidish, tiene 253 páginas. Pertenece a una edición del año 1956, impreso en Buenos Aires y publicado por la Unión Central Israelita Polaca en la Argentina. Éste corresponde a la primera edición del primer libro que Wiesel ha escrito jamás. Este libro, primero publicado en la Argentina bajo la guía de Marc Turkow y con módicos 1500 ejemplares, fue luego traducido al francés donde recibió el favor de Francois Mauriac, y posteriormente al inglés, lengua en la que se convirtió en un bestseller internacional con el título "La Noche". Para cuando este libro llegó a mis manos, yo ya había leído hacía muchos años su versión en español. Escribí esta columna con este ensayo conmovedor e inolvidable a mi lado, y al orientar mi atención una vez más hacia Europa, compruebo con pesar como fue posible que el mundo permaneciera callado ante el asesinato en masa de judíos.
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AL-TAQQIYA: cuando mentir es cosa de santos
Zhoram

"(Verdaderamente) sonreímos a algunas personas, mientras en
nuestro corazón las maldecimos" - Abu al-Darda', comentarista Shií,
relatado por Sahih al-Bukhari, v7, p102
"Al-Taqiyya es mentir con la lengua, mientras el corazón se siente
confortable en la fe." - Jalal al-Din al-Suyuti

¿Qué es Al – Taqqiya?

Según una definición de fuente islámica, la palabra "al-Taqiyya"
significa literalmente " Ocultar o esconder las creencias convicciones,
ideas, sentimientos, opiniones o estrategias en tiempos de peligro
inminente, en el mismo instante o más tarde, para salvarse de ser
heridos física o mentalmente" En una palabra, significa SIMULACIÓN.
(
http://www.al-islam.org/encyclopedia/chapter6b/1.html).
Esto significa lisa y llanamente, que la tradición islámica
ortodoxa considera, autoriza e inclusive obliga a sus
creyentes a MENTIR.
Para muchísimos expertos, Al-Taqquiya no es una materia religiosa
sino una práctica cotidiana en la política de los gobiernos islámicos.
Una práctica extendida y ancestral, que se despliega permanentemente.
Dos ejemplos servirán para ilustrar su vigencia a lo largo del tiempo.
¿Cuándo se aplicó Al Taqqiya?
Rolando de Roncesvalles (año 778)
Carlomagno fue embaucado para apoyar una supuesta rebelión en
la Marca Superior de al-Ándalus. Sulaymán al-Arabi, que era valí de
Barcelona, pretendía alzarse a emir de Córdoba con el apoyo de los
francos, a cambio de entregar al emperador franco la plaza de
Saraqusta.
Carlomagno llegó a las puertas de la ciudad pero una vez allí,
se encontró con que había sido engañado y el valí de Zaragoza
Husayn se negó a franquearle la entrada al ejército carolingio.
Debido a la complejidad que supondría un largo asedio a una plaza
tan fortificada, con un ejército tan alejado de su centro logístico, desistió.
El 15 de agosto de 778, se dirigia a su reino por el paso de
Roncesvalles, en la hondonada de Valcarlos. En ese lugar,
Carlomagno con el más poderoso ejército del siglo VIII, sufrió una
contundente emboscada por partidas de nativos vascones,
instigados por los fieles a los hijos de su presunto aliado Sulayman:
Aysun y Matruh, quienes provocaron un descalabro general
a la retaguardia de su ejército, mandada por su sobrino Rolando.
La Chanson de Roland, el poema épico que relata esta mentira y
traición, es el documento fundacional del idioma francés. Carlomagno
creyó oír el olifante de Rolando pidiendo ayuda, pero su suegro Ganelón,
leal a los moros, le convence de que no tiene importancia. Cuando caen
heridos los doce paladines imperiales y Rolando, éste arrojó al agua
su gloriosa espada, Durandarte a fin de que no cayera en manos
del enemigo.
Arafat en Camp David
El egipcio Yasser Arafat, fracasado en sus planes genocidas libaneses y tras haber apoyado la causa iraquí en la invasión de Kuwait en la primera Guerra del Golfo, en 1991, salta nuevamente a los titulares de los diarios en ocasión de las negociaciones del año 2000 propiciadas por Bill Clinton. Israel estaba dispuesta a ceder en casi el 97% de las aspiraciones de los palestinos. Arafat, reunido con Bill Clinton y Ehud Barak en Camp David, rechaza cualquier posibilidad de un acuerdo de paz y convoca a una nueva escalada terrorista: la segunda Intifada. Más tarde, se dirige en un discurso a los palestinos, y los medios detectan que el contenido en idioma árabe discrepa de lo que dice en inglés. A sus paisanos les dice que "no deben creer lo quedigo en inglés, es parte de nuestra diplomacia que yo diga algunas cosas a ellos… no estoy hablando de paz con Israel, sino de Hudna (tregua)". Egipto y Jordania, cansadas del viaje hacia el terror de Arafat, intensificaron sus relaciones con Israel En esa época se supo que Suha Arafat, la esposa de Yassir, llegó a gastarse más de 100.000 dólares en una sola tarde en las tiendas parisinas más lujosas, mientras miles de palestinos se morían literalmentede hambre. También se supo más tarde que la Segunda Intifada estaba preparada y lista para activarse antes de las conversaciones de Camp David, y que asistir a ellas fue una manera de ganar tiempo y de erigirse en víctima. .
¿Se está empleando actualmente al Taqqiya?
Oh sí, claro que sí!
Es como usted está pensando ahora mismo: estamos siendo
víctimas de frecuentes mentiras por parte de gobiernos y otras
organizaciones islámicos cuando dicen y aseguran estar
dispuestos a firmar la paz, deponer las armas, usar energías
atómicas con fines bélicos, quedarse dentro de sus fronteras,
no entrenar inmolados, no organizar atentados, respetar los
derechos humanos y ser tolerantes con los no islámicos.
Un ejemplo actual: mientras un palestino conversa de paz con el
gobierno israeli de Olmert (Abbas), otro palestino tira misiles
sin piedad todo el territorio de Israel que esté al alcance de los
cohetes gazanos (Haniyeh). Y cuando Israel responde militarmente
….. Mahmoud Abbas comienza a gritar que a partir de hoy cancelará las "conversaciones de paz".
Una rara actitud si se piensa que fueron los que actualmente
gobiernan Gaza quienes le dieron un crudelísimo golpe de estado,
desalojándolo del poder en esa pequeña región y masacrando gente
de sus propias filas con tremendos métodos de tortura y muerte…
Recién después de conocer la práctica de Al Taqqiya que estos
señores comparten, las conductas de "bueno y malo" que están
llevando adelante se evidencian con toda claridad.
Qué hay después de Al Taqqiya
Abd Ibn Hameed, hablando de las palabras de al-Hassan, dijo así:
"Al-Taqiyya está permitida hasta el Día del Juicio Final"