
'El terror quiere ser global'
por J. J. Navarro Arisa
La red de Al Qaeda expande sus zonas de actuación y somete al mundo a un estado de alerta constante ante un enemigo sin rostro
Desde el Magreb hasta Somalia y Yemen, y desde Afganistán y Pakistán hasta Filipinas y el Sureste Asiático, la red terrorista Al Qaeda ha intensificado sus acciones hasta adquirir una dimensión global y parece haber recuperado su capacidad de atraer militantes dispuestos a llevar a cabo atentados en cualquier lugar del mundo.Entre los episodios recientes están el intento de volar un avión estadounidense cerca de Detroit el día de Navidad, perpetrado por un joven nigeriano, y el frustrado atentado contra el dibujante danés Kurt Westergaard por parte de otro joven islamista somalí. Westergaard fue el autor de las caricaturas de Mahoma publicadas el 2005 por un diario danés, que suscitaron una oleada de furia en el mundo árabe, con disturbios que causaron 50 muertos y la destrucción de varias embajadas.El rebrote de actividad de la red terrorista ha devuelto al primer plano su amenaza. Esta es particularmente cercana en el Magreb, donde la organización Al Qaeda del Magreb Islámico, la franquicia regional de la red terrorista, secuestró a 12 ciudadanos occidentales el año pasado, de los que seis siguen en cautividad, entre ellos los tres cooperantes catalanes secuestrados en noviembre. Otros puntos calientes de la expansión de Al Qaeda son Somalia y el Yemen. El primer país es un estado fallido donde no existe una autoridad real y donde la propaganda radical islamista parece surtir efecto. En cuanto al Yemen, donde recibió instrucciones el autor del atentado aéreo frustrado en Navidad, el presidente Obama lo ha designado nuevo escenario prioritario de la lucha antiterrorista y, de hecho, los EEUU y el Reino Unido han cerrado sus embajadas en Yemen ante una percepción de amenaza inminente.Algunos observadores sostienen que la expansión de Al Qaeda es el resultado del acoso que sufre la red en sus bases originarias de Afganistán y Pakistán. La presión hace que Al Qaeda traslade su acción a países poco estables como los del centro de África (Mauritania, Mali, Níger y Chad), donde, además de financiarse con los rescates de los secuestros, participa en el control de las nuevas rutas del narcotráfico que atraviesan el Sáhara. La red terrorista también se expande en el Cuerno de África o el Sur de Arabia.Sin embargo, la globalización de la amenaza terrorista hace también realidad una de las profecías más pesimistas después de los ataques del 11-S del 2001.En la nueva guerra global del siglo XXI, el enemigo tiene origen, pero no rostro, y múltiples procedencias. Ya no hay frentes, ni batallas, ni victorias decisivas. El único estado posible es el de alerta constante ante una amenaza global que persiste.
por J. J. Navarro Arisa
La red de Al Qaeda expande sus zonas de actuación y somete al mundo a un estado de alerta constante ante un enemigo sin rostro
Desde el Magreb hasta Somalia y Yemen, y desde Afganistán y Pakistán hasta Filipinas y el Sureste Asiático, la red terrorista Al Qaeda ha intensificado sus acciones hasta adquirir una dimensión global y parece haber recuperado su capacidad de atraer militantes dispuestos a llevar a cabo atentados en cualquier lugar del mundo.Entre los episodios recientes están el intento de volar un avión estadounidense cerca de Detroit el día de Navidad, perpetrado por un joven nigeriano, y el frustrado atentado contra el dibujante danés Kurt Westergaard por parte de otro joven islamista somalí. Westergaard fue el autor de las caricaturas de Mahoma publicadas el 2005 por un diario danés, que suscitaron una oleada de furia en el mundo árabe, con disturbios que causaron 50 muertos y la destrucción de varias embajadas.El rebrote de actividad de la red terrorista ha devuelto al primer plano su amenaza. Esta es particularmente cercana en el Magreb, donde la organización Al Qaeda del Magreb Islámico, la franquicia regional de la red terrorista, secuestró a 12 ciudadanos occidentales el año pasado, de los que seis siguen en cautividad, entre ellos los tres cooperantes catalanes secuestrados en noviembre. Otros puntos calientes de la expansión de Al Qaeda son Somalia y el Yemen. El primer país es un estado fallido donde no existe una autoridad real y donde la propaganda radical islamista parece surtir efecto. En cuanto al Yemen, donde recibió instrucciones el autor del atentado aéreo frustrado en Navidad, el presidente Obama lo ha designado nuevo escenario prioritario de la lucha antiterrorista y, de hecho, los EEUU y el Reino Unido han cerrado sus embajadas en Yemen ante una percepción de amenaza inminente.Algunos observadores sostienen que la expansión de Al Qaeda es el resultado del acoso que sufre la red en sus bases originarias de Afganistán y Pakistán. La presión hace que Al Qaeda traslade su acción a países poco estables como los del centro de África (Mauritania, Mali, Níger y Chad), donde, además de financiarse con los rescates de los secuestros, participa en el control de las nuevas rutas del narcotráfico que atraviesan el Sáhara. La red terrorista también se expande en el Cuerno de África o el Sur de Arabia.Sin embargo, la globalización de la amenaza terrorista hace también realidad una de las profecías más pesimistas después de los ataques del 11-S del 2001.En la nueva guerra global del siglo XXI, el enemigo tiene origen, pero no rostro, y múltiples procedencias. Ya no hay frentes, ni batallas, ni victorias decisivas. El único estado posible es el de alerta constante ante una amenaza global que persiste.