CANDIDATEAN A HOSNY PARA LA U.N.E.S.C.O.


Faruk Hosny, otra mácula para la UNESCO
Por Rubén Kaplan para Guysen International News


La candidatura de Faruk Hosny, actual ministro de Cultura de Egipto, para asumir el liderazgo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) constituye una nueva afrenta del organismo con sede en París, que propende entre otros objetivos a fomentar la paz y la seguridad y estimular la colaboración entre las naciones mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones.
La próxima semana, los representantes de los 58 países que componen el Consejo Ejecutivo de la UNESCO, votarán entre nueve candidatos al sucesor del japonés Koichiro Matsuura, quien ocupa el cargo de Director General del apéndice de la ONU desde 1999. Faruk Hosny, nacido en Alejandría en 1938, es un notorio pintor abstracto graduado en la Escuela de Alejandría de la Universidad de Bellas Artes, que detenta desde 1987 el cargo de ministro de Cultura de Egipto. Hosny, registra como antecedente haberse desempeñado anteriormente durante ocho años, como agregado diplomático de su país en París. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha sido fuertemente cuestionada a lo largo de su historia. Los críticos la acusan de tomar posiciones contrarias a la libertad de prensa y de mercados, en particular por la iniciativa NOMIC que reconocía el derecho de los estados a censurar la prensa. En 1984 los Estados Unidos abandonaron la organización en protesta, para volver a integrarla tras 19 años de ausencia, el 1 de octubre del 2003. También la UNESCO convalidó la infame resolución 3379 de la Asamblea General de Las Naciones Unidas aprobada el 10 de noviembre de 1975 que equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular. La resolución, sólo puede entenderse en el contexto de la integración de bloques de la Guerra Fría, constituidos por países árabes, socialistas y no alineados votando juntos para conformar, de esa manera, una mayoría automática que condenó sistemáticamente a Israel en numerosas ocasiones. Un reciente dislate de la UNESCO fue propiciar y reconocer a Jerusalén -la milenaria capital de Israel- conjuntamente con la Autoridad Palestina, la OLP y la Liga Árabe como “la capital de la cultura árabe para el año 2009″. Por otra parte, la UNESCO se ha apresurado a condenar cualquier excavación arqueológica israelí en Jerusalén en los últimos años, pero ha evitado deliberadamente pronunciarse acerca de la destrucción indiscriminada y sistemática de antigüedades en el Monte del Templo. Coherente con su trayectoria y antecedentes, no sorprende que Hosny tenga la mayor posibilidad de ser elegido el próximo Secretario General de la UNESCO que, a la sazón, busca denodadamente construir puentes con el Islam. En mayo de 2008 Faruk Hosny, que como ministro de Cultura permite y alienta en la televisión egipcia programas de contenido antiisraelíes y antijudíos, juró ante su Parlamento, en una evocación de la célebre Biblioteca de Alejandría, quemar los libros israelíes que pudiera encontrar en las librerías de Egipto. En otro episodio concomitante, se enfrentó al embajador de Estados Unidos ante la UNESCO, David Killion, en la presunción equivocada que éste era judío. Hosny describe a Israel como “inhumano, con una cultura agresiva, racista y arrogante y la acusa de ser la ayuda de la infiltración de los judíos en los medios de comunicación internacionales”. Habida cuenta del tratamiento que recibe el Estado Hebreo en la prensa internacional, el viejo mito antisemita de los judíos manejando el mundo, queda absolutamente desbaratado. El gobierno israelí, que en principio había manifestado su oposición inequívoca al nombramiento de Hosny, parece haber adoptado una actitud pragmática. Luego de la reunión que mantuvieron en mayo pasado el Primer Ministro Benjamín Netanyahu con el presidente egipcio Hosni Mubarak, la protesta se fue diluyendo. Para el Jerusalem Post, Netanyahu, habría optado, en un gesto personal hacia el mandatario egipcio, hacer caer la objeción, en virtud que para Mubarack la candidatura de Hosny se había convertido en una cuestión de prestigio nacional. Como contraprestación, Israel tiene la esperanza de conseguir una mayor cooperación de El Cairo para la detención del tráfico de armas desde el Sinaí a Gaza, en la amenaza de Irán y la mediación para liberar a Guilad Shalit. Alejados de las miserias políticas, el Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, el filósofo Bernard-Henri Levy y el productor del documental Shoa, Claude Lanzmann escribieron una carta en defensa del honor judío e israelí, donde advierten que Hosny "es lo contrario de un hombre de paz, diálogo y cultura", que "es un hombre peligroso, un instigador de los corazones y las mentes". El Centro Simon Wiesenthal llamó sin ambages a Faruk Hosny, "una grave amenaza para los valores mismos de la UNESCO".