POLITICA IRANI


Musavi está a punto de lograrlo
Vicente Torrijos R - Columnista

Hay un gobierno lejano, un gobierno forastero, extra hemisférico, que se había dedicado a enturbiar las relaciones en el área andina: el gobierno de Mahmud Ahmadineyad, de Irán.En efecto, este gobierno sembró las raíces del antisemitismo en Hugo Chávez, promovió los aires armamentistas en Venezuela, Ecuador y Nicaragua, y al parecer, ha envalentonado a Evo Morales para que desempeñe en América el papel que Mahmud cumple en Medio Oriente: el de agitador de grupos antidemocráticos con el fin de desestabilizar gobiernos y extender la revolución.Adicionalmente, el hiperactivo Presidente iraní se dedicó a amenazar al mundo con su programa nuclear, al que ha definido como “innegociable”, y en un arranque de altruismo terrorista ha decidido compartir esa tecnología con sus socios latinoamericanos que, ni cortos ni perezosos, estarían supliéndole del uranio que tanto le hace falta para poner a funcionar sus reactores.Sin embargo, y tal como lo decíamos cuando Teherán decidió aplazar la gira de Ahmadineyad por estas tierras, la oposición moderada en su país lo ha puesto en ascuas y no le va a permitir seguir con sus andanzas.Clérigos igualmente moderados, muchachos de las universidades que hacen todo lo posible para permanecer conectados electrónicamente sintiéndose parte de la globalización, y líderes políticos que no han cedido al chantaje, la persecución y el ostracismo, se han levantado con firmeza para denunciar el fraude electoral y la manipulación que ejerce el flamante Presidente sobre todo el aparato estatal iraní.Sin dejarse amedrentar por las muertes con las que el régimen quería ver apaciguados a los activistas de la libertad, ellos han obligado al verdadero poder detrás del trono, el ayatolá Jamenei, a revisar el entramado electoral de su país y a abrir a Irán al mundo.En otras palabras, Musavi, el líder de la oposición, está logrando de manera tranquila y paciente, pero suficientemente firme, devolverle la dignidad al país, sacarlo del anquilosamiento bélico en que estaba sumido, y ponerlo de nuevo en contacto con el mundo libre.Por supuesto, Ahmadineyad no dejará del todo el poder. Su régimen del miedo continuará alentando la discordia, la hostilidad y los métodos violentos en Medio Oriente y en América Latina. Pero Irán ya es otra historia. Ya no es sólo la tenaza demoledora Alí-Mahmud, y un nuevo horizonte ha comenzado a abrirse para mejorar algún día la relación con Israel, con Occidente y con las auténticas democracias en Suramérica y el Caribe. elnuevosiglo.com