HATIKVA Y LOS HIMNOS NACIONALES

HATIKVA, EL HIMNO A LA ESPERANZA.
Ana F. Iosif

Hace más de 20 años que vivo en Brasil, y no conseguí aún memorizar el Himno Nacional Brasilero.
Muchas veces, especialmente en los actos de la comunidad, intento acompañar la melodía.Pero confieso que consigo apenas entonar algunas estrofas. El estribillo siempre lo canto: “Tierra dorada, entre otras mil, es tu...patria amada Brasil” Y lo hago sintiendo el amor y el calor con que el pueblo brasilero siempre me acogió.
En las últimas semanas, diversas fechas conmemorativas, me colocaron nuevamente frente a este desafío: Iom Hashoa, Iom Hazikaron, Iom Haatzmaut.
Actos solemnes y fechas nacionales del estado de Israel, siempre me conmueven profundamente. Como manda el protocolo Nacional, primero se canta el himno Brasilero y luego el de Israel.
El brasilero es largo. El Hatikva, de apenas algunas líneas.
Parecería que son proporcionales a sus respectivas superficies...de territorio y población. Entonces, por primera vez me puse a reflexionar sobre las letras de los diversos himnos.
En general, el Himno Nacional de un país representa el símbolo de su soberanía y la conquista de su libertad. Narra con orgullo la trayectoria que llevó a determinado pueblo hacia su independencia y exalta con patriotismo el alma del país.
En su mayoría los himnos citan siempre glorias militares, guerras y batallas. Soldados, bombas y armas. Fuego, opresión y heridos. Juramentos eternos. Inmortalidad. Esclavitud y perseguiciones. Muertes y tumbas. Valentía, heroísmo, coraje. Tortura, tiranía, cadenas. Y siempre aquellas frases elocuentes:
“ Libertad o muerte “
“ Ahora o nunca”
“ Morir cubiertos de sangre”
Las composiciones destacan el orgullo, la dignidad, y la honra. A cualquier precio. “Mientras desde el fondo del corazón palpite un alma judía Y en dirección a Oriente A Sion , la mirada se dirija N o estará aún perdida nuestra esperanza, la milenaria esperanza. De ser un pueblo libre en nuestra tierra La tierra de Sion y Jerusalém”.
El Hatikva no es una canción revolucionaria, no nació como un himno militar en el calor de la batalla. No promueve guerras, no exalta sacrificios, no maltrata al enemigo, no dignifica héroes.
Y no faltarían razones para hacerlo.
La letra del Hatikva nació en los campos arados, bajo la implacable amenaza de la malaria y con el sudor de la entrega de los primeros pioneros judíos.
Nació de la emoción de un joven de 22 años , que atestiguó la construcción de una de las primeras colonias agrícolas, durante el gobierno otomano.
Petaj Tikva, 1878 Una aldea fundada por Jalutzim, inmigrantes de la primera aliá. Epoca de abnegación, entrega, y grandes sacrificios en favor del ideal sionista. El renacer del trabajo judío en la Tierra Prometida, el retorno del largo y penoso exilio, la esperanza milenaria de construir un Hogar Nacional, sensibilizó al poeta Naftali Hertz Imber, inmigrante ucraniano que compuso la poesía:
“Tikvatuenu “ Nuestra Esperanza”
Sesenta años transcurrieron desde el nacimiento de Petaj Tikva hasta el nacimiento del Estado de Israel. La esperanza continúa. Levantamos el Estado, aún anhelamos profundamente la paz.
Israel tiene casi 7 millones de población judía.
Pero lo que me conmueve, es el hecho de ser quizás el único himno del mundo que es cantado por más del doble de sus habitantes. Las estrofas del Hatitkva, son entonadas por más de 13 millones de judíos en el mundo.
Su suave melodía es cantada con profunda emoción hermanando a todo el pueblo judío en un intenso sentimiento de pertenencia.
Porque no importa donde nos encontremos, cuan lejos estemos en tiempos y distancias, una alma judía estará siempre palpitando en dirección a Sion

PS: Hablando de himnos.. En estos más de 20 años que vivo en Brasil, son pocas las oportunidades que tengo de cantar el himno de mi tierra natal, Uruguay. Y les confieso que esto me produce una profunda tristeza y
desarraigo. Entonces aprovecho los eliminatorias del Mundial o en partidos
de fútbol amistosos, y cuando la selección uruguaya, la querida Celeste, sale a la cancha ,me levanto con orgullo frente a mi televisor y con la mano en mi corazón empiezo a cantar: “Orientales la patria o la tumba…”