
Londres consigue irritar a Israel
El Gobierno laborista tiene que pedir excusas y hacer promesas de cambio tras el incidente diplomático entre ambos países por la existencia de una orden de arresto contra la ex ministra israelí de Exteriores
Iara M. Búa / Londres
Las relaciones entre el Reino Unido e Israel atravesaron esta semana uno de sus momentos más comprometidos, hasta el punto de que algunos observadores temieron algo parecido a una ruptura de relaciones diplomáticos.El motivo fue la existencia de una orden de detención contra la ex ministra de Asuntos Exteriores israelí, Tzipi Livni, que tenía previsto realizar una visita a Londres. El Gobierno israelí puso el grito en el cielo y el británico, atrapado en un nuevo renuncio, tuvo que rebajarse a prometer que la legislación sería revisada.El origen de la controversia tiene, curiosamente, una raíz española. La Justicia británica dictaminó que un juez estaba capacitado para emitir una orden de arresto sin necesidad de que medie una petición judicial en los casos de crímenes contra la humanidad. Así se dictaminó cuando un magistrado ordenó la detención del dictador chileno Augusto Pinochet en el año 2000 cuando se encontraba en visita privada en Londres para someterse a una revisión médica.Tras varias batallas judiciales, la Cámara de los Lores estableció la jurisprudencia universal de la Justicia británica para este tipo de delitos.Livni y otros ex altos cargos israelíes, como el ex primer ministro Ehud Olmert y el ex ministro de Defensa Ehud Barak, están acusados por organizaciones pro palestinas de crímenes contra la humanidad por la ofensiva de diciembre pasado sobre la Franja de Gaza que, según algunas fuentes, causó la muerte de unas 1.400 personas, muchas de ellas civiles.Livni canceló su viaje y el Gobierno israelí aseguró que no iba a permitir que sus políticos se vieran sometidos a tal presión. "Si el Reino Unido quiere tener algún papel en el proceso de pacificación de Oriente Próximo tiene que acabar con esta situación", manifestó el actual primer ministro Benjamin Netanyahu.El primer ministro Brown, que se encontraba en Copenhague, llamó personalmente a Livni para contarle que siempre "será bienvenida en nuestro país". El ministro de Exteriores, David Miliband, selañó que "los líderes israelíes, como los de otros países, deben poder visitar y tener un diálogo adecuado con el Gobierno británico".La realidad es que ninguno de los dos concretó cómo iban a hacer para que Livni pudiera pisar suelo británico sin temor a terminar entre rejas.Una situación que ya se había intentado con Barak durante una visita del entonces titular de Defensa que se salvó precisamente porque en aquel momento seguía siendo titular del cargo. Pero Livni ya no ostenta ninguno, lo que para ella constituye el principal problema.La reacción más virulenta vino del viceprimer ministro israelí, Silvan Shalom, para quien su país "tiene que decir a Gran Bretaña y a España que no vamos a permitir situaciones como éstas durante más tiempo".Lo que Shalom no sabía es que España ya ha modificado su legislación para restringir la aplicación del principio de justicia universal a los casos en los que existan víctimas españolas o los responsables del delito vivan en España. Pero Londres todavía no.
El Gobierno laborista tiene que pedir excusas y hacer promesas de cambio tras el incidente diplomático entre ambos países por la existencia de una orden de arresto contra la ex ministra israelí de Exteriores
Iara M. Búa / Londres
Las relaciones entre el Reino Unido e Israel atravesaron esta semana uno de sus momentos más comprometidos, hasta el punto de que algunos observadores temieron algo parecido a una ruptura de relaciones diplomáticos.El motivo fue la existencia de una orden de detención contra la ex ministra de Asuntos Exteriores israelí, Tzipi Livni, que tenía previsto realizar una visita a Londres. El Gobierno israelí puso el grito en el cielo y el británico, atrapado en un nuevo renuncio, tuvo que rebajarse a prometer que la legislación sería revisada.El origen de la controversia tiene, curiosamente, una raíz española. La Justicia británica dictaminó que un juez estaba capacitado para emitir una orden de arresto sin necesidad de que medie una petición judicial en los casos de crímenes contra la humanidad. Así se dictaminó cuando un magistrado ordenó la detención del dictador chileno Augusto Pinochet en el año 2000 cuando se encontraba en visita privada en Londres para someterse a una revisión médica.Tras varias batallas judiciales, la Cámara de los Lores estableció la jurisprudencia universal de la Justicia británica para este tipo de delitos.Livni y otros ex altos cargos israelíes, como el ex primer ministro Ehud Olmert y el ex ministro de Defensa Ehud Barak, están acusados por organizaciones pro palestinas de crímenes contra la humanidad por la ofensiva de diciembre pasado sobre la Franja de Gaza que, según algunas fuentes, causó la muerte de unas 1.400 personas, muchas de ellas civiles.Livni canceló su viaje y el Gobierno israelí aseguró que no iba a permitir que sus políticos se vieran sometidos a tal presión. "Si el Reino Unido quiere tener algún papel en el proceso de pacificación de Oriente Próximo tiene que acabar con esta situación", manifestó el actual primer ministro Benjamin Netanyahu.El primer ministro Brown, que se encontraba en Copenhague, llamó personalmente a Livni para contarle que siempre "será bienvenida en nuestro país". El ministro de Exteriores, David Miliband, selañó que "los líderes israelíes, como los de otros países, deben poder visitar y tener un diálogo adecuado con el Gobierno británico".La realidad es que ninguno de los dos concretó cómo iban a hacer para que Livni pudiera pisar suelo británico sin temor a terminar entre rejas.Una situación que ya se había intentado con Barak durante una visita del entonces titular de Defensa que se salvó precisamente porque en aquel momento seguía siendo titular del cargo. Pero Livni ya no ostenta ninguno, lo que para ella constituye el principal problema.La reacción más virulenta vino del viceprimer ministro israelí, Silvan Shalom, para quien su país "tiene que decir a Gran Bretaña y a España que no vamos a permitir situaciones como éstas durante más tiempo".Lo que Shalom no sabía es que España ya ha modificado su legislación para restringir la aplicación del principio de justicia universal a los casos en los que existan víctimas españolas o los responsables del delito vivan en España. Pero Londres todavía no.