UNA HISTORIA VERDADERA


Verdades a medias o medias mentiras
Ricardo Schkolnik

Director periodístico de
linkinformativo.com.ar
"¿Cómo es que un país rico y poderoso como Irán, uno de los grandes productores de hidrocarburos del mundo, no cuenta con hospitales y tecnología médica de última generación para atender a sus ciudadanos?"

Roy es un niño iraní nacido hace doce años en un suburbio de Teherán. La enfermedad tempranamente detectada, un tumor cerebral, signó su existencia y la de su familia.
En un desesperado intento de salvar su vida, los padres de Roy lo trasladaron a Estambul, donde fue intervenido quirúrgicamente, luego de que fracasaran los tratamientos a los que fue sometido en su país.
No obstante los médicos turcos señalaron que la única esperanza de Roy era atenderse con profesionales de Israel, un país que cuenta con hospitales de primera clase y tecnología médica de avanzada.
El viernes 10 de octubre, el joven iraní y toda su familia llegaron a Israel después de que el Gobierno de Jerusalén le concedieran permiso para ingresar al país, en lo que se definió como una medida "inusual" por tratarse de ciudadanos de un estado enemigo; y, en un esfuerzo coordinado por los Servicios de Seguridad de Israel fue inmediatamente trasladado al Centro Médico Sheba, en la localidad de Tel Hashomer, donde ya se encuentra recibiendo tratamiento de los profesionales que tratará que se recupere del grave cáncer cerebral.
Efectivamente, se trata de un hecho inusual porque Israel e Irán son países enemigos y no mantienen relaciones diplomáticas formales, dado que el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, además de negar el Holocausto en reiteradas oportunidades y pidió que el Estado hebreo sea "borrado del mapa" y apoya, en consecuencia, a todo país o agrupación islámica que agreda de alguna manera al Estado de Israel o a los judíos dondequiera que ellos se encuentren.
El Director del centro Sheba, Zeev Rotstein, comentó que no es la primera vez que doctores israelíes atienden a niños de estados enemigos. "Esperamos que con el amor y cariño que le damos a estos niños podamos abrir camino para generar al menos algo de entendimiento entre los pueblos (enemistados)", señaló Rotstein, quien agregó: "No podemos modificar la política. No somos políticos. Pero hacemos esto porque creemos que es nuestro deber". Basados en esa concepción, los hospitales israelíes trataron hasta la fecha pacientes palestinos, libaneses, saudíes, iraquíes, argelinos, somalíes, yemenitas y libios, entre otros.
El Dr. Amos Toren, jefe del Departamento de Hemato-Oncología Pediátrica de Sheba, dijo que según el diagnóstico inicial, el niño tiene "el tumor más agresivo que existe entre los tumores cerebrales". "Está conciente y puede sonreír, pero es difícil. Le daremos el tratamiento más moderno posible y quizá podamos ayudarlo", agregó Toren. Rotstein señaló que "hay muy pocas cosas por hacer, pero si a este niño le queda una oportunidad, es aquí". Y finalmente, concluyó: "Él es de un país al que realmente no le agrada nuestra existencia, pero creo que es parte de nuestro trabajo demostrar a países como Irán que estamos aquí para ayudar a la gente común".
Hasta aquí la información. Esta noticia, "políticamente incorrecta" para la prensa europea en general e hispano parlante en particular, no mereció el más mínimo espacio en los medios de comunicación que con tanta fruición subrayan toda acción que pueda servir para condenar a Israel.
Un ejemplo claro de la "línea informativa" impuesta desde las redacciones es que, casi al mismo tiempo que llegaba Roy con sus padres al aeropuerto Ben Gurión y eran recibidos por el personal sanitario del Centro Médico Sheba, mis colegas periodistas cubrían desde todos los ángulos pro árabes posibles los desordenes ocurridos en la ciudad de Acre cuando se enfrentaron judíos religiosos y jóvenes árabes por una presunta provocación de éstos últimos durante el Yom Kippur.
Aún cuando los prejuiciosos e ignorantes de siempre sostienen que la prensa está en manos de judíos y al servicio de Israel, la tendencia es clara y no puede ser ocultada ni camuflada de ninguna manera: la estigmatización del Estado de Israel y de todo lo relacionado con el pueblo judío, se desarrolla en los medios europeos y latinoamericanos en forma intensiva y paralela con la tolerancia irrestricta y las explicaciones "racionales" de los actos de violencia y xenofobia provenientes de los radicales islámicos.
En este espacio no pretendo analizar el conflicto que desde hace casi un siglo enfrenta árabes y judíos, ni mucho menos pormenorizar en la historia del mismo, en el rol de los diferentes grupos y organizaciones civiles, políticas, militares o paramilitares en esta crisis o en la función e intereses de las potencias extranjeras en la región. Tampoco me interesa en esta oportunidad puntualizar las características del movimiento sionista (en todas sus variantes), ni del panarabismo o del fundamentalismo musulmán en toda su diversidad, ni mucho menos desmenuzar las responsabilidades de las partes en el estado actual de la cosas.
El tema es el periodismo, el maniqueísmo informativo o la honestidad profesional y el derecho de los consumidores de recibir un producto informativo "no contaminado".
Como trabajador de la información una de mis herramientas elementales es la formulación de preguntas.
En ese sentido me pregunto: ¿Cómo es que un país rico y poderoso como Irán, uno de los grandes productores de hidrocarburos del mundo, no cuenta con hospitales y tecnología médica de última generación para atender a sus ciudadanos?, ¿Los esfuerzos económicos por el desarrollo bélico -convencional y nuclear- tendrán alguna relación con el atraso científico en otros campos?, ¿Será que a la teocracia iraní no le desvela la salud o la calidad de vida de su gente?, ¿Es posible que ninguno de los prestigiosos medios de comunicación de Europa o América Latina se haya planteado este interrogante, íntimamente ligado a la identidad misma del Gobierno de Teherán ? ¿Es esta una omisión inocente o un silencio cómplice?
La respuesta es clara y está plasmada en las páginas plagadas de odio, prejuicio e ignorancia de cientos de diarios y portales. Cuando el
elpais.es –por ejemplo- en un recuadro con datos sobre Israel escribe que la capital del país es Tel Aviv, las dudas se diluyen y se que no debo esperar verdades de mis colegas mucho más que verdades a medias, o medias mentiras.