
MALDITO SEAS
Mauricio Ortín *
"El Antisemitismo es una tara que arrastra
El odio fanático que despierta Israel en los pueblos de religión musulmana y la solidaridad con ese sentimiento de parte de no pocos occidentales (especialmente de izquierda) es algo difícil de entender y de explicar.
El genocidio llevado adelante por el gobierno nazi de Alemania parece no haber sido suficiente como para despertar una corriente de simpatía mínima para con el pueblo judío. En realidad, aunque disimulado, mucho no ha cambiado con relación al sentimiento en contra de los judíos. El hecho de que alguien repudie a Hitler no implica necesariamente que reniegue del antisemitismo. Algunos, incluso, por ignorancia, perversión o porque simplemente tienen la cabeza sólo para que les haga juego con el cuerpo, se atreven a afirmar, desvergonzadamente, que el Gobierno israelí es igual o peor al régimen nazi. Este es el caso del presidente Chávez y de Fidel Castro, quienes salieron pronto a condenar al Estado de Israel.
“La paja en el ojo ajeno”, porque lo más parecido al nazismo en la actualidad son los gobiernos de Cuba, Corea del Norte, Irán y, cada vez más, Venezuela. Es en estos países en los que no existe, de hecho, la división de poderes, la libertad de prensa, la libertad de culto y, en general, el respeto a los derechos humanos. En Irán, por ejemplo, la homosexualidad está penada con la muerte. A las mujeres adúlteras se las lapida públicamente y, a los ladrones, se les corta la mano. En Marruecos, a las mujeres que quedan embarazadas, sin estar casadas, se las condena a un año de prisión. En Egipto, el individuo que se casa con una judía pierde, automáticamente, la nacionalidad.
En Cuba no existe la libertad de prensa ni la de manifestación desde hace cincuenta años; como se dice aquí: “Se criminaliza la protesta social”. Sin embargo, es curioso, en nuestro país nadie eleva la voz, ni se moviliza a la embajada de Irán cuando ese Estado viola sistemáticamente los derechos humanos de millones de mujeres iraníes e, incluso, si nos pone un cochebomba en pleno centro de Buenos Aires y asesina a ochenta y cinco argentinos. Israel, en cambio, es la contracara. Un milagro de sociedad que se ha sobrepuesto a todas las adversidades y ha creado un Estado modelo. Una democracia en la que están representadas, políticamente, también las minorías árabes. Con un sistema educativo que, en lugar de entrenar a terroristas suicidas y homicidas, se dedica a producir científicos y premios Nobel. Un país que no tiene petróleo ni “pampa húmeda” y que, sin embargo, exporta alimentos a Europa. Cierto es que defiende ese pequeño territorio con uñas y dientes. Sabe que, no importa lo que haga, no recluta amigos en el mundo y sí muchos enemigos.
Otra manera, repugnante, con la que se ataca a Israel es con la acusación de genocidio. Palabra, esta última, que ha perdido su fuerza significativa como consecuencia de su mal uso (según el Estatuto de
Tanto el grupo terrorista Hamas, que gobierna
Por suerte para la humanidad, también está, generosamente difundida, la enseñanza de ese judío de Nazareth, que solía decir: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
(*)Mauricio Ortín, Filósofo y ejerce en
Difusion: www.porisrael.org