DURAS CONDENAS A RADICALES ISLAMICOS



Cinco musulmanes radicales australianos han sido condenados a penas de entre 23 y 28 años de prisión por planear ataques en protesta por la participación de su país en las guerras de Irak y Afganistán.
Según el magistrado Anthony Whealy, ninguno de los condenados, cuya identidad no puede ser divulgada, mostró remordimiento o arrepentimiento alguno, ni renunciaron a sus creencias extremistas.
Durante el juicio, el Tribunal Supremo del estado de Nueva Gales del Sur consideró probado que los condenados acumularon armas y material para fabricar bombas con intención de perpetrar una masacre en Australia.
Fueron detenidos a finales del 2005 y la Policía descubrió en sus casas de Sídney instrucciones para elaborar artefactos explosivos y propaganda extremista, así como imágenes de los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos y vídeos de decapitaciones.
El fiscal Richard Maidment dijo que los cinco acusados consideraban la participación de Australia en las guerras de Afganistán e Irak como “actos de agresión contra la comunidad musulmana en sentido amplio”.
En el proceso, que se ha prolongado durante 10 meses con la comparecencia de 300 testigos, la fiscalía aportó extractos de una conversación telefónica en la que uno de los acusados afirmaba que la yihad (guerra santa) es una obligación para todos los musulmanes, y que Alá les otorgará el paraíso cómo mártires.
Al menos uno estuvo en campos de entrenamiento para terroristas de Al Qaeda en Pakistán y otros tres ensayaron ataques dentro de Australia. Uno de sus objetivos era al parecer la central nuclear de Lucas Height a las afueras de Sídney, pero nunca llegaron a fijar un blanco claro.
La sentencia pone fin al mayor juicio por terrorismo de la historia de Australia, país que nunca ha sufrido un ataque terrorista, pero sus ciudadanos e intereses nacionales sí han sido objetivo de ataques en el extranjero, concretamente en Indonesia.