
Yemen, la guerra del futuro
Por Rubén Kaplan para Guysen International News
Transcurridos pocos días desde la captura de Mohammad Ahmed al Hanak, presunto jefe de Al Qaeda en Yemen, y un mes desde que el ejército yemení lanzara sus mayores ataques contra refugios de Al Qaeda en la República de Yemen en años, su presidente Ali Abdullah Saleh, sorpresivamente, anunció que está dispuesto al diálogo con la red terrorista, a pesar de las presiones de EE.UU. para que el país de Medio Oriente desmantele al citado grupo.
Washington afirma que la presencia de Al Qaeda en Yemen es una amenaza a la seguridad global desde que la organización islamista reivindicó un reciente intento de ataque contra un avión de pasajeros estadounidense, cuando iba a aterrizar en la ciudad de Detroit. Como consecuencia directa de este episodio, Estados Unidos incrementó la ayuda a Yemen, en dinero y entrenamiento, para combatir a la organización terrorista. En lo que señalan como una actitud paradójica, voces críticas de la oposición del gobierno norteamericano denuncian que la posibilidad de obtener información crucial sobre operaciones de Al-Qaeda en Yemen, se perdió porque la administración de Barack Hussein Obama decidió procesar a Umar Faruk Abdulmutallab como un delincuente común y no como terrorista. Peter Hoekstra, el diputado republicano de más rango en el comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, ha declarado que "esta Administración está tomando a la ligera la amenaza del terrorismo". Luego de haber confesado en su declaración inicial al FBI su intención de volar el avión con destino a Detroit y de jactarse que Al Qaeda, lo entrenó y le suministró los explosivos cosidos en su ropa interior y que además estaba preparando a otros 20 jóvenes musulmanes en Yemen para misiones similares contra territorio estadounidense, Umar Faruk Abdulmutallab, el abogado nigeriano de 23 años, en virtud del cambio de fuero penal, siguiendo el consejo de la defensoría de oficio, se declaró inocente de los cargos que se le imputan y redujo a la mínima expresión su cooperación con los interrogadores del Federal Bureau Of Investigation. Los servicios de inteligencia británicos conocían los "múltiples contactos" entre extremistas islámicos en el Reino Unido y Umar Farouk Abdulmutallab, el acusado por el atentado frustrado en el avión a Detroit, pero esta información no fue transmitida a las autoridades estadounidenses, según fuentes de la lucha antiterrorista. Según el diario Londinense “The Sunday Times”, que cita a expertos en la lucha antiterrorista, durante su estadía en la capital inglesa, el africano musulmán, Abdulmutallab, había intentado ponerse en contacto con extremistas que estaban bajo la vigilancia del MI5, el servicio de seguridad de Reino Unido. No obstante que Estados Unidos ya se había quejado de que Yemen llegaba a acuerdos con miembros de Al Qeada y los liberaba de prisión a cambio de la promesa de no reincidir en el extremismo y la creencia que algunos de estos terroristas volvieron a la rama local de la red, el presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, si bien prometió que su gobierno está "determinado a enfrentar los desafíos" que supone Al Qaeda y que sus fuerzas de seguridad perseguirán a cuantos militantes rechacen deponer la violencia tanto como les sea posible, también dejó un resquicio para la negociación. En una entrevista con el canal de televisión Abu Dhabi afirmó: "El diálogo es la mejor forma, incluso con Al Qaeda, si dejan sus armas a un lado y recuperan la razón". "Estamos listos a llegar a entendimientos con cualquier persona que renuncia a la violencia y el terrorismo", dijo el mandatario a la agencia de noticias Europa Press. Más escéptico, el gobernador de la provincia yemenita Shabwa, Ali al- Rassas declaró que decenas de combatientes de Al Qaeda se esconden en una remota zona del empobrecido país del sur de la Península Arábiga y que cientos de islamitas, entre los que predominan egipcios y sauditas, procedentes de Afganistán, se asociaron con miembros de la rama local de Al Qaeda y se ocultan en las cavernas de las montañas Kour, en Shabwa. Entre ellos está el líder de operaciones de Al Qaeda en la Península Arábiga, Nasser al-Wahishi, uno de los 23 prisioneros que escapó de la sórdida prisión de máxima seguridad en Sana’a, en febrero de 2006. Las amenazas de Al Qaeda de atacar intereses foráneos en Yemen, que originaron los cierres temporales de las embajadas de EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Francia y Japón, constituyen un nuevo desafío para el presidente Obama, quien deberá soportar las presiones que lo conminan para actuar con la mayor energía posible. En ocasión de la visita que hizo a Yemen en agosto pasado en su carácter de presidente de la comisión de Seguridad Nacional de EE.UU. el senador Joe Lieberman, éste vaticinó premonitoriamente: "Afganistán es la guerra del presente, pero Yemen puede ser la guerra del futuro"
Por Rubén Kaplan para Guysen International News
Transcurridos pocos días desde la captura de Mohammad Ahmed al Hanak, presunto jefe de Al Qaeda en Yemen, y un mes desde que el ejército yemení lanzara sus mayores ataques contra refugios de Al Qaeda en la República de Yemen en años, su presidente Ali Abdullah Saleh, sorpresivamente, anunció que está dispuesto al diálogo con la red terrorista, a pesar de las presiones de EE.UU. para que el país de Medio Oriente desmantele al citado grupo.
Washington afirma que la presencia de Al Qaeda en Yemen es una amenaza a la seguridad global desde que la organización islamista reivindicó un reciente intento de ataque contra un avión de pasajeros estadounidense, cuando iba a aterrizar en la ciudad de Detroit. Como consecuencia directa de este episodio, Estados Unidos incrementó la ayuda a Yemen, en dinero y entrenamiento, para combatir a la organización terrorista. En lo que señalan como una actitud paradójica, voces críticas de la oposición del gobierno norteamericano denuncian que la posibilidad de obtener información crucial sobre operaciones de Al-Qaeda en Yemen, se perdió porque la administración de Barack Hussein Obama decidió procesar a Umar Faruk Abdulmutallab como un delincuente común y no como terrorista. Peter Hoekstra, el diputado republicano de más rango en el comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, ha declarado que "esta Administración está tomando a la ligera la amenaza del terrorismo". Luego de haber confesado en su declaración inicial al FBI su intención de volar el avión con destino a Detroit y de jactarse que Al Qaeda, lo entrenó y le suministró los explosivos cosidos en su ropa interior y que además estaba preparando a otros 20 jóvenes musulmanes en Yemen para misiones similares contra territorio estadounidense, Umar Faruk Abdulmutallab, el abogado nigeriano de 23 años, en virtud del cambio de fuero penal, siguiendo el consejo de la defensoría de oficio, se declaró inocente de los cargos que se le imputan y redujo a la mínima expresión su cooperación con los interrogadores del Federal Bureau Of Investigation. Los servicios de inteligencia británicos conocían los "múltiples contactos" entre extremistas islámicos en el Reino Unido y Umar Farouk Abdulmutallab, el acusado por el atentado frustrado en el avión a Detroit, pero esta información no fue transmitida a las autoridades estadounidenses, según fuentes de la lucha antiterrorista. Según el diario Londinense “The Sunday Times”, que cita a expertos en la lucha antiterrorista, durante su estadía en la capital inglesa, el africano musulmán, Abdulmutallab, había intentado ponerse en contacto con extremistas que estaban bajo la vigilancia del MI5, el servicio de seguridad de Reino Unido. No obstante que Estados Unidos ya se había quejado de que Yemen llegaba a acuerdos con miembros de Al Qeada y los liberaba de prisión a cambio de la promesa de no reincidir en el extremismo y la creencia que algunos de estos terroristas volvieron a la rama local de la red, el presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, si bien prometió que su gobierno está "determinado a enfrentar los desafíos" que supone Al Qaeda y que sus fuerzas de seguridad perseguirán a cuantos militantes rechacen deponer la violencia tanto como les sea posible, también dejó un resquicio para la negociación. En una entrevista con el canal de televisión Abu Dhabi afirmó: "El diálogo es la mejor forma, incluso con Al Qaeda, si dejan sus armas a un lado y recuperan la razón". "Estamos listos a llegar a entendimientos con cualquier persona que renuncia a la violencia y el terrorismo", dijo el mandatario a la agencia de noticias Europa Press. Más escéptico, el gobernador de la provincia yemenita Shabwa, Ali al- Rassas declaró que decenas de combatientes de Al Qaeda se esconden en una remota zona del empobrecido país del sur de la Península Arábiga y que cientos de islamitas, entre los que predominan egipcios y sauditas, procedentes de Afganistán, se asociaron con miembros de la rama local de Al Qaeda y se ocultan en las cavernas de las montañas Kour, en Shabwa. Entre ellos está el líder de operaciones de Al Qaeda en la Península Arábiga, Nasser al-Wahishi, uno de los 23 prisioneros que escapó de la sórdida prisión de máxima seguridad en Sana’a, en febrero de 2006. Las amenazas de Al Qaeda de atacar intereses foráneos en Yemen, que originaron los cierres temporales de las embajadas de EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Francia y Japón, constituyen un nuevo desafío para el presidente Obama, quien deberá soportar las presiones que lo conminan para actuar con la mayor energía posible. En ocasión de la visita que hizo a Yemen en agosto pasado en su carácter de presidente de la comisión de Seguridad Nacional de EE.UU. el senador Joe Lieberman, éste vaticinó premonitoriamente: "Afganistán es la guerra del presente, pero Yemen puede ser la guerra del futuro"